Recibí una carta...
Me encantó. Pero me pasé toda la tarde
buscando arriba entre las cartas alguna firma igual. Me habla de Ana, Irene,
Pily… Tal vez puede ser Lupe, pero esto lo sé después de buscar por las hojas
de cintas y las cartas… no las vi.
El caso es que la carta me encanta. Voy a ver
si tiene teléfono Lupe: no tiene. Ya es casi de noche. Sigo dándole vueltas.
Primero pensé que era Pily y le escribí, pero iba por el pasillo a ver su firma
y me acordé que su nombre también estaba en la carta: ella no podía ser. No me
queda otra solución que esperar. Pero supongo que será Lupe, pues quitando a
Pily y a Ana, es quien me queda. Pily quería una postal y no sé si se la envié.
Me metí en el baño: de pie no sé estar.
Mañana me quedo en cama, no tengo por qué
ponerme a chillar, así que me quedo: además, puedo grabar… Bueno, tocaron la
puerta, no hay por qué dormirse. El día es el viernes, así que éstos no me
importan. Podré grabar más suelto. Si no, ya ves… y la de Stevie, pues a ver si
la consigo por aquí. Bueno, salgo, si no pueden calentarse los humos…
Bueno, a ver si puedo poner la radio y
grabar. La cinta de “No sucederá más”… dejaré la que puse: confiaré. Salió
alguien, no voy mañana, me quedo solo.
Ni puedo subir a
buscar el blog de las cartas. No tengo nada aquí abajo, sólo el cajón. ¿Te
acuerdas de aquella medallita?: la tengo aquí, pero no sé para quien era. En el
cajón tengo otra hoja como tú, puede fallarme la de arriba, pero me parece que
lo malo que hice fue el dejar terminar las frases en cada hoja: así nunca me
queda una base para ver la siguiente. Me siento otro con las amigas. No sé si
me hacen sentir un poco padre o un poco amigo, creo que son las dos cosas y el
amor.
Bueno, aquí me tienes. Ya comí, así que voy a subir. Decir “en el baño”
es un temor… Ahora pensaba que estaba arriba: Bueno, voy. Tanto como esperaba
decirle esta mañana… No sé, le estuve preparando la carta a Lupe, pero falta el
dinero de los sellos, no me di cuenta la verdad, no tengo ganas de escribir.
Voy a dar una vuelta… Ahora si, ya la di alrededor de la manzana.
“Si, hombre, ahora va a llegar la profesora y
los niños. A este bolígrafo también se le puede meter una carga de las
normales”. Creo que todo vuelve a ser como ayer, ¿no?. Ya pasó un niño para
arriba para bajar por las escaleras. No me quiero olvidar de Lupe. ¡Jo!, las
tengo a pares.
No, no hace tanto frío. Tenía ganas de abrir
el sobre: ya te dije que quería ver lo que ganó el año pasado. Me parece que veinte
mil es poco,
¿no?. Pero no: lo voy a hacer. No tengo ganas, sólo quiero estar contigo. Por
mi descuido, perdimos un día con Lupe por no traer el sello. Bueno, piensa en
el viernes… Mañana no te afeitas y por la noche sí, para el viernes. No sé, un
año nuevo en compañía, como siempre lo deseé.
En quien en verdad tienes que pensar es en
Lupe. Ya por fin has encontrado los cuentos en la libretita pequeña. Bueno,
pues a pasarlos. Todos te esperan, Lupe también. Pensaste en casarte con ellas…
tú ahora vive así, el tiempo dirá. Sabes que él quiere lo mejor de lo que te
pueda conseguir. Ya verás, podremos volver a escribir lo de antes. A ver si
tienes las cintas ahí dentro. En el viaje no las pusiste, se estropeó el
aparato. Aunque no te acuerdes, sé que te estás preguntando ¿qué viaje?. Bueno,
al menos pasamos un rato, la mano no la tienes tan fría. Bueno, yo con la
ilusión de vivir pronto.
¿Sabes?, aquella llamada que hiciste ayer a
Porriño no duró ni medio minuto, pero fue la que más te animó, ¿no crees?. Ya
tienes otra cara para Lupe. Justo ahora… fenómeno, ¿no?. La chica que se metió
allí abajo. ¿te gustó, no?. Si me dijo trola ella me lo dijo primero, me había
quedado mirando. Bueno, no te propongas nada especial para estas fechas.
¿Qué quieres?: te tengo a ti. Mejor de esta
forma. A ver qué nos reserva la Navidad: la convivencia tal vez serás lo mejor…
No, tal vez no; ya empiezan a llegar los primeros niños. Y un gatito como el
pequeño de casa. Ya van a ser y media. ¡Jo!, pasó el tiempo ahora rapidísimo.
Bueno, te entretienes con lo que dicen. Llegó Mayte. Espero otra vez. A buscar
la carne de Carmen, pero no sé si algo más. Mejor así: aprovecho para llevar la
carta. Pero a ver a qué hora. Mañana vas a Vigo y te quedará más cerca el
viernes.
En este periodo de rehabilitación muchas
veces se encontró con barreras insalvables. Barreras que además de oponerse se
encerraban en sí mismas… Y aquel muchacho se quedaba triste, porque quería
enseñarles el maravilloso mundo de la amistad y no querían conocerlo: preferían
quedarse en sus ambientes mundanos y no embarcarse en aquella aventura de la
felicidad… Y aquello le hacía llorar.
Poco a poco iba familiarizándose con aquellas
lágrimas: no decían nada a la realidad y podían morir sin que nadie lo supiese.
Otras veces,
aquella tristeza llegaba al punto de desear la muerte. Francamente no sabía lo
que hacía. ¿Valía la pena vivir cuando el amor no existía?, ¿qué sentido darle
entonces a la vida?, ¿por quién luchar?. No quería hacerse preguntas de este
tipo, porque comprendía que tampoco vale de nada desesperarse. Además, la vida
no era así. Siempre que se deprimía llegaba a él una palabra de ánimo interior
que le empujaba a seguir viviendo y buscando.
Pasaron algunos años y este chico ya había
pasado, no sin dificultades, aquel periodo nefasto. Ahora ya se sentía más
libre y podía desarrollar su camino: le tocaba regar aquella semilla y en su
cara dibujada una sonrisa, él sabía que podía crecer. Había descubierto otra
vida que podía crecer junto a la vida real, aquel sentido que hubiera podido
morir.
Había crecido, ya tenía veintiún años.
Conocía desde uno o dos años antes a un grupo de jóvenes que creían en la
amistad y en la grandeza de ir luchando juntos: se había arrimado a ellos,
consciente de que allí encontraría lo que tanto buscaba; le atraían sobre todo
las convivencias.
Aquél era un mundo especial, era la realidad
que tanto había soñado: juventud unida por unas mismas ilusiones, conocerse por
unos mismos sentimientos… aquello era vivir en una misma eternidad de amor. Y
cuando entre toda aquella amistad, en donde cada una no se sentía una más si no
inmersa en un mismo amor, levantabas la vista a la soledad, contemplabas la
infinidad de Dios. Y a Él le veías en todos, luchando en una misma hermandad: aquélla
era la majestuosidad de su nombre y de su Reino. Quizás podías encontrar más
dispuesta y afianzada tu sinceridad junto con tu libertad misma para luchar
entre las traiciones.
Nuestro chico sentía una llamada desde lo más
íntimo de su alma, que le decía que aquél era el mundo que había buscado
durante toda su vida.
Y desde aquel día decidió sumarse a él:
ofrecer la amistad que en su corazón había para intentar ayudar a los demás.
Comenzar a reproducir aquel sueño y por él y en él extenderlo sin fronteras. La
misma divinidad eterna la haría conocer. Por otra parte veía un encuentro con
Dios, con el guía de su vida; en el fondo con el que la había llevado hasta
allí: aprender más de su palabra y embriagarse en su amor… dos capacidades que
sólo llegaban a él para repartirse al mundo.
Cierto es que todos estos pensamientos no
aparecieron el primer día, sino que los asimiló pasadas dos o tres
convivencias… pero todos estos rasgos los tenía presentes cuando comenzó a ir a
ellas.
Alguien se los decía, alguien que conocía
perfectamente su corazón y todo su ser y que conocía toda su vida. Alguien cuyo
espíritu latía allí y le había llevado para encontrarse de nuevo con él… para
presentarle su Reino, su Reino de hermandad en donde sólo se respiraba amor:
amor puro, pero no para tener guardado si no para desarrollarlo y extenderlo.
Aquél era el mundo que siempre había buscado,
el que le llenaba las manos y el corazón, el que siempre había vivido consigo.
Ya por fin lo había encontrado.
