Huele a bosque el amanecer...
y un rumor a incienso penetra en mis
pupilas
y en mi aliento.
Sus hojas caen a mis pies
como si fueran copos de nieve
y son hojas secas que el viento arrastra a
ninguna parte:
se perderán...
igual que me pierdo yo en este sombrío
paisaje
cubiero de sueños.
Me siento niño
y no por mi culpa me siento niño en este
mundo
de color azul.
Las hojas como si fueran barquillos de
papel
y de escarcha. Me siento libre
y un aroma dulce recuesta mi alma
sobre la arena.
Sólo el rumor del alma me hace compañía,
sólo el silencio.
2006
Es que, a veces, solo a veces, el silencio envuelve con su música nuestros sueños.
ResponderEliminarBesicos.
Poema perfecto. Es algo parecido a la soledad del desahuciado, la soledad del que ya no espera nada. Una especie de caer para renacer. Un renacimiento de silencio y secreta complacencia. El alma liberada de todo el peso de la existencia, consciente de su propia existencia.
ResponderEliminarlobezno
Tienes razón, Cuillermo. Son esas veces en que nos sentimos presos de un entorno embriagador e invulnerable
ResponderEliminarTienes razón, lobezno. Es un sentimiento que me agrada: mirar lo que hay a mi alrededor, sentirlo también, pero dándole la voz a él, a ese entorno: limitarme a expresar lo que miro y lo que huelo. En mi caso no es fácil, pues siempre le doy algo más. "El alma liberada, pero consciente de su prpia existencia": son palabras muy ciertas. También yo aprendo, ya ves
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