Algunas veces
me refugio en la sombra de mi alcoba
e intento dormir…
Mi alcoba es cándida, celeste. Su licor es
un aroma de cielo
que aspiro cuando cierro los ojos y
penetro en ella,
desnuda.
Yo ya no soy yo: me lleva…
y yo me dejo llevar por ella
derramando sus lágrimas entre mis labios.
Yo le pregunto: "¿por qué duermes
lejos?" y ella se da la vuelta
y se enciende para mí.
Su mirada es insegura,
pero sosegada…y no habla.
Así mi soledad.
- 1989 –
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