Aquí en mi habitación
alumbrada por una
mustia lámpara
echo de menos el
fuego de tú amor,
aquel mar tranquilo
donde navegábamos tú
y yo.
La brisa fresca y
dulce
que salpicaba
ligeramente nuestros cuerpos,
y derramaba nuestros
besos
sobre siluetas oscuras
que se revolcaban
hasta el amanecer
de un día cualquiera.
Aquella pasión
arrastrada
por el oleaje de
nuestros deseos,
y aquellos continuos
secretos suplicantes
ante aquella
avalancha de besos interminables
que convertían
nuestro amor
donde atrincherábamos
nuestros cuerpos,
con la mirada perdida
en el firmamento.
Me besabas en
silencio,
excavando manantiales
de deseos,
y mis labios,
ansiosos de aquella
piel sofocada
por el olor de tus
besos
torturaban mis
entrañas.
Hoy, quisiera escapar
de tì,
pero en mis noches de
soledad
estás junto a mi,
tú corazón se riega
por todo mi cuerpo
dejando mi alma
en un mudo silencio.
Sòlo sé amarte,
Dime,
Dime cómo olvidarte!
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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos
sábado, 13 de diciembre de 2014
DICE CÓMO OLVIDARTE
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¡Todavía el grato sabor de los besos mientras se embalsaman los recuerdos!
ResponderEliminarNos dejamos arrastrar por el mar porque en el fondo sabemos que somos parte de agua y el mar se embravece cuando se llena de emociones, lo difícil es volver atrás: una parte de nosotros lo pide así, la otra desobedece lo que el corazón siente.
ResponderEliminarHay que atar al corazón para afligirle un castigo de cordura y se enterrará como un cangrejo en las arenas...
ResponderEliminarO se hará arena y desaparecerá entre las aguas y con ello nos castigará nuestra inoportuna confusión...
ResponderEliminarAhora que vienen las fiestas..., ¿qué tal un corazón de crustáceo? Lo degustaremos, arrancándole las patas!!!
ResponderEliminarCuando seamos crustáceos echaremos de menos los momentos apacibles al calor de una fogata cualquiera, tal vez al borde de la tierra que ocupamos. Su habitación será su cielo, las aguas el camino. Sólo el oleaje marcará el ritmo de lo que sienta: un oleaje necesario quizás, impoluto
ResponderEliminar¿Nos coceremos en el agua salada de ese cielo con poesía y algo de laurel? La vida impoluta regresará a nosotros en forma de banquete; pero tienes razón, los ecos de una marejada de vida y arena ocupará nuestra alma apacible con la apacibilidad bajo las olas...
ResponderEliminarSi te das cuenta el agua nos conecta a todos porque es equilibrio allí donde esté. Podemos cambiar el color con nuestra inconsciencia e irracionalidad, pero siempre será agua y de ella siempre brotará la vida. El agua que a veces es beso, otras silencio, pero siempre regará el corazón de ilusiones, capaz de detener el tiempo en un instante
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