Quiero estar donde te sienta...
y no reírme solo
ni hablar solo
ni volver a soñar si no es contigo.
Por eso ese más allá
quiero que me cuente
el amor que has hecho
para mí.
No sé volar si estoy
solo,
algo en mis alas
falta para cruzar las nubes.
No sé ver,
sentirme así,
solo…
aún no conozco el
presente. Quiero estar contigo,
que seas para mí...
el todo.
¡Reírse solo y hablar solo no es mala compañía!
ResponderEliminarReminiscencias de la primera edad. A mí Fausto me gusta porque nos deja traslucir destellos de su edad temprana. Me trajo imágenes que me gustaron, sensaciones que compartía. Nos presenta ese "tú" o "ella" como algo incandescente, embriagador y eso es inocente. ¿Lo que no me gusta de Fausto?; esa neblina que muchas veces se interpone entre él y la realidad.
ResponderEliminarYo echo en falta algo más de niebla e irrealidad en Fausto, algo que lo aleje de la eterna compañía, o, por lo menos, que se aproxime a la bruma de los amantes.
ResponderEliminares cierto, pero todo llegará. Mirar desde fuera el cambio es más sencillo a cambiar desde dentro. De todas formas, La vida ya te pone delante lo que en verdad necesitas para cambiar. Fausto es hijo de nuestras brumas, de nuestras irrealidades... y es hijo de nuestros cambios también. Mirar la realidad que tienes delante a través de lo que tú estás necesitando en ese momento es fácil, pues eso no te implica ni te hace cambiar. También yo le veo en esa primera etapa, pero a mí no me disgusta porque su estilo me atrae
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