Quiero tu perfume de
flor,
tus pétalos de
azucena.
Quiero tu mano en la
mía
y tu sonrisa fresca.
Quiero tu piel de
luna,
tu ancha y suave
estepa.
Quiero que el agua de
tu boca
corra como un río por
mis venas.
Yo no puedo olvidarte,
porque eres mi vida
entera.
Imagino toda la impudicia que desatan los sépalos y se viste de perfume...
ResponderEliminarMuchas veces los sépalos no son más que aromas olvidados que se vuelven materia, el perfume sólo es lo que nos llega a nosotros. Aunque no estés dentro de mí te anhelo, aunque no estés fuera de mí te siento: no me puedes negar que estás viva
ResponderEliminarAromas..., idiomas olvidados en narices sin hombría, femeninos estambres que estornudan polen sobre las esnifadas.
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