- Para decir lo
que siento
me basta besarte los
labios,
para sentir lo que digo
sólo mirarme…
en tus ojos
para volar como una
cometa
me basta abrazarte,
desgarrarme en tus
brazos,
- pero hay un
silencio que no entiendo cuando toco tus manos y siento la ausencia
y, perdido entre las
rejas del pasado, intento reconducir mi alma
hasta la mar que dejaste
sobre mi lecho
- tibio en la
alborada,
cuando despierte del
frio olvido
que recorre mi alma,
como mi corazón su existencia,
cuando el olvido se haya
vuelto esperanza.
- Nuestras manos
ya lo dijeron todo,
nuestros labios...
nuestras pieles ya todo
lo dijeron;
pero aún siento amor
cada vez que me rozas,
cada vez que el más
diminuto poro de tu piel se posa sobre mi cuerpo
y me hace sentir
escalofrío.
- No lo hemos
olvidado todo.
Te extraño
y te quiero también...
tal vez el tiempo nos
diga
lo que nunca hemos
sabido descubrir...
por nosotros mismos,
ocultos en el desierto.
Con la poesía puede pasar algo parecido: hasta que no convives con una obra no alcanzas a comprender toda su plenitud, porque las personas necesitamos descubrir, vislumbrar en ese objeto, retazos de nosotros mismos, reflejos de nuestros propios sentimientos e inquietudes. La convivencia con la obra es fundamental porque la hacemos y se hace partícipe de nuestro ser. Y así, en este punto, quiero decirte algo de este poema. Todo en él es inmensamente rico, es un poema de amor, de enamoramiento, de estar ensimismado en el sujeto amado de una forma recíproca. Pero el lector no siempre puede asistir con devoción a estos submundos del arte. Se necesita una cierta complicidad que no siempre se consigue. Por eso son fundamentales los momentos. En cualquier otro momento, en otro estado de conciencia, todo puede tomar distinta forma y lo que a duras penas pasaría apercibido podría recobrar más adelante toda su esencia. Así que no te preocupen ciertas críticas: lo que está bien hecho, lo que guarda una estructura plena, lo que es una sinfonía inviolable, permanecerá para el momento apropiado.
ResponderEliminarMe gusta tu espontaneidad, Raúl, tu dejarte llevar por lo que estiendes y sientes por dentro. Y te agradezco que seas así, natural, como lo eras siempre. Cada crítica debe ser un paso adelante
ResponderEliminar