Un árbol,
un pequeño árbol en el camino.
Un árbol solo, solitario,
abandonado en el claro de un bosque;
de un bosque parlante, poblado
de infinidad de pajarillos.
Un árbol a cuya sombra dibuja la araña
telares de frescos enjambres
para abrigar la rama…
Pero nada,
el árbol seco hunde lentamente
sus brazos en el espacio
queriendo coger la luna.
Sus raíces huecas rasgan el silencio
y sus manos, sus manos frescas y puras
no llegan ni a tocar
la niebla que les besa.
Sólo es un árbol, un árbol desolado,
abatido
en un mundo de esperanzas inalcanzables.
Sus ramas aún conservan la alegría de
otros veranos,
niños jugando a su alrededor…
El estaba alegre entonces,
pero hoy recuerda
las heridas que recibió.
Un árbol es un pequeño milagro entre todo lo conocido.
ResponderEliminarHasta la memoria del árbol sabe quiénes le han herido
ResponderEliminarPero no creo que guarde rencor en sus ramas.
ResponderEliminarSus ramas no, pero como ser vivo también tiene justicia. De todas formas la memoria del árbol no se proyecta hacia fuera
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