El sábado pasado bajé a las nueve y media más o menos con las manzanas. Se las
pensaba llevar a Eulogio, al igual que el sábado pasado le llevé seis ciruelas.
Así le hacía una visita. El día aquél tuve que esperar por que él había salido,
esperé cerca de una hora más o menos. Hoy no llevé una camisa con bolsillo,
como la vez anterior, llevé el niki blanco y los guardé en los bolsillos.
Llegué allí y no estaba, así que fui hacia Belesar, pero al llegar a la cuesta
di la vuelta. No había llegado, así que planeé ir a Bayona a ver a Pilar y me
detuve a preguntar por Ramona, que se casó y había ido a Suiza. No les escribo,
no sé por qué, pero pienso que ahora tendrán otras preocupaciones. Se había ido
hace tres meses. No era antipática la señora que estaba allí.
Fui
a Bayona. pensé que la calle Virgen de la Roca era donde está el monumento,
pero no, es la primera que hay yendo a la Virgen. Pregunté varias veces: al
último que le pregunté, ya en donde debía ser su casa, fue a su abuelo y
apareció su madre. Les dije que le tenía que matar, en parte, porque estaba
enfadada conmigo.
En ésta última, como la vi, cuando ya nos íbamos a ir me quedé atento a ella
hasta que terminase de hablar. "No niegues que le querías dar un
beso". Bueno, es verdad, pero se marchó de allí y yo me fui. Me dijeron
que le mataría si la madre me dejaba. Aquello me animó.
Le iba a preguntar por Yoyo. Le hablé en una carta y entonces ella me dijo:
"¡Ah! tú debes ser Ángel". Aquel detalle me animó. Después me vine.
No me paré en lo de Eulogio, porque no estaba. Fui a hinchar la bici y le di a
Julia las dos manzanas, una me la había comido yo.
Muchas
veces, al guardar cien pesetas, me gusta comprar sellos. Mariora me trajo ayer
de Alcampo, el hipermercado, un lote de sobres. Muchas veces, es verdad que
cuando me dice Nacho: "¡Abre el portal de fuera!"… y yo no me lo tomo
a mal, porque me parece que siempre me buscara a mí para abrir el portal, pero
también pienso que a mala gana pero lo hago, aunque me pase murmurando todo el
rato.
Me animó el ir a Bayona a ver a Pilar, aunque al final no la encontrase.
También ella es mi ánimo, aunque personal muchas veces, el que no siempre
coincide con una idea que tengo desarrollada en algún poema, por ejemplo ésa
última que dije de que no la encontrase en aquel lugar, como fui a una carrera.
Hoy me agradó un poco a la hora de comer, porque mi padre buscaba el colador, a
mí me había dicho Malena que me sentase a la mesa. "Para no estorbar,
supongo, porque esto siempre lo dicen". Mi madre se enfadó, y dijo:
"Estas mujeres que no saben ordenar…" y Malena estaba delante. Salió
a la terraza y me dijo a mí: "No te rías".
El detalle ese de que me pongo el vaso más pequeño, el que no le pone a nadie,
o los cubiertos de igual forma; esto ya hace tiempo que no me molesta. En
muchas comidas que soy yo quien pone la mesa y me los pongo a propósito. Un
bolígrafo lo gasté todo escribiendo la primera libreta. Éste que tengo creo que
es el que continúo. Y ya se me está acabando.
Teniendo el cristal roto, me dicen que estropea la vista; sin embargo, por
ahora, yo no noto nada.
Mariora me dice que el papel lo tiene mi padre y él me dijo hace tiempo que no
lo tenía. A veces, en el pueblo o en cualquier otro lugar, se quedan todos
mirando hacia mí. Y eso me gusta.
El domingo pasado vi a Susana en el baile. Ya tiene novio y le pregunté por
Bea, le dije que viniera para éste. Ojalá sea así y traiga a Susy, porque tengo
ganas de verla. Este domingo creo que haré como la otra vez y entraré sólo para
ver si está, aunque antes voy a ir por casa de Isabel para terminar de grabar
la cinta del viernes, pues me quedó un poco, no sé si iré por los edificios de
Montaña.
Hoy vi a Cheli y a Merche. Chelo ya sé que está enfadada. ¡Bah!, no me importa,
porque se está volviendo igual que las otras. Merche me dijo que también, pero
no me lo creo, porque estoy seguro que la próxima vez que la vea en el césped,
me dejará pasar una tarde fantástica. Con Lupe y Gloria, las dos gemelas de
Gloria, la peluquera, una llamada Ana y otra más. Me ayudan, porque así ya me
siento olvidado de eso de las piernas y todo eso, aunque en el fondo lo piense
y caiga pensando en ello, pero es más el hecho de sentirlas jugando conmigo.
Hace varios domingos, salía del baile y, al pasar por allí, había varios
jóvenes y estaba también Anita. Algunas veces que estoy con ellas, les digo que
me den un beso y me lo dan: así me siento feliz. Merche también me lo dio un
día, así que no creo que esté enfadada. Ese día le dije a Ana que me diese uno
y me respondió que otro día, porque ése había mucha gente. "Tú también
piensas como chica mayor", me dije. Y me fui contento.
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