A través de mi
bola de cristal
puedo ver
los errores de
mi pasado.
Puedo ver a mis
seres queridos que
se han marchado,
puedo ver las
lágrimas que tanto
he derramado.
Las heridas que
no se me han curado,
el amor que
me has negado,
y las ilusiones
que contigo se
han marchado.
Veo lo cobarde
que fui
por no haber
dicho que no,
por haber
dicho que si.
Mi arrepentimiento
crece, y ese dolor
nunca se desvanece.
A través de mi
bola de cristal
puedo ver
los errores de
mi pasado.
Pero cuando
mi presente,
siento que mi
tiempo se ha hecho
permanente.
Otra oportunidad,
no la espero,
sólo deseo conocer
el sentimiento
de mi libertad.
Una bola de cristal para anticipar el futuro con las respuestas que, tal vez, nunca deseamos!!!!
ResponderEliminarNo siempre es necesaria una bola de cristal, Rosa, pues el futuro es resultado de lon que hoy estamos construyendo.Nosotros dirigimos la embarcación. No debemos llamarles errores del pasado, porque a través de ellos en su tiempo pudimos caminar (tal vez no tuviéramos otra salida) y hoy de ellos podemos aprender. No son, por lo tanto, errores, sino oportunidades. Pero el hecho de revisarlos es un acto de renovación.
ResponderEliminarLos errores son los pasos y las huellas de nuestros pasos (la oportunidad del camino).
ResponderEliminarRaúl
Errores hasta un cierto punto, Raúl, porque si logramos sacar de cada uno una enseñanza, habremos reconvertido los errores en algo más productivo
ResponderEliminarEn la economía de este país sucede lo mismo: convierten errores lamentables en algo más productivo, cercano a sus tesis.
ResponderEliminarPero esto es lo que hace más lenta nuestra evolución: un país nunca es una persona.
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