La convivencia era una especie de vivencia
cristiana ya preparada con anticipación que comenzaba un sábado por la tarde y
terminaba el domingo por la tarde. Nos ayudábamos unos a otros, intentábamos reflexionar
juntos compartiendo nuestras ideas y oyendo nuevos pareceres. No estaba
limitada a una determinada edad. Iban de todas, aunque solían predominar las
edades jóvenes, entre los quince y los veintidós años. No obstante había
personas mayores y niños más pequeños.
Había tres durante el año: una era a
principios de Enero, otra el sábado y el domingo antes de Semana Santa y la
tercera a principios de Julio. Y había un día llamado “Día de la Juventud” de
convivencia al aire libre: solía ser en Mayo, aunque podía cambiar…
- Realmente-
pensaba yo- a estas amigas empezaré a conocerlas a través de las cartas. Estoy
seguro que todas me harán muy feliz, el tiempo me lo dirá.
Estamos en el año 1983. Es ésta la historia de
un chico, mejor dicho, de una amistad; bueno, la historia de un muchacho que
empezó a escalar la montaña de la felicidad.
Ahora es un chaval de veintiún años muy
feliz, porque comenzó con nada y hoy cree poseer el mundo. Naturalmente todo su
trabajo, todo su caminar y todas sus desesperaciones le animan en la idea de
haber hallado su cofre.
Ya no existe el tiempo para él, pues él mismo
le ha conducido a ella. Nuestro amigo es un poeta que exalta el amor en cada
una de sus poesías. Porque la vida es su poesía y es el lenguaje en el que se
expresa. Y la vida es la amistad.
Alguien le dijo un día que era un ligón,
porque siempre que le veía estaba con varias chicas paseando o hablando
simplemente. Y le preguntó que cuál era el secreto… Él, muy serio y al mismo
tiempo con un semblante que reflejaba una intensa felicidad, dijo: “La
sinceridad y la cortesía”.
Escuchando “Tocata” creo que me he acordado
mucho del viernes, de si será verdad que habrá ese grupo. No sé, me queda
buscar por aquí las cintas. Pues no sé. Bueno, tampoco va a ser necesaria la
canción de S. Gonder, lo que me espera creo que va a ser lo mejor.
Me lavo la cabeza mañana, hoy me parece que
hizo demasiado frío. Ese día de fiesta, el día de Nochebuena, el día de la
convivencia está también cerca… ¿es fantástico, no te parece?. Bueno, va a
empezar el partido dentro de un poco. Ahora… bueno, un poco más.
Me dijo Pily que le enseñase, no Pily la
amiga de aquí. Le dije que le enseñaba. Están más mimosas… Me parece que hay
aún algunas cosas que no están claras. Bueno, día a día se irán descuidándose y
no tomándolas tan en serio. Si, yo claro que me gusta el beso, como dijo Pily,
pero no sé la intención que le da ella.
Hoy, mientras venía de la iglesia, me puse a pensar que es quien me quita las ganas de vivir. Venía tarde, si, porque tanto si me quedo allí como si me voy a algún sitio busco animarme… Siempre llego tarde. Hoy fue especial: ayer no supe cómo mentir cuando marché y le dije que le iba a dar un recado a Isabel, cierto que no era toda la verdad. Pero muchas veces siento que me faltan las fuerzas, muchas de las fuerzas. Ahora me canso más fácilmente, no sé a qué puede ser debido. Son los momentos que me pongo a pensar casi analizando todo mi alrededor.
Hoy, mientras venía de la iglesia, me puse a pensar que es quien me quita las ganas de vivir. Venía tarde, si, porque tanto si me quedo allí como si me voy a algún sitio busco animarme… Siempre llego tarde. Hoy fue especial: ayer no supe cómo mentir cuando marché y le dije que le iba a dar un recado a Isabel, cierto que no era toda la verdad. Pero muchas veces siento que me faltan las fuerzas, muchas de las fuerzas. Ahora me canso más fácilmente, no sé a qué puede ser debido. Son los momentos que me pongo a pensar casi analizando todo mi alrededor.
Son momentos en que intento darle un sentido
a todo lo que me rodea, que hay veces en que ese sentido pierde su validez o es
fruto del tedio, de un sinsabor extraño. Creo que todo ayuda a regar ese tedio
en mí, a recordarme que fue la misma vida quien me lo enseñó.
De nada vale decir: “ya lo he conseguido”… y
cambiar tan de repente a un nuevo modo de vivir. No se puede concebir que el
alma no se equivoque cuando busca el momento que saciará su sed. El hambre de
su entorno, un mirador confuso guiado por extrañas siluetas que bailan
constantemente.
No se puede concebir que un día le ames,
cuando tan cerca parece el viento de todas tus palabras. Palabras sin aliento
tal vez, pero que a él le gustan. Ni siquiera sirve para nosotros decir. “ya lo
estoy consiguiendo”, con un “si mañana…” que apenas sabes cuánto durará. Hazme
caso, solamente el prolongar pequeños detalles en un riachuelo pueden llegar a
conseguirlo. Además, así no sentirá tu alma tal vez el haberte ido para
siempre.
A lo mejor lleva una orquesta, como tengo
oído. Bueno, no sé, animo a Loli, son los detalles que me hacen feliz… ya Pily
se enteró de la carta que le había escrito a Bego. Bueno, un tropezón. Claro
que me gusta meterme con Teresiña. Mañana es el dinero para la quiniela. Hoy
hay partido y mañana también. Estuve escribiendo a máquina. Ya pasé muchas
veces el cuento de Sur, ¿no?. Siempre le meto algo nuevo. Podía escribir un
cuento sobre la amistad y todo eso, ¿no?. Supongo que hay hojas que están
salteadas. Va a oscurecer. Lo que va a ser un no va a ser cuando intente poner
en orden todas las hojas, ¿no?. Bueno, ya ves que no sé qué ponerte: el viernes
tendré muchas cosas… y el domingo cuando salga.
Bueno, mañana es la final de baloncesto. Y
juega el Real Madrid. Hoy me trajo un amigo. Todo vuelve a ser como antes. Va a
hacerse de noche.
Pero no bajo al pueblo: es demasiada noche
para la bici. Escuchando “Tocata” creo que me he acordado mucho del viernes, de
si será verdad que habrá ese grupo. No sé, me queda buscar por aquí las cintas.
Pues no sé. Bueno, tampoco va a ser necesaria la canción de S. Gonder, lo que
me espera creo que va a ser lo mejor.
Me lavo la cabeza mañana, hoy me parece que
hizo demasiado frío. Ese día de fiesta es el día de Nochebuena, y el día de la
convivencia está también cerca… ¿es fantástico, no te parece?. Bueno, va a
empezar el partido dentro de un poco. Ahora… bueno, un poco más.
Una palabra que borraba todo el dolor del
sufrimiento y que ayudaba a soportarlo con más ánimo: era una maravillosa
chavala.
Continuó hablando y directamente le definió
la timidez, muy común entre la juventud: “alguien que teme decir algo
inoportuno, algo que lastime a los demás”. Y ese algo también lo sentía él: era
una sensación horrorosa que le privaba de decir lo que en verdad quería decir.
Algo que no le dejaba vivir el amor como realmente él quería vivirlo. Algo contra lo que no luchaba, pues lo
consideraba tan dentro de sí, que era inútil su expulsión. Sin embargo ella me
animaba a romperla, un sentimiento de amor le decía que se podía romper, así
como ella lo había hecho.
- ¡Querer es
poder!- decía él. Y todo se puede conseguir pues nada le es imposible al
hombre.
Y su resolución fue firme.
- Lo haré.
Ella me dio mucho más que eso.
Y me contó su historia, la historia de su
juventud. Y en ella todo lo que se podía ver era una asombrosa rotura con la
timidez y una gran sinceridad y confianza.
Aquel relato animó todavía más a nuestro
poeta. En su rostro quedó impresa una misteriosa pero al mismo tiempo eterna
sonrisa. Era una mirada de amor que siempre había buscado. Ya no había duda:
era aquélla su amistad.
Y este muchacho que toda su vida había
callado para no dañar a los demás, que lloraba en silencio al ver llorar a los
demás y que sufría porque su corazón no le daba todo el amor que él quería,
volvió de nuevo a vivir: a vivir desarrollando todo lo que en su vida
significaba amor, a vivir sufriendo lo que sufriese sin ver con malos ojos
aquel dolor, a vivir procurando alegrar la vida a los demás aunque llegase al punto
de desinteresarse de su propia vida, a vivir.
Ya había alguien por quien vivir, alguien
para quien la vida de este desgraciado tenía un sentido, alguien que le había
animado a seguir viviendo.
- La vida
nunca pierde su verdadera esencia. Es la voluntad quien te conduce por todos
los bosques… pero hay siempre una estrella que te espera al final. Jamás llega
una a desanimarse.
Y aquella amistad había sido para él un nuevo
impulso en la conquista por la lucha de la vida.
