Caminando sin cansancio;
el final me dice que
es ligero mi equipaje.
Es como una luz
infinitamente grande
que me llama desde su
amor.
Aquel barquero me
espera
para dar fruto a la
cosecha.
Veré apagarse mis
heridas,
secarse el sudor.
Es como un sol, un
sol vivo
más grande que la
inteligencia,
que me habla, que me
habla de libertad,
de libertad viva.
Si no lo quieres,
déjale;
pero no le mates.
Aún no acabo de entender este pensamiento fastuoso, pero sé que se esconde algo detrás de un Sol.
ResponderEliminarFausto nos enlaza pensamientos, unos más claros que otros, pero digo como tú, que a través de ellos se percibe un sol. Quizás las dos últimas frases lo que quieran es maquillar el pensamiento, no lo llegan a deslucir del todo
ResponderEliminarLa poesía es un arte de maquilladores!!!
ResponderEliminarAsí es, Raúl. Los maquillajes siempre nos hacen encontrarnos con una realidad que pervive en nuestros adentros y es la que nos guía. Nunca nos tapa, por lo tanto, la visión de la verdad, sino que nos la hace más clara, porque es dejar hablar a lo que estaba callado
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