Esta noche
solo háblame de amor
con mis besos
escribiré sobre tu
piel,
te beso...
aunque tu veneno
me sea prohibido.
Me
embriago de ti
en el dulce sabor
de una noche
que danza con el
viento.
Deslizas
tu boca
desatando el mar de
fuego
viertes el fruto
divino
quedando grabada en
tus labios
mi sensualidad
que llueve del cielo.
Se
luz de meteoros
en mi cuerpo
ardiente,
se agua bendita
en la profundidad
de mis mares,
se grito de relámpago
en mis entrañas,
se tú,
mi sagrado mito.
Debemos desnudar, desvelar el mito, para darnos cuenta que la piel es más salada que dulce...
ResponderEliminarLa piel siempre será moneda de cambio entre la identidad de lo que somos y nuestra propia identidad, tal vez sólo una manera de comunicarnos con lo profundo, canalizar nuestra energía más sublime. Lo que ven de nosotros es la piel, lo que sentimos de nosotros también es piel, pero eso no es canal, es la forma de revelarse sólo
ResponderEliminar¿Cómo acariciar lo profundo de un horizonte sin gasear a los mustélidos de nuestras pieles? La integridad tal vez sea ese instante en el que todos los abrigos se dan la vuelta y el pellejo es besado y curtido por los taninos...
ResponderEliminarLa piel es lo profundo de nosotros mismos, a través de ella sentimos la realidad como parte nuestra: el vestido con el que nos enfrentamos a ella. Su integridad es nuestra esencia. Su forma y su identidad nos la da el universo, ese microcosmos que parte de nuestro interior para reflejarse en los demás: cada persona nunca se ve como los otros le miran
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