La sinceridad y la confianza, que en el fondo
pensaba que debían ser los dos pilares fundamentales en una amistad, eran en
ella maravillosos. Y se los había regalado de primera, lo cual era más
maravilloso todavía.
Y pensaba en lo imbécil que sería si su vida
llegara a desviarse por los sentimientos de desesperación que siempre había
tenido. La vida sí merecía la pena porque es un cofre gigantesco que abre tu
corazón a las maravillas que siempre has buscado, porque todo tiene solución en
ella y porque lo único que no tiene sentido es la desesperación.
Además, ella denominaba esta amistad que
todavía había empezado a nacer como una de esas amistades que son mucho más
hermosas, que nunca acaban ni te hacen daño. Y compartía plenamente esa
definición. Así era la máxima amistad que buscaba y a sus veintiún años,
todavía en periodo de crecimiento y aprendizaje para algunos, ya se sentía
plenamente desarrollado y maduro. Y tan sólo un “te quiero” sincero y de una
amiga había sellado el amor para toda una vida.
A partir de ahora ya no le importaría sufrir
ni padecer, Dios le había ayudado a soportar todo el peso del dolor. En el amor
sólo podía descubrirse una cara verdadera, una cara que, además de ser un
incentivo para un esfuerzo personal, fuera una ayuda para vivir con los demás
con el perdón como bandera.
Eulogio me alentó un poco. Ante todo son
padres. No sé, me parece que es un pensamiento que tenía un poco olvidado.
- Mira, ¿recuerdas los cuentos navideños?. Si
encontramos las libretas aún podemos llevarlas así. Bueno, piensa que hoy es
jueves. El cuento de “Bonita” no se lo llevamos a máquina, le llevamos la
libreta. Mira, le podemos llevar el de “Tartamudón” en libreta y a máquina para
que vea la diferencia y te lo diga, cuál le gustó más. Mañana tenemos que
ponernos a buscarlos ¿eh?: en la cartera oscura que llevabas a Vigo. Y preparar
lo que vamos a llevar. Bueno, lo conseguirás. Y la libreta de anillas de
poemas. Recuerda el cuento que tiene, aquél sobre ti: lo hiciste en varias
semanas. Cierto es que lo escribiste primero, pero eso no importa.
Creo que el cuento tiene otros personajes
más, puesto que si ella es Patricia, Bonita ser una gacela o un animal
semejante. Mucho te gustan. Bueno, hay que leerlo: se lo podemos dar en viejo
y… no, no puedes. Bueno, ya lo veremos.
No, no lo llevo. Y tampoco llevo el primer
tomo, que ya lo tienen allí. Recuerdo darle un lote en la carpeta, pero supongo
que sería el cuento anterior. Nada, voy a buscarlo. No lo encontré. Creo que lo
buscaré un poco más y se lo llevaré así. El ánimo está en ir a la convivencia,
¿no crees?. No encuentro los cuentos navideños, no sé lo que les he dejado.
Bueno, para otra vez debemos anotarlo: seguro que esos cuentos están entre las
hojas sueltas que tienes ya pasadas. Luego lo vemos.
Leí el análisis que me hicieron en Vigo: no sé
por qué tengo que necesitar compasión… ánimos si, pero eso me parece mucho.
Bueno, sólo pienso en el mañana. Como llevas pensado un beso a Delia, otro a su
amiga, ¿por qué no?. Ya sé que lo has pensado mucho. No voy a Tuy por la diversión,
ella es esa parte necesaria.
¡Déjame con
ellas!. Allí llevo las ilusiones de Navidad. Tan furiosa que se puso al tener
que darme algo para la convi, podía decirle que ya las tenía ahorradas. Pienso
que no debo marcharme ahora.
Los perros ya empiezan a andar. Y eso me va a
traer más quebraderos de cabeza.
Si, doblé esos periódicos de ese pequeño
estantito que hay junto a la nevera porque recordé que no sabía qué hacer, pero
pienso que ya está hecho. Al principio
les ponía números a las hojas, pero ahora ya me voy haciendo un lío y lo mejor
va a ser pasarlos a las libretas. Voy a ver el dinero que tengo… Si, lo tengo.
Voy a buscar la leche y de paso la libreta. Llevo cien más.
Tuve que volver atrás, sólo estaba en la
puerta: dejaba el de mil sobre la almohada.
Muchas veces me desanimo pensando si me
casaré o no. Y pienso más en ese no. A veces pienso que concibo una familia muy
lejana a la realidad. Pero si me quedo soltero va a ser peor, ¿no crees?. Otras
veces me pregunto yo qué hago: no nací para pintor ni maduro para poeta, ni sé
cuidar el campo. Me desanimo yo solo. Y en el medio del enfado surge una chispa
y hago un poema, pero ahora ni eso. Me recuerda el de “Todo sigue igual”. Podía
haber pelado las castañas: lo haré otro día. Pasaré a máquina los poemas.
¿Viste?, como dije ya empiezo a echar atrás.
Mañana a Vigo. Entré en la cocina para
preguntar por los otros: si habían llegado; sólo quería que me dijesen lo de
antes… pero no dijeron nada: “No llegó nadie”.
Bueno, ya me bañé. ¡Bah!, no importa; no te
pongas a pensar que no vale la pena. Mañana… bueno, a ver cómo queda aquello.
Aunque no me cayó tan bien Begoña… pero en fin, es mejor un cumpleaños allí que
en otro sitio. No sé, Lourdes, creo que
ya le hice bastante daño con nuestra inconsciencia, pero es igual porque el día
que se lo quiera decir se lo digo. Ya sabes que a mí no me importa lo que
piensen los demás sobre mí, sólo a mis amigas.
Hoy cuando escribía arriba Quico puso la
cinta “Vive”. Dejé de escribir y salí a las escaleras para escucharla mejor y
me encantó. Creo que me va a gustar empezar a cogerles la letra. Me gustaría
oírla cantando. Tendré que esperar al día en que esté solo. El día de mi
cumple, cuando me llamen Alicia y Pepi, era ese grupito de dos chicas de la
costa que no recordaba, que lo hagan por la tarde. Y Pily un coche R-5 blanco,
matrícula…Va. Bueno, pues delicioso.
Decía que no sabía ponerme el reloj, “por
comodidad”, diría Isabel (y algo de eso puede ser) porque siempre temía
romperlo. Hoy me lo pasé.
Lo pongo en la muñeca y después lo giro.
Tengo ganas de seguir leyendo el libro de Follas Novas. Intento traducir los
poemas al español. Pero lo tengo que leer tranquilo: lo empecé a leer en la
cama No es mucho el roce que tengo ahora
con Claudina, aunque sigo pensando que me gustaría que me lo hubiese dicho
antes, creo que sólo le dije hola uno o dos días: un día que iba a buscar pan y
un domingo, no recuerdo más. Bueno, el pantalón blanco y llevaré la camisa azul
a rayas verticales.
Voy a andar un poco, que me aburro. A lo
mejor entro en la cocina. Entré y cogí un damero.
Bueno, está la luz encendida: voy a hablarte
de cualquier cosa. Este domingo a Pily y el próximo a Luisa. Bueno, porque
bailé y Sauli tiene novio, ¿qué te parece?. Además, creo que en el centro que
me dijeron en autobús se trabaja con materiales tan diminutos.
Voy a dejarte, no se me ocurre nada: voy a
leer a Rosalía. Estoy aquí, en el pueblo, voy a ir a la ciudad, me dijo un
chico que las tres están en el centro. Bueno, vamos a esperar para que quede en
la tienda. Tengo que llamar a Pily, no sea que me quiera venir el viernes, día
de todos los Santos: pensaba decirle que iría yo, pero no voy a poder por el
día que es. Salir pienso salir, y si es así no voy a saber a qué otro sitio.
Bueno, ahora estoy escribiendo. El problema va a ser Ana… Bueno, ya veré. Yo te
tengo a ti al menos, me molestaría estar pasando de un lugar a otro, como hay
alguien que hace.
Me dicen “Hola”, pero no sé realmente lo que
estarán pensando aunque no creo que piensen mucho porque si fuera en otro
momento pudiera, pero una mañana, mientras espero que venga una chica, aunque
ellos no lo saben. La respuesta será al final, como siempre es así. No me sale
nada acorde. Estoy viendo aquí el pantalón gris que no se rompe, me da más
seguridad. Ya cogí varias hojas más, junto a la mesa había papeles tirados y
cogí las dos hojas grandes que había. Pero ya vi donde tiene la papelera y está
llena.
