No me ven, total, ya la oí. No quiero ser un beato, o que me vean por eso. Dos al día es mucho. Quedé hasta las lecturas, luego salí diciendo que me mareaba. Estuve hablando con el hermano de Joaquín, sentado sobre el muro, aunque no me hizo mucho caso; pero bueno, no me importa, sólo quería pasar el rato. Llegó Julio y quedó fuera, me entretuve en el trance de si me viese o no. Cuando me decidí a ver por dónde iban, ya había terminado. Bueno, me quedé fuera.
Encontraba a varias de las que iban al baile,
un grupo de ellas. Me encontré con Loli y me preguntó si no me importaba que
saliese con ella. Iría hasta la playa andando. Me dolía el pie, pero quería ir.
Bueno, les dije a mis padres que iría andando y ella entró un rato en el
cementerio. Después pasé un rato pensando que se había ido y le esperé en la
entrada. Apareció luego. Fuimos pues hasta Ramallosa, después a Playa América
hasta la estatua y volvimos. El pie ya empezaba a dolerme más, le dije que tal
vez me apoyase en ella por el dedo. Me alegró que me viesen con ella, entramos
al bar Galicia, bebimos y luego dimos un paseo por el puente.
No quería ser yo el que le hubiese convencido.
Entramos, bailó, luego bebimos y volvió a bailar.
Bajamos a la otra pista y quiso bailar suelta.
Pues bien. Pero bailó más. Le había pedido a un señor un batido y me pidió que
se lo pagase, al final quedó en que se lo diría a Angel, que él me había dado.
Angel, al final, me dijo que pidiese lo que quisiera. El batido se lo di a
ella, yo pedí un trina. Y siguió bailando. Llegó a las nueve y media y me dijo
que se tenía que ir. Según la que sea ahora: “Cantaré, cantarás”. La bailó.
Voy a preparar algunas bases y las llevo a
Vigo. Como te dije, Don Ramón se fijó en la chica que había llevado ayer
conmigo, en Loli, y le gustó, estaba muy bien, y también pareció comprender ese
“para pasar el rato”. Para ir llenando momentos, diría yo. Momentos de dulzura,
momentos especiales de melodías fulgurantes y dichosas. Todas ellas siempre
guardarán en sus entrañas muchas cosas que contarme. Para ir llenando historias,
que es lo único que no pasa o se marchita contra su voluntad. Cosas que son
aves, como yo. Así quiero que sean.
Y unas alas que les permitirán gozar de todo
cuanto quieran, haciéndome gozar a mí también e invitándome a todo eso que un
día compuso su historia, su historia preferida, su deseada, su historia
principal. Aquello me diré que es su misma vida la que saborea. Y yo me sentiré
como el encargado de prolongarla. De prolongarla y de cuidarla también,
sintiéndome como ese único testigo que tiene vida aún. También me sorprende
mucho cuando dijo: porque Nacho, porque Mariora, porque… Me trata como uno de
los demás.
No puedo quitarme de la cabeza el día que habló
con Matilde y le decía que, al salir de la tienda, descargaba su malhumor
conmigo. ¡Qué incauto fui entonces!. Bueno, yo no soy de ésos que se quedan en
un pasado imaginario, un pasado a la medida de su origen. Llega el descanso, no
sé. Como tengo más bases que están mal, voy a hacerlas más pequeñas. Pensé
también en quedarme a escribir, pero pienso que llega el invierno y en él podré
tener más oportunidad. El mejor día de mi vida, se lo definía a ella. Eran las
gracias, no pensaba ir a San Pedro, ya ves qué tontería iba a cometer. Ya, por
la mañana, me meto en el baño a escribir. Ya ves, a ver si me acuerdo de
comprar una libreta.
La cabeza me sigue doliendo. Tengo las
sandalias y el pie descalzo, para más comodidad del dedo. Sé que me esperan dos
domingos de aúpa. Ayer, en la misa, tuve un lío con un chaval, lo conozco. Pero
es que el Evangelio fue distinto al que leyeron en Vilariño. Decían todos, lo
que oí, que si ayer fue el día de todos los santos, hoy es el día de todos los
difuntos, si hoy era fiesta, preguntaba y, aunque al principio la pregunta fue
en serio, pronto cogí que se lo podía tomar a risa, así que yo también me reí.
