De todo
cuanto arrastra este cosmos
por la senda
de la orgía,
lleno de
atómica pureza,
nada
pretende mi alma.
Esculpí en
el mármol de la vida,
sin la
espada avasallé el futuro
y fui
vencedor sin ser vencido.
Mi mano se
aferró a la mina
y rescató el
sueño del iluso,
entonces,
fui dueño.
Ahora
cantaré lo que siente
esta alma
del tiempo.
ALBERTO
VILLEGAS VILLEGAS. Derechos de autor
Interesante, pero no sé para qué tantos apellidos. Si "derechos de autor" es un título, debe ir antes que el nombre.
ResponderEliminarNo es eso lo importante, Raúl, le diré al administrador que no lo cite así. En pocos versos Alberto recorre una vida: su alma del tiempo. "Nada pretende mi alma" me gusta, es un verso que continúa el poema pero lo conmina a la vez. advierto la resolución de un conflicto, pero también echo de menos una definición más. El "alma del tiempo" detonaría el poema mejor en unos primeros versos, "esta" no me termina de encajar... pero el poema define lo que siente Alberto. Su alma no busca sensualidad,ni pasión ni dominio: sólo saber qué siente
ResponderEliminarTú lo has dicho... Con el transcurrir del tiempo el poeta apela a su alma, iluso dueño de lo que rescata en sus letras, vencedor de una batalla sin pretensiones. Pero el alma no tiene, si quiera, el beneficio de la autoría sobre su transcurrir.
EliminarEl tiempo también es parte y juez de lo que las palabras definen, no es secundario sentir lo que ellas dicen, es importante, pero también son prisioneras del camino, sujetas a los cambios del tiempo. Buscamos disfrazarnos de camino, pero no conseguimos desprendernos de la formalidad del tiempo
ResponderEliminarUn tiempo deformable para todo lo propiamente significante. A veces las palabras se adelantan a los hechos y nos marcan un rumbo que todavía no entendemos.
ResponderEliminarLas palabras emanan de una parte del cerebro humano que no conocemos, que nos hacen raíz y semilla a la vez de lo que ellas mismas evocan. ¿Por qué?, ¿quién lo sabe?: muchas veces las palabras nos descubren mundos... pero también saben más de ellos que lo que nosotros podemos entender.
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