Cuando el señor me dijo que estaban allí al
principio no me lo creí, pero los dos sitios coinciden en estar en el Calvario:
es una pista. A ver si me acuerdo de comprar sellos y sobres: si es así veré a
las tres antes de lo que pensaba. Bajé la cazadora azul, pero la pienso dejar
en la tienda. Fueron esos últimos consejos: que esperes tú, lleva algo de
abrigo. Yo contentísimo por marchar. Ya se levantó a las ocho y media diciendo:
“Me olvidé de avisarte”: ya estaba yo preparado tomando la leche. Yo
contentísimo, ¿no?. “Sácame la moto. Tú ya tienes que bajar. Guardo los
perros”. ¡Ay! y la leche. Voy a buscarla cuando venga. Me alegra que piense
así. Como le dije a un señor cuando me trajo, la ilusión hace más que las manos
o los ojos o toda la mente. La ilusión reside en ese trocito del alma…
Ya no puedo escribirte más. Me llamó y me
dijo: ”Lo importante es que aproveches”. ¿Quién piensa en aprovechar?. Les
enseñaré a hacer cestos, varias cintas, llevaré cintas, me gustan todas. Casi
son todas chicas: Teresa y Begoña también.
Ha pasado ya un tiempo. Ahora tengo un poco
descuidado el hablar contigo porque estoy recogiendo los poemas sobre la
amistad. Hoy lo hago porque se me acabó el bolígrafo y no quiero usar otro
color hasta comprar la barra el lunes. Sigue habiendo alguna que otra riña, a
veces seria, pero no le doy tanta importancia porque ya sabes que escribir un
poco es mi desahogo. Teresa me dijo que el próximo día iría al baile, que le
invitaba yo. Por una bueno, pero ahora que la idea la dio Mayte y Tere dijo que
iba a ir con el chico que salía. Me pareció oír “tú” cuando se lo pregunté al
principio, pero todos quisieron interesarse y se calló. Cuando hacía stop me
pareció ver el coche de las tres chavalitas: allí iban cuatro o cinco y por eso
no paró. Aunque pienso que si eran cuatro y no paró quedaría un sitio libre.
Bueno, en el bar Esquina estaba escribiendo y me pareció ver a una chica que se
sentó en otra mesa que me miró varias veces: llegué allí y le dije que me
guardaran unos cestos, pero hoy vi que era una cocina. Al marchar me acerqué y
le dije: “Te vas a enfadar, pero voy a entrar ahí a cogerlos”. No creo que le
pareciera mal. Hasta me dio la impresión que levantó un poco la voz porque vio
que a mí me gustaba oírlas, incluso encendiendo la luz para que viese mejor.
Ahora ya van más al pueblo, pero a tantos no, les diré lo de Abadía. Ya os
hablé de la salud de mi tío… Pily no va, hoy me animó un poco, a Pily no le
gusta Jose, se acercó con sus abracitos. Entonces Teresa le dijo: “Pily, vete a
tu trabajo”. Creo que un domingo voy a hacerles felices, a Tere le recordé lo
de la semana que viene y me dijo que en esos días arreglamos lo del domingo.
Si, parte es mi culpa, no me parece que pueda
ser toda aunque tú lo creas así. ¿Y cómo decírtelo?: lo que quisiste fue intentar
hacerme más despierto… bueno, pero debí preguntarte por qué en primer lugar
atacaste con amenazas.
Padre, creo que te pedí un día por haberle
pegado a Sol, que es el periquito, la comida. La señora fue lo primero que me
ofreció y tan rápido no pudo concebir una estrategia. ¡Qué cerda!, ya ves cómo
es la gente. ¿Es tan malo confiar?, ¿es tan falso?... creo que se lo preguntaré
a Alicia.
Yo cambié. Ahora me aparece otra pregunta:
¿o soy yo quien me complico la vida?. Mi tío mejoró, creo que va a venir
pronto.
Le recuerdas a ella en estos momentos, ¿no?.
Todo lo que te dijo… No lo puedes resistir. Sabes que tu corazón está en su
alma a través de la melodía que estamos escuchando. Después no os unirá y será
también cuando más la necesites. Tendrás otras, espera al nuevo día.
Lo primero que llevé fue el jersey. Fue lo
diferente. Bah, me gustó. Blusa, pensaba, los guantes, pensé que era un
calzoncillo que se sujetase. Y monté la historia en mi mente al ir por la
calle.
Quizás lo
que me aniñaría sería llevar los zapatos y decir: “Yo, estos zapatos, ya los
conozco”, porque me imagino lo que me dirían. Creo que me animé un poco. Me
cogió los demás regalos para llevárselos mañana. También pensaba hacer otra
cosa: como antes dijo que tomábamos la leche todos… me parece que le entendí
“juntos”, iba a la habitación y les preguntaba ¿dónde me siento?, y pedía la
leche. Pero también estoy indeciso.
Están las tres chicas. Me cuesta soñar con
ella. Llegué casi a la hora. Me dijo un tío suyo que había venido… me alegré
más al verle, pero lo pasé un poco mal, decía: “otro día será”. Cuando terminó
la misa me dijo que si le hacía más caso Julia que a ella. Le respondí que no.
Queda mucho por decir. Necesita mucho cariño. Soñé mucho, pero siempre serán
sueños imposibles como pensé en la misa,
también el chiflado tiene derecho a soñar. Voy a ver un poco más a Ali.
Fui… al principio estaba con Bety y se acercó
Javi para decirme que bailase con una chiquita más bajita. No había empezado el
grupo, me extrañé pero bailé con ella. Empezaba bien. Quedó para encontrarme
allí el domingo; eso me animó. Me decían que no, pero bueno. Loli, una, le
gustaba un chico, Betty varios y al final se enfadó porque siempre estaba por
allí. Bueno, me gustó, ¿no es eso lo que le pido?. Marchaba a las nueve y digo:
“Vi a… en las sillas sentada, entre las dos pistas. Me senté con ella, le gustó
hablar. No quería bailar, pero al final lo hizo: una por mí y otra por ella.
En una mesa al lado había dos vasos, de una
pareja, pues bebí de ellos: me había animado. Le dije que el domingo próximo
iba a ir a Madrid a operarme de la cabeza. En un primer momento me pareció
creérselo, aunque ahora pienso que no. Uno de los temas que hablamos fue el de
que quería llamar novia a quien supiese que lo iba a ser, no sea que me dijera
que no: sólo me faltó pedírselo. Bueno, otro día: me hubiera dado un beso, te
lo juro, y había ido. Bueno, ya pasó… me gusta hablarte de “si me lo…” para ir
introduciéndome más en un presente. Una buena pregunta sería ésa: ¿yo contesto
siempre o vosotras no os ponéis a escuchar?.
Ya estoy en Vigo, ayer no fui. Por un lado
fue bueno, porque me afeité.
Traje dos
tomos y empecé a buscar los que hablaban de la amistad. En el bar Esquina la
chica, por verle, y fui a la librería, me encontré al chico.
- Ya pasó lo
de ayer… ¡Olvídalo!, hoy vamos a salir. Descubrimos el secreto de estar todos
los días contento. Ya sé que eres tú quien me ayuda… no importa, somos nosotros
dos. Ya viste, Paz y Loli no fueron, podías haber ido a Vilariño: piensa en que
se volverá a hacer el día de Reyes. Y al siguiente: Vigo; ya sabes que no
podemos estar tristes. ¡Mira qué bien lo pasaré allí: sólo José Ramón, Julia,
Teresa, Jacinto y el peque!. Piensa en lo que pasó: no bailaste con Tere,
aunque se intentó. Te vale eso.
Y ahora: conmigo. Ya viste que creíste no ir
a Vilariño porque llovía, pero paró de llover. Bueno, vamos a salir, no sea que
pase algo. Ya no puedes estar de malhumor.
Bueno, yo le escribía a Alicia, a Tere y a
Chus. El domingo te espera Pepi y por la noche, eso. Quico me hizo una gracia:
“Vas a bañarte. ¿no?”... y se metió en el baño. Me gusta, son momentos que
desahogan.
Bueno, ya me lavé un poco. Fui a ver si
estaba la cocina encendida para escribirle a Sauli y a Luisa, pero no, voy a
dejarlo para mañana. Mañana ordenaré estas hojas para la libreta. El problema
va a ser escribirte a ti, a ella ya veré. Me puede salir algún poema. Y pienso
leer algunas cartas. Un casete para Reyes, creo que será un sueño.
Este poema… no sabía que al final pudiera
terminar así. Me gusta… Pensé que tenía once cintas porque tenía una caja
vacía. No puedo escucharlas.
Bueno, ya podrás. Yo creo que los poemas como
éste son mejores que esos otros que desarrollan un tema y desde el principio se
conoce el final. Va a ser un poco dificilillo ordenarlas: si en cada una
hubiera un poema bueno, pero va a tener que ser por detalles. Mañana lo
veremos; ya estás satisfecho por haber anotado en el calendario de Vilariño
unas fechas, diversos cumpleaños.
