Ella me da la juventud que nunca tuve, que dejé escapar, dormido. No
quiero, no, que me dé sexo, infantilidad, inocencia… sólo que ella sea la
juventud, mi juventud. Lo sentí así desde el primer día, desde que ella se posó
en mis manos con un frescor de mariposa. Su cuerpo blanco, delicado… sus manos
frágiles, dulces, sus notas tiernas… ella me dio una sensación que yo
desconocía y añoraba. Sé que ahora debo cambiar todo lo que conocí, sé que
ahora debo dejar atrás muchas cosas… pero por ella merece la pena intentarlo,
porque es amanecer y noche al mismo tiempo, es abismo y es paz… y yo no tengo
miedo
de acercarme a sus pendientes, no, porque sé que si me caigo en los abismos
lo seré todo para ella… y ella lo será para mí. Me da algo que nunca había
sentido, que no puedo definir, que es superior a mis sentimientos. Sé que
podría estar enamorado de ella toda la vida… si me deja. Porque es mariposa y
sueño dentro de mí.
Sólo corazones sumidos en enamoramiento puden aprehender tales afanes. No siempre el amor nos devuelve su melodía, pero el poeta es un pájaro que canta y sueña, y cantando su alma se regocija.
ResponderEliminarlobezno
Vivirlo todo desde dentro muchas veces nos arrastra a sentirlo de igual manera, intensa y recíprocamente, pero encontramos su melodía en cada paso, en cada poro de nuestro cuerpo. Y a pesar de todo el poeta nunca deja su canto porque es lo que le une a la vida
ResponderEliminarExtraordinarios comentarios!
ResponderEliminarEl poema se acerca al (AMOR FÉ) sentimiento en mayúsculas, casí como la mística de San Juan de la Cruz en una poética sensual y corpórea.
Me alegro que lo veas así, Raúl: un paso hacia delante, ver que la vida continúa. Nuevos sentimientos, nuevas realidades. Muchas veces es el miedo a estancarnos lo que nos cohíbe, ése es uno de los miedos que muchas veces nos acompaña
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