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Escarbo tus carnes buscando
lo que no he hallado en mí.
Me adentro en tu ser mojado
para perderme y ser feliz.
Cuántos besos te he dado,
cuántas caricias sin fin.
En tus pechos he encontrado
la savia que me hace vivir.
Siempre te amado es cierto,
como lo hiciera Caín.
Besos de sangre heridos,
deseándote hasta morir.
Penetro tu ser y ahogo,
aferrado fuerte a tu crin.
Montando auroras de oro,
por tu fuego hasta bruñir.
Me ha llegado hasta el fondo la sublimidad de las crines y el apareamiento equino que no desmiente la claridad de los bruñidos... El amor informal se deleita con la animalidad de las formas...
ResponderEliminarEn la habitación cerrada a solas con nosotros mismos desaparecen los adornos y las fantasías y las paredes se nos hacen cómodas e informales: entonces vemos la realidad, cuando desaparece el universo
ResponderEliminarEstoy un grado más abajo de tu universo, cerca del apareamiento y no del emparejamiento el glúteo aún se asemeja al glúteo aunque más tarde se dulcifique en estrella.
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