No nos podemos olvidar de Montse: también
ella te dio un beso y te dijo que éramos nosotros quienes no contestábamos. A
Sauli y a Luisa ya sé que le piensan decir que te mandan un beso por carta: te
lo han de dar, te lo deben. Quien me quiebra la cabeza es Pily: puede que le
hayamos hecho daño.
En vez de acostarte y escribir en cama, te
sientas en la cama y escribes allí. ¡Jo! la cabeza, ¡cómo pica a veces!. Voy a
ir arriba a buscar las cartas… Pensé en no ir, pero es mejor que si: las
podemos guardar aquí abajo, en el caso de que no las puedas leer.
Igual leeré a Alicia.
Ahora estaba escribiendo en la libreta y
viendo esta película que no entiendo en la cocina, oí una gallina fuera: guardé
todas y las conté. Cerré la puerta, pero salí a ver: estaban todas guardadas…
tal vez me llegué a sentir confuso: habían sido los gatos, pero vi que la luz
en donde estaban los conejos había quedado encendida. Lo que quiso mi espíritu
cuidador fue alertarme de la luz. Mientras está para subir la leche y termine
de escribirte otro capítulo, te digo que es verdad cuando te pido.
Te decía de Pepi: “¡no te vayas aún!”… y lo
cierto es que no se va: está en Ramallosa todos los domingos. Y el beso de ayer, ¿no te parece hermoso?. A
mí me parece por ti. Y muchas ideas preciosas que tienes. Siento que el
recordarte va a ser compartir una historia hermosa llena de sueños, tú bien
sabes lo que me agrada. Ahora termino, bueno, pero la leche subió. Ya está…
Todavía me guardas muchos secretos. Se me ocurrió pensar que podía decírselo a
alguien, no sé si lo haré, pero siento que hay que estar en tu piel para
comprender todos esos detalles maravillosos.
Ya terminé el cuento de Tartamudón. Me parece
que quedó mejor ahora. Ya sabes cómo lo hice: pues a medida que escribía, iban
naciendo historias… y al final me quedó que ni pintado. A lo que yo llamaba
Ángeles, no es Ángeles si no Amparo.
Cualquier detalle aquí es maravilloso. No
vinieron aún, pero yo le di un beso a Mayte, a Teresa y a Mª Jesús: a Mª Jesús
le faltaba mi dirección, Alicia había escrito y Tere esperaba carta. Bueno, ya
estoy de otra forma.
No vinieron. Pero lo pasé especialmente bien por Alicia y Teresa. Y
María Jesús, Chus le gusta más. Voy a escribirle. Y a Mayte le di dos besos y a
Montse uno y a Delia y a Teresa al llegar y a Alicia, esa chica de Figueiró.
Iba con dos más: con Gloria y Begoña. Para la próxima convivencia tenemos que
llevar las cartas para jugar. Al final n o leí ningún poema. Pero no estaba en
ello.
Bueno, Ali dijo que le gustaba mucho salir en
bici y a ver si me llamaba y dijo también que Pepi iba todos los domingos. Como
me dijo este pasado, él le llegó un poco más tarde. Pude darle un beso y
bailar.
¡Acuérdate también de Loli: lo pasamos bien,
¿no?. Pues ya está.
Ya puedes empezar
a pasarme a libretas: en la tienda de la carretera hay. Vimos a Deli y ella no
te quiso dar un beso… No te preocupes, estabais en la calle. Si te lo dio
Conchita, ¿no?. Hablé con Pily el domingo, le llamé; me había llamado ella sin
encontrarme. Me olvidé decirle muchas cosas. Encontraste a la del coche y no
era, se podía parecer, ¡déjala!.
Ahora escribes de noche.
¡Escribe!. Ya le escribí a Alicia. Y esos
trozos para hacer un cuento: los voy a completar con Teresa. A Alicia ya no sé
decirle mi mejor amiga, hay tantas… que le quebraría el valor. Sigue siendo
especial: ya viste que en un comentario dijo sobre casarme contigo. Iba riendo:
una ilusión que se va. Esa amiga especial hasta que te cases. Le diré a Tere:
Tú a mí me llamas cerdo, rompecorazones son ellas. Si me quedo con alguien ya
la tengo elegida, pero más que a ellas prefiero a otra que conozca más”. A ver
si te llama Lupe diciendo por qué no fue. Me la fastidió sólo al principio, ya
ves qué pronto te acomodaste.
Dime que te gustó darle aquel beso a Alicia,
la chica de Figueiró. Si, ya lo sabes. Al terminar de comer se cruzó y le dije
“¡fuera!”. Se le había olvidado algo, no se enfadó. Te gustaron, ¿a que sí?.
Si, es verdad, ella era un poco altita, ¿no?. Queda la esperanza, para la próxima.
Oyes la música. Se acerca el día en que
vuelven a Vigo. Y ya tienes la cinta de música lenta. No debes tomártelo tan a
pecho. No iba con esto, pensaba en otras cosas.
Mañana le enviamos la carta a Alicia. No me
gusta dividir, pero me parece que uno de los secreto en mi vida se lo pienso
decir a Pily, creo que le ayudará, es que me gustan las personas dentro de lo
que son: si es tendero, tendero; si es amigo, amigo… Las personas como lo que
son creo que da fuerza a la libertad y la hace desarrollarse más vivamente:
creo que es el secreto de estar enamorado de la vida. Igual llamo a Pily y se
lo digo por teléfono antes de que se me olvide. En la tienda de la carretera puedo
dejar la libreta a deber. No creo que suba Antonio con el cambio: me podía
ayudar a pagarla.
No corre prisa: como no tengo ninguna
libreta. Esta noche puede que salga, al menos tengo la intención de ir a
bailar. Y mañana. Y el domingo… Creo que hoy es martes; si, es así. Mañana es
uno de enero y el martes que viene a Vigo.
Ya estoy más
animado.
Me afeito mañana, no, si me acuesto tarde
sueño tal vez con dar algún beso hoy: me afeito ahora. Me preguntó ella, yo
estaba afeitándome; había llegado de Ramallosa, no pensaba ir al baile, en
Vilariño sólo podré hablar con Teresa si va… No sé, aunque no baile nada
prefiero Ramallosa: por las conocidas, por enfadarme con alguien. Me clavé
un alfiler cuando iba arriba a buscar
calcetines. No es nada, creo que se lo enseñaré.
No, no lo haré, es ridículo, no sé. Cierto es
que te hirieron. Tú si que habías cambiado a partir de la convivencia. No
quisieron entender la palabra “me defraudó”. No lo querías así, pero pasó.
Mañana claro que voy al baile.
Quise salir, pero al final me gustó más
quedarme en casa.
Es mentira que yo pude estar alejado de ti.
Quiero, amiga mía, pensar que sigues conmigo, pero no puedo dejar de pensar en
Teresa: ella consiguió reavivar una llama que se había tomado muy en serio su
partida, porque ya no tenía nada que hacer. Ella consiguió recordarme lo mejor
del hoy en que vivo: recordármelo por esa ilusión de soñar, por esa ilusión de
esperar, que la luz baja todos los días a visitar muestro camino. Consiguió
recordarme lo que tanto quería: será la primera estrella amanecida en este
amor, la pregonera más delicada de nuestra esperanza.
Vamos a fijarnos en ella: la luna ya se fijó
hace tiempo y no pudo arrebatarle el corazón. El pensar a veces también es
bueno, el pensar que puede hacerse realidad en este momento, vives en un sueño
que te aguarda todavía, que se quedó contigo, que tiene el manto de la realidad
que tanto hemos deseado. No hay fuera, todo es interior para el infinito que
hemos deseado remover en nuestra dicha.
Pensando en ella parece no pasar el tiempo.
Son tan pocas palabras las que necesitas a su lado, que yo me convertiré en ese
deseo de libertad. Así tienes más sentido: pasaré a ser ese acompañante para
tus momentos indecisos, ese amor a la compañía que puede ser nuestro
entretenimiento. Seré como tú, la mariposa que nunca podrá posarse. Tú y yo en
el cielo, nuestro hogar, tú y yo juntos para mostrarnos todo cuanto pudimos
pensar. Y ese instrumento de amor, eso que te acercó a los demás… ¡enséñamelo!,
será nuestro, pero quiero que me lo dejes para encontrar mi alegría. Será
nuestro… dámelo y ven tú conmigo, porque sólo en tus manos paso a ser ese
sueño.
No va a ser muy difícil seguir sus pasos. Y
tú seguirás pensando cada vez más en ella. Cuanto te dijo, cuanto te mostró… le
encontrarás ahí con su libertad.
Querría pensar en Begoña, pero sólo sé pensar
en Teresa. Y decirle a Pily que no se enfade por que ayer me haya portado como
un animal cogiéndole del cuello, ya que ella me había cogido este escrito.
