Al principio de
escribir me pareció una burrada de papel. Y cuando pienso como ahora, me gusta
escribir lo que me pasa. En cualquier momento puedes recordar… y te ayuda
incluso a dar tus propias respuestas.
- Me parece que te noto algo más tranquilo
estos días.
- En Santander, me encanta la idea de ir de
caballada, como decían ellas.
- Lo que no me gustó tanto fue la palabra que
dijiste ayer: escoñó… No sentó bien, parecía extraño en ti y tú así bien que lo
sentiste. ¿Sabes lo que te digo, refiriéndome al poema?, lo miré de reojo:
confía en ese aire. Nunca te faltará.
Una
foto para Pily, si, me gusta la idea. Aquí me consideran guapo, es algo que no
hay que olvidar. Me parece que me dijo que no iba a venir más en la semana, o a
partir del lunes no me acuerdo, hoy que tengo la mano valiente. Me anima
también ver señoras que pueden verme aquí, sentado: la señora que vino con sus
hijos y se metió en a casa, la otra que sacude la alfombra. A veces pienso que
ellas lo reconocerán, o tal vez sus hijos, si lo publico cuando muera. Bueno,
estas hojas se tirarán…
Sólo serán hojas marchitas
que se harán parte de la tierra
para engendrar nuevas ilusiones.
Se fundirán en el deseo
de que quisieran alcanzar las estrellas
y se dieron cuenta
de que no pudieron.
Al final
serán hojas caídas
nada más.
Si lucharon, si vivieron… entonces
acompañarán
el nuevo amanecer.
Me parece
que voy añadiendo amaneceres a cada
mañana
que me ve contigo. Me parece que se
prolonga la vida
un instante más a tu lado,
para el cielo.
Es este ver estrellas, ver alegría a mi
alrededor,
caminos que se cruzan
y yo parezco reconocer.
Siento una sonrisa
que se hunde más en mí,
la compañía que siempre he deseado.
Mis palabras
hacen realidad en mi corazón.
Lo pongo aquí, porque entre los poemas casi
todos hablan de eso mismo.
Les diré a todos que escribí una poesía
dedicada al taller. Aunque no la lea o la escriba, me quedará la satisfacción
de darle una morada, un sentido. No está mal… ¿y por qué no?: también añadiré
la anterior. No se les pueden llamar estrellas.
En
el mismo taller le hice un poema a esa furgoneta, se lo quieren leer. Y porque
sólo habla del auto.
Entonces sales tú. ¡Vamos!,
les dices a todos. Les veo alegres,
orgullosos
con tu compañía.
Aventuras de cada día, de cada mañana… aventuras
Aventuras de cada día, de cada mañana… aventuras
que cuentan conmigo
para soñar.
Una ruta que no morirá, un camino
esperando su despertar
como cada mañana. No, no te conozco,
pero siento esa fragilidad
que quiso hacer mía.
Y ya lejanos siempre serán sueños
en donde estés tu presente.
A mí siempre me animabas tú.
Voy
a ir a Santander: tres días de caballada, como dicen ellos podría escribir.
Ya verás en Santander y viernes.
Descanso, apacentado como un marsupial de destino, paladeando tus infinitos amaneceres...
ResponderEliminarPerdona mi atrevimiento:
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Sólo serán hojas marchitas
que se harán parte de la tierra
para engendrar nuevas ilusiones.
Se fundirán en el deseo
de alcanzar estrellas.
Al final
serán hojas caídas
nada más.
Si lucharon, si vivieron… entonces
acompañarán
el nuevo amanecer.
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Me parece
que voy añadiendo amaneceres a cada mañana.
Me parece que se prolonga la vida
un instante más a tu lado,
para el cielo.
Es este ver estrellas, ver alegría a mi alrededor,
caminos que se cruzan
y parezco reconocer.
Siento una sonrisa
que se hunde más en mí,
la compañía que siempre he deseado.
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Entonces sales tú. ¡Vamos!,
les dices a todos. Les veo alegres, orgullosos
con tu compañía.
Aventuras de cada día, de cada mañana… aventuras
que cuentan conmigo
para soñar.
Una ruta que no morirá, un camino
esperando su despertar.
No te conozco, pero siento esa fragilidad
que quiso hacer mía.
Y ya lejanos siempre serán sueños.