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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



sábado, 26 de diciembre de 2020

Cuando a este piso llegué

 


Cuando a este piso llegué       

traía mi bicicleta a gusto:

le había comprado accesorios

por eso aunque no eran notorios


me llevé un gran disgusto

cuando vi que me los robaran

y que había sido un simple hurto…


“Inocente”- me dijeron ellos:

travesuras de niños inquietos,

infantiles e inseguros.

Yo me quedé descompuesto:

con la bici y sin repuestos,

pues eran el interruptor

nuevo de la luz y aquél otro

que me hacía útil el freno.


¿A quién quejarme- pensé,

quién me podría dar consuelo,

en una ciudad que no conocía,

en la que todo me parecía enorme

y me sentía solo, extranjero.


Y es que a veces los pisos ocultan

una maldad que no se siente

hasta que te enfrentas a ella

y ya se hace evidente

y no puedes detenerla:

es la rabia de la gente

que aunque es inconsecuente

crea un malestar insano:

agrede al vecindario

y luego se llaman “decentes”.


Me callé para no crear discordia,

me callé y me hice irreverente

pero siempre guardé las formas

porque debía respetar las normas

para no ser motivo de escarnio…


ahora conduzco sin marchas y a oscuras:

no siento rabia pero sí desánimo.


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