Quería hacer un poema.
Podía continuar, pero si continúo creo que
llegaré a estropearla. Y el gran secreto de nuestro camino… en tus manos. No
hay miradas que puedan estropear tu compañía. Y si las hay, tú me enseñaste a
destruirlas con una sonrisa.
Vuelve el viento a llevar su cauce: vuelve a
mí, se lleva los sueños. Y ellos tienen la fuerza para posarse en cualquier
lugar. Lugares donde ven llanura, lugares donde pudieran ver sequedad y hambre…
Para sembrar unas flores que no necesitan el agua para crecer. Amor, sólo amor…
y esa compañía de algo que está descendiendo a pasos agigantados. Es ese algo
que va visitando allí donde hace falta y luego volverá a uno.
¿Sabes?, eso de ponerles números a las novias
es genial. Si con todas las que me gusta bailar lo quisieran ser, ¿te
imaginas?. Ahora, cuando esté con Ana, le podré sacar ese tema fácilmente y
charlar con ella un rato, ¿qué te parece?. No, ya sé lo que voy a decir: lo
tengo, ya sabes cómo soy. Hablar un rato, y más de lo que me atrae, sabes que
es verdaderamente lo que me gusta. Vi también a las de Sabarís, pero no pude
hacerlas colaborar en aquella sonrisa.
No te pude escribir esperando en Vigo, porque
se me había acabado el bolígrafo. Tengo aquí la hoja donde te empecé a escribir
y voy a seguir con la que empecé porque me parece más espontánea. No fue Pily,
¿sabes?, lo cierto es que no lo sé. Sabía que era un R-5, pasaron dos entre el
banco y el supermercado, no me fijé muy bien en ellos. Primero me puse un poco intranquilo mientras
esperaba. Después me decía: “Te espero hasta las siete ¿eh?, si no voy allí que
empieza a hacer frío”. Y si es un coche de ésos, pues ya le veré dentro. Vi a
Mari Carmen, le dije que ya le vería después y entré.
Fue fenomenal, oye. Vi a Betty y bailó, con
Mari Carmen y bailó, con Angelines y también la bajita regordeta: es muy
cariñosa, me gusta estar con ella. Convencerle… y luego que no, aunque siempre
termina bailando. Le señalé a Betty o a Mari Carmen que estaban bailando y me
dijo: “Me pides a mí porque a ellas no puedes”. Alguna vez no pude bailar
aunque quise. Fui a buscar a Ana, aunque no me acuerdo si bailó. Le pedí a Paz y me dijo que no, supongo que
por estar enfadada con Loli. No sabía si había venido y no insistí. Luego le vi
a Loli, bailé en la pista pequeña, aunque ya había alguien con ella. Me dio
rabia que le diese un beso a Betty cuando se la presenté, pero ya sabes que son
detalles que me agradan. Invité a Loli y siguió bailando. Quedamos en que el próximo día vendría a
recogerme, pero ya hablaré con ella.
Lo que me pareció mal fue hoy: aquel señor
barniza unos palos y me puede barnizar los cestos. Yo me animé, ya sabes ella.
Pero los barniza con la lengua (no sabía qué tipo de minusvalía tenía), porque
para barnizarlos yo y que cada dos por tres me entretenga, un rábano. Le gusta
mucho decir no a todo, incluso antes de conocerle.
Le gané a Humberto, bueno, mañana jugamos al
ajedrez. Hoy no fue Pily, me extrañó. Y tanta ilusión en que tenía en que me
diesen un beso el viernes, voy a tener que desecharlo. Bueno, tal vez Mayte, yo
quisiera decirles que el que les pregunte ahora y me digan si o no es una parte
de la sinceridad.
La canción de España ya la aprendí, y sólo el
viernes y el domingo. Jo, no sé qué pensar, me gusta ir andar pero puedo
hartarme. Llovió toda la mañana y la tarde de ayer. Subí con Loli del pueblo
para llevarle a casa y llovía. Ya no cojeaba tanto. Paré en mi casa para decir
que le acompañaba. “Una chica a estas horas” me dijeron, pero no pasó nada.
Saqué dos chaquetones de lluvia y le
acompañé. No quiero pensar en ese beso de las chicas de Vigo, pero no puedo
olvidarlo.
No sé qué pasará, hoy ya me desahogué un poco
hablando con el señor. Pienso en ellas y me digo “si”, pero me siento a su lado
y ya es una ilusión que se destruye sin una simple razón o un por qué: parecen
disolverse en el aire, un aire sin retorno. Me gusta quererles, pero también querría
un mañana más dichoso. Puede serlo y yo olvidaré, pero hoy me duele no haberlo
comprendido del todo.
También aquí noto la falta de ese algo mío
que no ha llegado a florecer. Les gustaron los espejos, hasta me pidieron
algunos. Me voy corriendo hacia atrás con la mesa. Abrí una cortina y quiero
que la luz me dé bien, me voy a estropear la vista.
El señor me dijo que ellas pensaban perder la
virginidad: pues sigo sin entenderlo. Comprendió lo que es el beso de amigos,
la primera a quien se lo di fue a Mayte, por eso te la nombré antes. No pienso
llamar a Pily, así que me llame ella el viernes. ¿Sabes a quien encontré en el
2000?. A Ángeles, la chica de Panjón. Le quise preguntar si me había querido,
pero sólo pude decirle que me bastaba con que se acordase de mí un poquito.
La hermana de Begoña también es muy cariñosa,
me pidió el espejo de la chica, el primero. Será volver a buscar a Sabarís. Jo,
pensé que Begoña, la del autobús se había enfadado conmigo. Era el santo de
Tere y Asun le dio un beso, así que me metí. Al final me dijo Begoña: “Hace
tiempo te pedí la cinta de S. Wonder… se la dejé. Antes de buscar el espejo
quiero escribir.
La verdad es
que daría cuanto pudiese por ver sonreír a la hermana de Begoña. Mi mejor
regalo será el espejo.
No sabía decidirme por una y no sé qué hacer
para darles felicidad a todas. “Me acompañas hasta el estanco”, me dijo; puede
ser una idea. No hay sol para buscarlo, veré en la habitación. El señor, no
recuerdo su nombre, se lo preguntaré, se puso a hacer un cesto conmigo, creo
que le gusta. Quedó allí, mañana sigue. Espero que no sean sólo unos meses, me
opondré.
Pienso mucho en el viernes. Si alguien me
diera una respuesta, no tendría yo que pedirlo, pero ya ves: me siento
indeciso. Humberto es un gran chico, me gusta hablar con él. Es esta
intranquilidad, esta duda, es éste no saber qué pasará mañana el que me hace
estar ahí, en un vértigo, un temor a no ser reconocido cuando despierte el día.
El camino puede estar claro, pero yo sólo veo
dudas: dudas y más dudas. Y ese no saber me hace preguntar cosas que tal vez en
la calma comprenda, pero que hoy sólo siento pesadumbre: pesadumbre y dolor. Y
yo pregunto: “¿Hasta cuándo?” y me sumerjo más en el olvido, un olvido rancio,
sonrisas que sonríen sin compás ni armonía. Me olvido de convivir, soy pasto
del olvido que se hunde en mí. Pero sigo sin saber qué pasará mañana, qué será
de mí en sus fauces. No sé qué decir, pierdo el control de todos estos días
felices y siento que se van. Sólo me queda la miseria: la miseria más profunda
y a su lado la única canción que pude aprender.
Llega la noche. Si, todos los días. Pero es
otra cosa si está ella a mi lado. Porque sabe cuándo quiero pedirle algo y mis
labios llevar guardada la semilla de su presencia entre los aires. Ahora saben
sobre todo presentar nuevas miradas, soplarle al aire, infundirle su calor.
Ahora saben de verdad qué puede ser el día de mañana para ellos. Iba a ver si
continuaba esto hasta el final…
No lo creas, te presentará qué es lo que
quiere para un nuevo día. Y verás que allí también se respirar el aire de esa
presencia nueva, de toda esa dicha que un día le condujo a su lado. Allí
también estoy y ahora es toda una vida la que comienza. Di que hay esperanza,
tú compañera, ella te la presentó un día.
Estaba viendo aquello de la revista, pero
prefiero venir al baño y escribir. Ya te dije que me gustaba Begoña, ahora Loli
y Pily… todas; aunque parezca quedarme con las dos primeras. No sé si lo que
quiere Begoña es darme celos. Yo no lo veo, pero será más cuando alguna me eche
el brazo al cuello. Y no sé, me estoy metiendo en un barril sin fondo, ¿no crees?. Y creo que mi
salida le va a estropear a alguien, aunque sigo dándole vueltas en la cabeza a
esa idea de irles convenciendo poco a poco.
Ayúdame a saber por dónde empezar.