Y, en el baile, yo cantaba las canciones alegre, pues ella estaba conmigo y me
dijo que lo pasaba muy bien, porque también tenía problemas, aunque de otra
índole, pero parecidos y había reñido con su hermana. Ella también estaba allí
y noté que le encantó cuando le dijo, le dije yo: Loli se va. Me preguntó si
sola y le respondí: No, conmigo. Incluso ella se lo dijo también.
Ya no me duele tantito el dedo, me dolía al
moverlo en la cama, pero lo dejaba tranquilo. Me duele, si, al rozarlo con
algo, pero no lo hago y ya está. Me vio don Ramón por Ramallosa y me quería
preguntar, pero le dije: No, voy con ella.
Me preguntó si me verá al domingo con Pily.
Canciones que me acuerde: “Hey”, una de Bertín, “Cantaré, cantarás”. Yo iba a
pedir una de Camilo Sexto para ella, pero se adelantaron. Voy a buscar la
leche. Como ayer, que desde su casa, me vine cantando un velero llamado
libertad. No me importa que me oigan, aunque sí cuando me cruzo con alguien.
¿Inútil?. Eso fue lo que nunca quisisteis reconocer y hoy, que lo
reconocéis, os da rabia: haber perdido todo el tiempo. Dejadme en paz, siempre
que estoy yo con alguno de ellos, tienes que gritar, si no, no están
tranquilos.
Momentos de dulzura, momentos especiales de melodías fulgurantes y dichosas. Todas ellas siempre guardarán en sus entrañas muchas cosas,Para ir llenando historias, que es lo único que no pasa o se marchita contra voluntad. Cosas que son aves, como yo. Así quiero que sean.
ResponderEliminarY unas alas que les permitirán gozar de todo cuanto quieran.
Cuando eres capaz de vivir cada momento te parecen diferentes unos de otros. Y en cada uno de ellos hallarás vivencias distintas, que en el fondo son una sola: tu vivencia... vestida de muchos trajes.
ResponderEliminaren cada una eres libre, como siempre quisiste ser. Cuando ya nos alejamos de esa edad nos dejamos arrastrar por la cascada vital de la existencia y descuidamos los pequeños detalles, vivir el momento en el que estamos vivos
"vivir el momento en el que estamos vivos". Gran verdad!!! La gente está acostumbrada, y yo me incluyo, a morir el momento en el que está viva.
ResponderEliminarEstá al alcance de todos: caminar por el parque y sentir cada hoja del árbol, cada pájaro, cada paso; en la playa sentir cada ola, cada brisa, cada arena; en la casa sentir lo que se hace, lo que se toca, lo que se respira... está al alcance de todos. Una fuerza negativa nos quiere apartar de ello y nos mete en una rueda y nos dice que no tenemos salida.
ResponderEliminarPero nosotros somos dueños de nuestro destino
Siempre podemos hacer que el destino sea un juego de niños con la mirada nueva y dulce del devenir. Está al alcance de todos, pero ¿por qué lo ignoramos tantas veces? ¿Por qué tantas veces nos alejamos de lo esencial? Queremos más y somos incapaces de saciarnos. Tenemos demasiadas cosas y no sabemos lo que queremos.
ResponderEliminarSiempre podemos hacer que el destino sea un juego de niños con la mirada nueva y dulce del devenir. Está al alcance de todos, pero ¿por qué lo ignoramos tantas veces? ¿Por qué tantas veces nos alejamos de lo esencial? Queremos más y somos incapaces de saciarnos. Tenemos demasiadas cosas y no sabemos quienes somos.
ResponderEliminarNo es fácil entenderlo, es verdad, creemos que vivimos la realidad, pero no es así, es la realidad la que vive a través de nosotros porque de alguna forma nos atrapa y nos devora. ¿Tenemos demasiadas cosas o son ellas quienes nos tienen a nosotros?, ¿somos conscientes de que las tenemos o son ellas quienes nos arrastran detrás de sueños muchas veces inaccesibles?. ¿Somos conscientes de lo que queremos o la ensoñación de tener y tener nos hace prendernos de cosas innecesarias?. ¿Sabemos lo que necesitamos?
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