Vos eras detrás de todo
estabas allí
sin saberme todavía
me eras
nos eras
te era en la multitud en la masa en la intemperie
vos estabas en mis juegos infantiles
aguardándome con tus brazos de niña
en el extremo vertiginoso de un tobogán
siempre fuiste vos la boca que me besaba
no importa qué rostros habitaste en el tiempo
cómo te llame cómo te nombre en la noche
siempre estuviste ahí
detrás del vidrio
dándome golpecitos de gorriona en la espalda
hasta que di la vuelta
y me encontré con tus ojos
haciéndome señales ya conocidas
amor ya conocido
porque nunca fuimos distantes/
No se le puede decir que no a una boca de tobogán ni a la epiglotis de un columpio. Siempre es hermoso contemplar el amor de los gorriones, incluso el de los gorrinos, un amor conocido, temperamental y sin distancias.
ResponderEliminarA veces la mentira del amor nos engulle sin necesitarlo, pero aún así seguimos viéndolo como la hebilla de nuestros sentimientos, la magia de nuestras locuras. Si el deseo llega más allá del gorrión lo destruye, si el gorrión llega lo avasalla: necesito un amor sin trajes de mentira; inocente
ResponderEliminarHe sentido ese gorrión como si fuera una dama despótica de lechos calientes. Se hace imperioso regresar a la inocencia y chapotear plumas de avecilla. El amor es una mentira y a mayor mentira más cierta...
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