Yo siento y tú viajas
por el interior de un mundo desconocido
hasta mí.
Luego palpito... y tú te exprimes
de la fragua que hay entre mis dedos
para mojar mi piel.
Llega el nuevo día,
mis palabras te revestirán
arrancando la desnudez de tu adolescencia.
Y sólo el perfume de tu alcoba
redimirá mi vida.
Y ya no serás vergel nunca más...
sino tierra.
1991
Un cálido abrazo para ti desde el sol de Cantabria, un poquito escaso por las nubes que acechan por acá.
ResponderEliminarUn bello poema el que nos acercas, gracias por compartirlo.
El poder increíble de las palabras para convertirse en una imagen real...
ResponderEliminarTienes razón, el poder de las palabras. Trasladan el alma en un corto espacio de tiempo
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