Campos verdes, verdes sueños,
verdes sueños, letras verdes,
palabras que se hacen versos
y versos que se hacen duendes.
Versos blancos, blancos versos
que se agolpan en su frente,
que escriben cuando el mundo calla,
que callan cuando el hombre miente.
Que a tientas pregonan las sendas
y el mundo vierte en sus aguas,
campos verdes, primavera
que el tiempo riega y descalza.
Hoy quisiera equivocarme
al juzgar con mis palabras…
versos que saben a cobre,
cobre que me sabe a nada.
Hoy quisiera comprender
que, al buscar en su templanza,
un silencio que sea dios,
un dios: la madrugada.
Que cada palmo del camino
que mi ser recorre y vaga,
descubra en el alma un río.
arroyo de aguas claras.
Campos verdes, verdes sueños
que tiñen de azul la
montaña,
una gaviota se acerca
para mezclarse en sus algas.
Hoy el monte se ha hecho grande
y el río un mar de plata,
pero mi sueño sigue siendo
sentir lo que siente su alma.
Su alma verde, verdes campos
que a las nubes se declaran;
allí los duendes secretos,
allí sus coquetas faldas.
Que el hombre puebla de orgullo,
que orgullo llena de mapas,
ya no laten en él los mundos,
ya no sueñan allí las barcas.
Campos verdes y desiertos,
cálidas aguas sagradas,
salva el verso que escucha…
siente el verso que habla.
-2011-
Muy bonito me atrapo.
ResponderEliminarGracias, Jonathan. Venía en el tren desde Orense y la verdad lo escribí bastante rápido, los sentimientos fluían
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