La hoja caída que levanta
su vista al árbol seco y le tiende todo el amor que abre una esperanza.
Y sigue escribiendo a máquina: les encantan tus poemas.
Ya me dieron la idea
de publicarlos.
Ayer fui a hacer autostop
y a las dos y diez me cogió un chaval que iba a San Miguel de Oya.
Bueno, me llevó. Me dejó Me vienen a la cabeza los momentos que cambiaron mi vida, por un lado los que me doblegaron y por otro los que me fortalecieron. Ausente yo de lo que siento, de lo que invade mi pensamiento ausente, reclamo el camino que inicié un día. Y me pregunto qué habrá sido de ellos, escondidos tras las hojas de unos periódicos viejos, de pisadas fracasadas, marchitas… yo era el trotamundos sin descanso que iba de aquí para allá, que no se detenía. Nadie sabía por qué cambiaba y cambiaba de rumbo, pero yo así lo hice. Hoy me vienen a la mente… porque siempre se recuerda para no olvidar. en la recta antes del desvío a Canido.
Ayudé a una señora a
encontrar a un señor de una de estas casas: eso me animó un poco. Puedo
ir a Santander, Humberto tendrá
la compañía que tanto deseó: dormiremos juntos. Sin querer no separé
bastante la ma Me vienen a la cabeza los momentos que cambiaron mi vida, por un lado los que me doblegaron y por otro los que me fortalecieron. Ausente yo de lo que siento, de lo que invade mi pensamiento ausente, reclamo el camino que inicié un día. Y me pregunto qué habrá sido de ellos, escondidos tras las hojas de unos periódicos viejos, de pisadas fracasadas, marchitas… yo era el trotamundos sin descanso que iba de aquí para allá, que no se detenía. Nadie sabía por qué cambiaba y cambiaba de rumbo, pero yo así lo hice. Hoy me vienen a la mente… porque siempre se recuerda para no olvidar.no izquierda ayer cuando doblaba el pasillo y rallé un
poco el reloj. Ya no viene más en la semana Pily: por un lado me
agrada… pero ayer no le pude dar un beso al marchar, me duele por ella.
Cualquier mano amiga
es un síntoma
de ese calor que busco.
Hay muchas historias:
unas felices
y otras no. Te extrañaré
llorando, porque yo
te quería: decirte adiós
no es tan fácil.
¡Déjame estar a solas
una vez más!.
No sé qué es lo que
podré responderme,
pero necesito decir
que es necesario
para el nuevo día. Creo
que yo
nunca sabré decir adiós
a algo que había creído mío.
Necesito estar a solas
para decirle que no es
para toda la vida. Ahora
ya no sabría vivir sin
ti.
Asun ne dijo: “De
parte de Ángela besos”. Pero no le debió gustar. Bueno, yo también me
animo, pero temo que eso se lo diga a
todos cuantos hayan llegado. Yo creo que la historia es cierta. Bueno,
le dije: “Te lo doy aquí, porque en el coche a lo mejor no puedes” y
ella no quiso.
¡Ayúdame!, todos esos
detalles de cariño que tenía ya han perdido su calor. También puede
hacerse un adiós a este taller, si me voy, o un adiós a cualquier cosa
que quiera. Creo que puede animarme a hacer uno o más poemas cada
mañana el saber que a Mayte le gustan.
Bueno, ya queda
poco. ¡Sigue calentando la mano!. Loli me trajo hojas para escribirte.
Y más que traerá… Quiero aprender alguna canción más. Recuerdo la de “A
veces pregunto al viento…”, pero sólo me sé la mitad. Si no siempre son
las mismas. Cantaré Un velero llamado Libertad, Anduriña,
Wendolin, La vida sigue igual y Beso a beso, dulcemente. Puedo pintar
un poco el dibujo: la hoja, el árbol, al fondo el horizonte, color de
cielo y un poco más oscuro en los bordes. Con ceras quedará muy mal: tú
nunca lo has sabido hacer así. Ya le pregunté a Mayte ese saber para
qué lo quiere. Creo que me gusta más dárselo, pero un paisaje de mis
sueños.
Hoy vendí las que
quedaban.
Como no vino Pily salí
de allí pronto y a las dos menos cuarto me cogió Yayo…
Encontré a Felipe.
Esta mañana había llegado a Vigo y cruzando Castrelos, el semáforo,
estaba parado. No cambió. Ahora todos los días le podré esperar antes
de las ocho y media. Era el pedacito de Vigo que me faltaba para
completar la ilusión en que vivimos.
Siento que ya
estamos todos para echar el barco a flote.
Mañana se celebra el
cumple de Loli, no me acordaba. Me siento muy feliz allí, un taller
donde ya estoy integrado en la familia. No dirán nada por que un día te
vuelvas pequeño y comiencen a vivir tus ilusiones. No dirán nada por
que un día venzas tu malestar y compartas tu alegría con ellos. Ni
porque expreses tus ilusiones te dirán que ellos también buscan tu
necesidad. No dirán nada por que un día parezcas un aburrido o un
odioso o tal vez porque digas que esta vida ya destapó su crueldad.
