Y el verdor de sus labios resonó entre la
noche
y me hizo sentir la ausencia…
le pedí que me mojara y ella me dio la
madrugada
plena de ruiseñor y esponja.
El clamor de unas aguas resopló en mis
oídos…
desnudo de impaciencia, inocente y desnudo
a la vez:
y desde ese sentimiento que me daba su
alma
sentía la fuerza… la fuerza y la fe.
Y ese frescor de infancia fue brotando en
mí… como un sueño
y ese frescor idílico me hizo sentir su
piel
y la luna vertió en un vaso lo que dentro
de mí latía…
caminaba envuelto de un rumor constante,
repleto de ilusiones y repleto también
de un amor…
el que había sido.
2010
A veces, un poco de pasión vertida en nuestro corazón, es suficiente para enbriagarnos de amor y... caminar como "tontos" por la vida.
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Besicos.
"el amor que había sido"... mmm... a veces ese rumor no nos deja ver al que aparecera cuando doblemos la esquina... no "el que había sido" si no "el que será" y pronto "el que es". Muy bueno. Un abrazo
ResponderEliminarPablo, Guillermo... os agradezco vuestras palabras. Éste es el primer poema que acompaño con una foto, espero que esto me permita enseñaros las excelencias de mi tierra. El amor cuando se siente nos impulsa a fijarnos en esas otras cosas que para el ojos y para los sentidos apenas se ve, pero que se percibe misterioso y pleno de alguna manera
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