La luna se fijó hace
tiempo
y no pudo arrebatarle
el corazón.
El pensar a veces es
bueno:
pensar que puede
hacerse realidad,
que vives en un sueño
en el que te aguarda todavía,
que se quedó contigo,
que tiene el manto de
la realidad que tanto hemos deseado.
No hay afuera, todo
es interior
para ese infinito que
hemos deseado remover
en nuestra dicha.
El final es como para descorchar una botella de champán y ponerse ebrio de burbujas.
ResponderEliminarEl principio de algo que nos entra así a la comprensión no es tanto cómo se dice, porque cada palabra lleva un idéntico ritmo, una armonía. Y a veces las palabras decoran, pero no apuntalan
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