Caen las hojas…
y un pájaro
descansa sobre la rama. He dejado que una
mariposa
me tradujera los colores del amanecer
a su manera.
Pero ya no está. Por eso
pienso que cada hoja que cae es ella quien
la descuelga
de su lecho infinito
para dormir entre la hierba:
su aroma a universo.
He dejado que me conmoviese
el dulce aleteo de las sombras. Y en cada
rocío estaba yo,
preso de embriaguez y de reposo
a un tiempo.
La mariposa
regresó, pero ahora es diferente: ella
sabía
lo que necesitaba…
agarrado a las redes del viento
como si fuera un dios,
o un niño.
-2008-
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