En este mundo infernal
donde la lucha es continua
somos los creadores de la desdicha,
la violencia y las amarguras
siempre intentando que los demás cambien.
Y en esa conquista
perdemos nuestro yo real,
apartándonos de nuestra fuerza,
humanidad y compasión.
Nos consideramos dioses
creyéndonos dueños de la vida de los demás
y la única verdad que existe
es que no somos dueños ni de nosotros mismos.
Somos los artífices de nuestras desdichas.
ResponderEliminarPerdemos nuestro yo real,
apartándonos de la
humanidad y la compasión.
Nos consideramos dioses
y la única verdad
es que no somos dueños de nada.
Con una segunda lectura tu poema me parece mejor. Intenta cambiar "demás" y "dueños", se repiten...
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