- ¿No es así
como querías sentirte?, ¿por qué ahora lo niegas?.
- No, hombre, no lo niego. Es que siempre me
consideré de otra manera y sé lo que significó ilusionarme de Finita allí en
Murcia.
Aquel
callarme me hizo sufrir a mí, pero me parece que si no fuera de este modo haría
sufrir a otros.
Bueno, ya se rieron ella y Victoria, no sé si
había alguna más en la aula de octavo cuando estábamos ella y yo y Vicky me lo
preguntó. Bueno, estaba equivocado, pero me gustaría haberlo reconocido allí.
No, no me recuerdes el daño que le puedo
causar a Pily, ya lo sé… pero no entiendo muchas veces por qué me quedo
pensando en lo que ella me dijo. Di que sólo es para unos meses, yo se lo
contaría a Loli: en un recreo le digo: “Ven a dar una vuelta” diciéndole el por
qué y se lo digo, ¿tú qué crees?. Ya te diré si lo intento.
- Ahora voy
a acostarme, pues hace frío. Ahora ya sabes o lo supones quizás, quién podemos.
Pues supóntelo…Y no digas “podemos” sino “puedes”. Yo estaré siempre contigo,
es verdad, pero debes empezar a ser tú.
Tal vez lo último que recordé hacer en mi
casa, ya que la libreta la tenía aquí, era traer los poemas para pasarlos, pero
sólo encontré tres. Los demás a ver si recuerdo buscarlos esta tarde. También
me viene a la mente el decírtelos a ti, dejarlos como están. No sabría, seguir
creciendo mi corazón es como algo que me impide dejarle aprovechar la vida.
Yo me sentiré culpable al cortársela, ella
quiere mostrarme todo cuanto puede aprender en otras vidas, en otras ocasiones
soñadas. Ella quiere decirme qué fue lo que visitó, qué fue lo que aprovechó en
aquellos instantes libres. Ella va hallando pequeños pedacitos de amor y los
configura todos para que lleguen a ti en los mismos instantes en que tú sientas
necesitar de ellos.
Por ti, sólo por ti ahora corre al encuentro
de su amado. Y te va hablando poco a poco de él, para que también tú te sientas
feliz.
La palabra
“amor” me secuestra, me invade, pide algo de mí y yo quiero dárselo siempre con
todas las fuerzas de que disponga. Porque primero son las palabras que se
desarrollan por sí mismas en el alma, primero son esas imágenes tan delicadas
para cuidar. Luego llega la vida y te quiere a ti en ella para que le muestres
todo lo que ha llegado a tus labios, quiere saber un poco que tú también has
ido creciendo en ella y puede tenerte, amarte y cuidarle como la semilla soñada
de sus entrañas. No le digas que estás indispuesto. Te encontrarás con ella.
¿Viste?, hoy me gustó. Porque te estuve
escribiendo toda la mañana. Toda esa maña femenina para decir sus cosas, se fue
al cuerno esta mañana. Pily quiso hablar conmigo y me dijo que ella le había
dicho, Loli, que no se hiciese ilusiones. Y le enfadó. Pude tranquilizarle
diciendo que se refería a si yo me fuese, pero tengo la ayuda de que no se
enfada conmigo. Bueno, pero ahora viene otro lío porque hoy me puse a pensar en
aquella frase que dice: “si le retienes, se te irá y ya no volverás a verle”.
Se me está haciendo cada vez más difícil. Tal
vez Loli me quiere. Lo que sí pienso es que si elijo a alguna de ellas, no me
parece que el matrimonio se vaya tan rápidamente a pique. De todas formas
también pienso en esa unión para este curso que me habló Sito, pero sigo
pensando que no hay derecho. Será un fingir por parte mía y la vida se
marchitará al no encontrar una respuesta concisa. A mí me duele que esa duda
invada su corazoncillo, su pequeño corazón de poeta, pues fue el primero que
conocí y con el que me quedé más cierto en esta carrera.
Pronto empecé a conocerle y eso es superior a
todos los nombres que llegaron a cruzarse en mi camino. Porque sus palabras
fueron coincidiendo tal vez con otras que yo tenía o esperaba. Mas también eran
de cristal, también podrían ser parte de esa esperanza. Y no me detuve a
preguntárselo. Era ella, mensajera, y la acogí para llevarla siempre.
No hay derecho a pasar sin comprender un
saludo o una palabra, no es necesario ver odio en ella, unos sentimientos puros
y limpios. Ellos te estaban esperando. Conocen esa parte de ti que permaneció
oculta desde que naciste, su lucha por brotar entre sus diálogos todos los
días. ¡Escúchale!, ahora ya está despierta.
Eso de que Pily no me gustaba era falso, lo
que pasa es que no lo sé, no me lo tomé demasiado en serio. No sé si estaría
bien hablarlo con Loli, al menos de ella no quiero perder la esperanza. Me
preocupa Pily. Y eso que si le pregunto por qué echó todo al tajo.
Estoy dudando si afeitarme: lo hice el
domingo, el martes por la tarde, miércoles, mañana por la tarde. No encuentro
la libreta, pensé que se la había dejado a alguien de Vigo y me parece que si.
Bueno, a comprar otra y mañana le pregunto, llevando ésta a Vigo
Mi alegría viene por rachas: ahora estoy en
una, pero me agoniza más el pensar que un día esto se acabe. Bueno, ahora lo
importante es pasarlo bien, ¿no?: esperaremos al mes de Diciembre en que haya
otra fiesta igual. Me quedan cada vez más ganas de bailar con Loli, aunque
tranquilizando a Pily. Bueno, le digo que ahora procuraré estar con ella, pero
el día de la fiesta quiero estar libre. Me extraña eso que dice: “Tú bien sabes
que contigo no me enfado”. No sé si soy un egoísta, creo que tengo muchos
remordimientos de conciencia, son tantos que me hacen dudar sobre la veracidad
de cada uno. Y yo tampoco sé mantenerme firme, me balanceo sin saber a dónde ni
con quién. Llego a ver tantas sombras en mi camino que quieren enredarme… Por
eso os quiero aunque no sé si algún día llegaré a definirme. Ni qué es lo que
me pasa ni qué va a ser a partir de hoy: remordimientos que me sucede cuando no
tengo nada en qué pensar y me hacen sentir impotente. Muchas veces llego a
sentirme indefenso.
Y te necesito, amor, esa palabra que tú sabes
que me gusta: te quiero. Yo también. A ver si me acuerdo de leérsela a alguna
de ellas. Sabes que pienso en Loli, ¿no?. Es verdad. Me parece que es una chica
tímida, pero los que son tímidos encierran una gran sinceridad por dentro, no
sé dónde lo leí. Y es verdad, me agrada mucho la forma que tiene de cogerme la
mano. Es maravillosa. Me gusta soñar el que pueda conseguir que me dé un beso a
veces.
Por primera
vez puedo sentirme guapo en un ambiente. Y eso es algo bonito. Me gusta.
- No te
pongas tan nervioso, tan en tensión. Olvida todo el follón en el que vives.
Me gusta también la idea de que Pily me pueda
dar un beso todos los días. Bueno, se lo daré yo, pero ella lo toma como algo
bonito. Bueno, buscas animarle, ¿no?. Te gusta marchar corriendo, saltar
aquellos escalones que conforman la acera: están detrás de ti alimentando esa
alegría tuya: sabes que mañana les volverás a ver. Y tú, inconscientemente,
quieres apurar esa vuelta. No está mal, ahora me parece que me gustará más en
esos momentos recordarte todo esto. Ya está comiendo otra vez…
Bueno, me parece que ahora debemos pensar
más en el próximo día en Vigo.
Bailarás con
Loli y aún te queda hablar con ella, a ver si me ayuda a despertar a Pily y
encima ellas no me dan de lado… es fantástico, ¿no crees?. Me dan ganas de
decirle a la vida que allí gira en torno mía; no sé por qué se me ocurren estas
ideas: llegan a ser monstruosas.
A gusto y aprendiendo, pudiendo contar con
todas y satisfecho estás deseando mostrar todo cuanto sabes, como en los sitios
que estás a gusto, pero debe ser día a día y debes aprender aquello que te
quieren enseñar. Begoña se puso a mi lado, como me prometió al marchar el
lunes, pero ahora me empieza a turbar la idea que pueda llegar a cansarse. Me
gusta, si, pero en este momento tal vez prefiera más a Loli que a ella. No sé
qué me pudo cambiar, pero me siento distinto a como era antes. Tú también lo
sientes así.
No sé si fueron los destellos, el amanecer,
la felicidad con que penetró en nuestros corazones… Es una fuerza superior,
pero muy hermosa y muy intensa. Te hace despertar cada día: ahora ya vas a
poder contar con ella para siempre. Yo también estaré contigo, porque me gusta
verte feliz. Parte de esa mediación llegó a mí todos los días. Y es dulce, como
siempre he esperado encontrarla. No te alejes: ella mecerá mis noches.
