Ven,
surca los cielos del ayer
y siente la brisa
perforar tu alma.
Ven,
déjala que sea barricada
en el jardín
de tus entrañas.
Déjala que lave el dolor,
que lave las penas,
que abrace tu vida
y en medio de sombras
descubra el alba.
Se destello de plata,
destello de luna,
mirada de sol y suspiro
en el candor del alma.
Ven,
descubre el silencio
y quiebra las sombras
de tu fosa amada.
Cánticos de luna llena
abrazarán tus noches
y serán reflejos
sobre los valles
que ansían tus labios
y mi boca helada.
Ven,
y deja que el túnel
vea tu lucero
hasta que se haga sol
en la bendita delicia
que tu boca derrama.
¡Una invitación a lo impropio de la delicia, al lucero y al túnel de la entrepierna donde la boca se derrama en amor!
ResponderEliminarMary Bell nos toca a todos las emociones, al túnel de la entrepierna no llegó todavía. Su frescura, su juventud nos transporta a todos a ese reino. No nos revela nuestra parte animal, pero nos permite comprenderla. Lo que esta poeta nos aporta es su inocencia
ResponderEliminarUna inocencia a gusto con las manchas de amor!!!
ResponderEliminarSi. es amor, pero también es deseo y aroma porque es brisa y es jardín, y es agua y es reflejo, pero al final todo se transforma en un beso. Una inocencia a gusto, si, pero nos conduce a través de ella. Nadie profana su templo si ella no quiere
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