Me parece genial la idea que me diste, ¿sabes?.
Siempre
sé que volverás. Nunca sé cómo esperarte, pero pienso que tú quieres que te
espere tal y como soy. Tú eres la belleza de cada día, el suspiro que impulsa
mi vida: a ti te espero, ya sabes cómo. Y esa pregunta impertinente, esa
pregunta que no para de intercalar ruido entre nosotros, no es parte de la
vida. Podemos hacer de la vida una sola cara, podemos descubrir ese tesoro
tanto tiempo guardado. Todo se puede, si se vive en el empeño. Y embarcarse
pronto, todo lo que has deseado, que el barco ha llegado a su puerto. Tal y
como lo deseaste un día tu esperanza lo consiguió: ese trocito de esperanza. Tú
la negaste al no confiar en ella, pero nació, el vigor de tu mente, todo el
calor de tu sentimiento le impulsó a desarrollarse cada día más. Es tal vez
todo eso que pudiste considerar fracasado: ya viste que no lo era.
Ahora
se disolvió cada uno de los corazones que comparten contigo la ilusión de paz,
la esperanza del amor. Todo para volver, coronado de esplendor. Me doy cuenta
que si empezase a escribir esto antes, los poemas que supusiesen un impulso
para mí estarían aquí, conmigo, y los que hablasen de la vida estarían allí…
pero bueno, así está mejor.
Me
pareció que esto ya la habías escrito, pero no importa: a mí me gusta; ya sé
que a ti también. ¿Sabes de qué me he acordado ahora?... de Susana: ella va a
ir el tercer domingo a Vilariño. No te llamó, pero tú bien sabes que esos días
bien se fueron llenando de los sueños que concebiste. Ella hace otra labor:
ella te dice que ese día también está a su lado como una prolongación de todo
cuanto quiso significar para ti. Ahora ya sabes que no importa cuanto venga,
pues el día que te la encuentres será ese mañana tan soñado para ti.
Bueno,
son las nueve y cuarto, aún no llegaron. Aún me queda un poco hasta que vengan.
Sí podemos escribir a los abuelos, ya viste la libreta que te regalaron. No me
lo niegues, pillín… te queda la dudas de si te habría dado un beso María.
Bueno, si, aunque me preocupa que ella piense eso. Cuando vengan, a mí me gusta
Begoña.
Lástima
que no haya más días de mi cumpleaños en los que pueda repetir el que ella
venga conmigo a comprar algo. ¡Lástima!, porque ahora me vuelvo a quedar solo
frente a la tempestad… a merced de las olas que se alborotan. Mañana tendré una
nueva esperanza, pero debo esperar. Me vuelvo a sentir solo y mi barca está a
punto de zozobrar: mi barca infantil.
Ya
ves la cantidad de sueños que se reflejan sobre este fondo azul de la ilusión.
La plenitud también es como vosotros, pero es también mi mejor forma de
expresarme en esas otras ocasiones. En un fondo hermoso, cada vez que lo miro,
quiero penetrar más y más en él, pero también es bello el que hoy vaya
recogiendo pequeños pedazos por el camino. Ya sabes el sentido que puedo
darles: sé que proceden de tu amor de esa pequeña estrella escondida en lo más
íntimo de tu ser… me gusta saber que voy acercándome cada vez más a ella,
porque así todas mis palabras encontrarán la mayor variedad de sentidos que
inspira tu presencia conmigo.
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