en tono de bronca y lo único que entendí fue “máquina
de arriba”. Bueno, ya me bañé. ¡Bah! No importa, no te pongas a pensar, que no
vale la pena. Mañana, bueno, a ver cómo queda aquello. Aunque no me cayó tan
bien.
Begoña,
pero, en fin, es mejor un cumpleaños allí que en otro sitio. No sé Lourdes,
creo que ya le hice bastante daño con nuestra inconsciencia, pero es igual
porque el día que se lo quiera decir, se lo digo. Ya sabes que no me importa lo
que piensen los demás de mí, sólo mis amigas. Hoy, cuando escribía en el
fallado, Quico puso la cinta Vive. Y escuché la canción. Dejé de escribir, subí
las escaleras para escucharla mejor y me encantó. Creo que me va a gustar
empezar a cogerles la letra. Me gustaría oírla cantando. Tendré que esperar al
día en que me encuentre solo. Yo le diré a mi madre que el día de mi
cumpleaños, cuando me llamen Alicia y Pepi, era ese grupito de dos de la costa
que no recordaba, que lo hagan por la tarde. Y Pily, un coche R-5 blanco, matrícula
Va. Bueno, pues delicioso.
Decía que no saberme poner el reloj por
comodidad, diría Isabel. (Y algo de eso puede ser), porque siempre temía
romperlo. Hoy me lo puse. Lo pongo en la muñeca y luego lo giro. Mi padre aún
no vino y los dos están en la cocina. No quiero entrar allí, así que me quedo
hasta que le oiga venir. Tengo ganas de seguir leyendo el libro de Follas
Novas. Intento traducir los poemas al español. Pero lo tengo que leer
tranquilo, lo empecé a leer en la cama. Quico tenía la luz encendida. Me va a
molestar que a Vigo tenga que ir con mi padre y venir con él. Esta mañana, al
marchar mi madre, creo que desde la casa de mi tía, me dijo que regase. Si, un
rábano, me siento tan libre.
Mira el poema que hice esta mañana.
Termina rimando para que llame más la atención. No es mucho el roce que tengo
con Claudina, aunque sigo pensando que me gustaría que me lo hubiese dicho
antes, creo que sólo le dije “hola” uno o dos días. Un día que iba a buscar el
pan y un domingo. No recuerdo más. Bueno, el pantalón blanco y llevaré la
camisa azul a rayas verticales. El pantalón puedo limpiarlo un poco con la
esponja el mismo domingo. Voy a andar un poco, si no me aburro. A lo mejor
entro en la cocina. Entré y cogí un damero. Al cabo de un rato, me dijo mamá:
“Vas a ir a Vigo mañana para aprovechar”.
Yo seguí escribiendo porque sería el mismo
rollo de siempre: ¿No aproveché en los cestos?. Pero Mariora me parece que le
apoya, me hizo intención de quitarlo, diciendo: “Escucha, te están hablando”. Entonces
le dije lo del autobús y me respondió: “No vas a ir a los dos a la vez. Tendrás
que pagar el bus”. Todo es ir a Vigo.
Aún no sé cómo será para cuando marche a
las diez y tenga que hacer todo. Ahora, antes de acostarme, le guardo los
perros a Quico. Y si el servicio está ocupado y tengo ganas, por la puerta
trasera del garaje. Bueno, está la luz encendida. Voy a hablarle de cualquier
cosa. Este domingo, a Pily, y el próximo, a Luisa. Bueno, porque baila, y Sauli
tiene novio. ¿Qué te parece?. Además, creo que en el centro que me dijeron en
el autobús se trabaja con materiales tan diminutos. Voy a dejarte, no se me
ocurre nada, voy a leer a Rosalía.
Estoy aquí, en Ramallosa, voy a ir a Vigo,
me dijo el chico que las tres están en aquel centro. Bueno, vamos a esperar a
su hijo para que quede en la tienda. Tengo que llamar a Pily, no sea que no
quiera venir el viernes, día de todos los Santos. Pensaba decirle que iría yo,
pero no voy a poder hacerlo por el día que es. Salir sí pienso salir y, si es
así, no voy a saber a qué otro sitio. Bueno, ahora estoy escribiendo. El
problema va a ser Ana. Yo te tengo a ti, al menos, me molestaría estar pasando
de un lugar a otro, como hay alguien que hace. Me dicen: Hola, pero no sé
verdaderamente lo que estarán pensando, aunque no creo que piensen mucho
porque, si fuera en otro momento, pudiera, pero una mañana, mientras espero que
venga una chica, aunque ellos no lo saben. La respuesta será al final, como
siempre es así. No me sale nada acorde.
Estoy viendo aquí el pantalón que no se
rompe, me da más seguridad. Ya cogí varias hojas más, junto a la mesa de Quico
había varios papeles tirados y cogí las dos hojas grandes que había. Pero ya vi
donde tiene la papelera y está llena. Cuando el señor me dijo que estaban allí,
al principio no me lo llegué a creer, pero los dos sitios coinciden en estar en
el Calvario, es una pista. A ver si en Vigo me acuerdo de comprar sellos y
sobres. Si es así, veré a las tres antes de lo que pensaba. No me voy a quedar
pasmado mirando las piernas de quien pase. Bajé la cazadora azul, pero la
pienso dejar en la tienda.
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