Hoy nos conocimos,
¿te acuerdas?. Tú tenías treinta y dos,
yo treinta y cinco.
Las luces de la calle
se unieron
para dedicarme aquel momento. Y me sentía
en paz.
Ya era hora que se detuviera el tiempo
dentro de mí
y lo retuviese un instante.
Fue hermoso… Te miraba
con ojos de niño,
de vagabundo,
perfil de trovador. Pero no pensé,
sólo te sentía.
Caray! Qué bonita eres!- te dije.
No dudaba.
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