No te dirán que no quieren
tu compañía cuando estés enojado o colérico. Habrá palabras que
recorriendo este aire querrán venir a posarse en tus sentimientos para
que tú mismo les hagas conocer la luz. Habrá rayos que dejarán impresa
en tu mirada la carrera del amanecer. Los ojos del sol cubrirán tu pasado para
volverlo transparente. Igual que el de ellos. No te dirán que algún día
puedes verle fuera de tus corazones. No te lo dirán, no, porque ellos
también soñaron contigo un día.
Yo dedicaría mis
palabras a los dos: a ti y a tu furgoneta. Gracias a vosotros yo he
pasado unos viajes felices en mi vida. Hubo de todo entre nosotros y
todos esos malos momentos los olvidaba contigo. Me gustaría recordar
los buenos momentos: recordar contigo todos esos encuentros, todos esos
detalles felices… me parece que me unieron más a ti.
Ahora todo eso no
importa: se quedarán en recuerdos personales que le libren la esperanza
de saber que mañana puedes estar esperándoles. Que te llevarán con
ellos. Ya sólo te queda el pensar qué les dirás mañana, que te ayudarán
a olvidar y que volverás a vivir. Vendrán con otro traje, distinto al
de hoy, más nuevo, te presentarán lo que puedes hacer y tú te darás
cuenta que esos vestidos no son distintos a los que llevaba ayer, que
son los mismos: sólo habrá cambiado tu ilusión.
Nunca termina la historia
si no te tiene a ti
con ella. Nunca podrá
ser consumada
con esa palabra
cualquiera
que se quiera parecer
tanto a ti.
Me gusta decirte
que es tuya sola.
Incluso queda el sabor
a que pasaste
tú por ella, combinando
cuanto sabías
del colorido de la
madrugada. Incluso se queda feliz
sabiendo que un instante
será para ella y se lo
dedicarás
con toda tu alegría.
Ahora sabe que tú
estás oyendo
su melodía.
Ahora estoy en Vigo.
Llegué tarde y aún fui a correr, así que no le vi. El pantalón gris y
un jersey. También traje la libreta, así que tranquilo. Haré otro
cenicero tal vez. Otra vez cuento con Felipe, eso me alegra, aunque me
remuerde la conciencia por aquello con Teresa. Estuve con él y vi
también a Marina: siguen alegres conmigo.
Ya me empiezan a
preocupar los días en que pueda llegar más tarde de las ocho y media.
El primer día es hoy. Me afeito por la tarde, o sea que los besos los
doy ahí: a Begoña, me lo prometió, y a Loli. Me encontraré con todos
aquí, esta tarde, no sé dónde queda este sitio. No hace frío: llueve,
pero no hace frío. A ver qué dibujos hago, porque tienen que ser todos
distintos. Y alternando con otras cosas. A María y a alguien más les
repartieron el dinero, tan vez por trabajos vendidos.
Ya no llueve,
esperemos que siga así todo el día. Y sobre todo la noche: je, je… me
gusta el escrito que le ayudé a hacer a Begoña, me gustan todos: Teresa
y el mío. Los otros fueron personales de cada uno, también me gustan.
Voy a hacer un pequeño librito, a ver si me animo o a escoger algunos
poemas. Los primeros de amor, y empezaría por el primero, el primero de
la primera libreta: el Incendio, No sabrás… en la segunda también hay
muy bonitos, la colección que
le dediqué a Ramona. Me
acuerdo de Tali, no está bien no ir a verle, a visitarle, al menos
saber que sí se acuerda de mí.
Los recuerdos
pasan
y se van olvidando.
No hay razón, pero saben
que deben seguir la ruta
que les ha señalado
la vida, siendo semilla
para otros muchos
movimientos
que buscarán su estela.
Los recuerdos pasan,
se van renovando, ahora
se entregarán
con todo lo que son.
Aprendieron mucho de
esta vida y ahora
quieren ser los espíritus
que impulsen nuestras
ilusiones.
Voy al baño, tengo
unas ganas, ganas de escribir, por supuesto. Son las cuatro y media.
Llegué de la fiesta ésa, fuimos a su casa a las doce más o menos. Salí
con todos. Sólo una perdí.
Prefiero quedarme con esa
alegría
que en el papel pudiera
marchitarse
destruyendo
partículas de eternidad.
Prefiero que tú me
preguntes
que es lo que he
encontrado, pues así
yo podré soñar.
Prefiero quedármela,
almacenarla
de un modo que encuentre
cuál es su familia,
y sepa reproducir si se
encuentra en peligro.
Quiero quedarme con su
alegría.
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