Tanto miedo, tantas preguntas sin respuesta,
tanto no saber el modo de actuar, todo eso han sido obras por mi cuenta. Tantos
momentos indecisos sin saber dónde aflorarían, no pude descubrir otra manera.
La vida es dura a veces, ya lo sé, a mí puede que me haya tocado una parte de
ella. ¡Perdonadme!, si me hubierais conocido antes, o después quizás, no me
habríais sentido de esta manera. Queda esperanza, si, pero ya no sé dónde puede
estar la mía. Tanto cuidar, tanto cuidar… y descuidé la parte principal de esta
vida: el camino. ¡Perdonadme!, no quiero cortar vuestra alegría, pero ya veis:
el mundo se fue volcando y tuvo que culminar su desolación. Ya veis, sigue
quedando mucho por esperar, me gustaría que lo continuaseis por mí. Yo no sé
dónde llegaré a arribar esta vez.
Le dije a Humberto que no jugaré con él y me
quedaré escribiendo los poemas. Aún falta uno. Cuando te escribí a ti el trozo
que comenzaba diciendo: “Perdóname…” ya lo tenía pensado en el coche pero en
una forma de hablar con ella. Me supongo que sigo sin tener nada que ocultar.
En el coche me puse a pensar en ellas. Creo que es algo que no he podido
superar. Y eso que me dijo el chico de la tienda de decoraciones: “¿Cómo vas a
vendérselo a tu profesora?”. No supe responderle.
Y tú, Begoña, porque viniste conmigo, porque
acompañaste el tiempo del que disfrutabas en aquel momento, porque estabas de
acuerdo. Tantas respuestas se encuentran contigo, tú sonreías mientras yo
vagaba por aquellos senderos. Tú porque hablabas y yo sentía tu reflejo.
Me identifiqué en aquellos pasos con la
madrugada. Sé que ella siguió a tu lado mucho más tiempo que yo y te conoce de
una forma más clara que como te conozco yo, pero siento que en aquellos
instantes tú ya no eras como ella te había educado. No dudaría en rebelarme con
ella si hiciese falta. Parecías sonreír, o tal vez el que sonriese fuera yo,
pero había un lazo mayor. No eran sólo sus palabras a mi lado: sus ojos, sus
atardeceres… todo conformaba un haz de sueños
que estaban conmigo. Ni tampoco era su presencia allí, todos los ojos del mundo
jugaban el papel primordial aquella mañana.
Hay palabras, muchas palabras que yo también
olvidé para ese momento. ¡No me las digas!, déjamelo así: ni que ya pasó, ni que
se apagó una estrella. No quiero que pase tan pronto. Si llegase a pensar que
pudo apagarse, se destruiría del todo mi hogar. Aquel “si”, aquella palabra de
aliento entre nosotros, ¡guárdamela!, quiero saber que siempre la tengo
presente. Yo allí no estaba venado, como tantas veces pude pensar. Ya ves que
esos detalles continúan manando para ti. Y tú y yo sabemos qué es lo que
ocurrió en aquellos momentos. Ella para romper la distancia, ella para acercar
nuestros deseos.
Unos ojos que parecen tan misteriosos, que
parecen tan ocultos, que todo cuanto hacen esconde su verdadera amistad. Nada
puede interrumpirme, todo quiere hacerlo.
Otra vez vuelvo a soñar con aquellos minutos.
Yo sentí el calor de su corazón cuando hablaba, cuando reflejaba aquella esperanza.
Hay palabras vivas para siempre entre tú y yo, hay palabras que jamás llegarán
a conocer aquel fuego que tanto les hirió: son palabras que al fin han
encontrado su camino. Allí, a tu lado, tuvieron la suerte de ver el vacío
despeñarse: yo les dije que ya estaba lleno por ti. Por ti y no tenía lugar la
duda; podía decirte tantas cosas, aquel momento tan especial… no pudo acabarse
todavía si lucirá una nueva mañana en que pueda volver a verte, a conversar
contigo, a compartir.
A mí me hiciste feliz, yo sentí deber algo,
no me digas que ya quedó saldado. Tal vez la mañana la tenía a mi lado mientras
caminaba. La mañana vistió su candor de arco iris y no estaba tan lejos de
tocarla. Ella también sabía quién eras tú y no quería sentirte intrusa, por eso
había dejado su pedacito en tu corazón, por eso había acogido tus pisadas en su
eternidad. No había entrado de improviso, tú misma habías combinado tu
sencillez con toda su frescura. Parecías hecha de rocío y dos perlas oscuras.
Parecía haberte querido, con ella la luna. Ya iba muriendo, pero era la luna
blanca, la luna hermosa de la mañana. Quería verte esa última vez. No estaba
ella sola contigo: había otra especie de canción, otra melodía que tú misma le
habías dedicado.
La noche fue quien había muerto, tú estabas
libre: no pudo sacrificar tus fantasías. Otra vez volverá a estar contigo. Y
los dos esperaremos, como en un principio. La lluvia quería compartir aquellos
instantes tan agradables, pero era testigo desde el cielo, allí podía sentir tu
libertad acariciando sus venas. Quiso quedarse en el cielo para más tarde,
quiso junto a tu mariposa sentirse feliz durante unos instantes mientras oía tu
voz, mientras recogía tus sueños: allí quería unirse también ella.
Y tú, amor, porque pudiste conversar en ella,
porque sus respuestas eran caricias en esa unión que tú siempre esperaste, en
esa ilusión que siempre fue tu deseo, el fraternal abrigo de su alma.
Y ahora contigo dejo todo lo demás: todo
pensando en ti, para que veas lo que ganaste en unos segundos. Vuelve esa
sonrisa, el anochecer no supo deshacerla. Supo recrear la agonía, supo avivar
el fuego de la traición, del malestar, pero encuentra algo en ti hermoso que no
le deja acercarse, que ya le tiene avisado.
Ese temor que le comuniqué a Mayte por que
vendría él, me lo tranquilizó diciendo que sólo venía a rellenar los papeles.
La primera en acordarse fue Begoña, la otra Begoña sigue enfadada conmigo.
Muchas veces me falta el valor. El valor más
extraño: el de una palabra, el de un sentimiento… no sé cuál, pero a mí me
falta. Es un poco de todos, un poco de ese saber que puedo comunicarlos. Pero
me falta… entonces me pierdo, parece todo tan rápido… Me muevo a inclinarme
aunque no quiera, porque mi nave sólo sabe sujetarse cuando está ella a mi
lado: ese valor de que ha llegado, me parece que hay algo que no funciona muy
bien. Pero él sabe que yo le quiero aunque haya algo que le impida decírmelo.
Ir y venir como siempre es mi camino por el
mundo. Ir para volver luego, pero tú y yo sabemos que allá atrás, en nuestro
punto de encuentro ha quedado una semilla: tu semilla… porque a mí me habías
alegrado sólo por ser quien eres. Una semilla, si, llegará a hacerse eternidad
con el tiempo, no lo dudes. Yo le espero, ella me dijo que no tardará mucho en
hacerse de mi tamaño; yo le espero, no porque siempre tenga que ser mi
esperanza la que palpite, sino porque sabe que hay amor en el medio.
Llamé a Pily. Me dijo que ya iba a llamar a
las seis, pero no lo hizo o sí lo hizo cuando yo estaba fuera. Tampoco sé nada
de Susana. Bueno, ya va a pasar el día.
Me extrañó Conchi en Vigo. Estaba junto a
Monse y a Pily, no la primera, y se acercó ella. Le dije que aún no me había
dado el regalito y me dio un beso. Le pregunté por qué no en la otra y me lo
dio en la boca… Me extraño, me pregunto por qué lo hizo así; creo que podré ir
al magosto el lunes por la tarde, decía yo agosto.
No sé qué me dirá si me pongo a escribir
delante de ella, en la cocina. Bueno, ya me puse. Begoña tiene una mirada
distinta de Teresa, me parece que todas son distintas entre sí, pero una
característica especial en cada una de ellas me permite distinguirlas: una
característica que brilla cada vez que les fijo mi vista en ellas, una
característica muy inocente pero siempre sentimental. ¿Qué podría decir de sus
miradas?. Yo te lo diré: Nada… es mejor sentirlas a tu alrededor sintiéndote
rodeado de una dulzura característica.
Y saber que
siempre puedes contar con una de ellas, para que esa moral que tanto recoges
siempre no sufra por nosotros dos.
Quiero pensar más en Begoña. Yo por aquella
calle no sé qué pensaba, sólo ella podía darme un por qué. Pero allí estaba:
callada, sonriendo, el amor joven, y sonreía más todavía… pero callaba, me
dejaba soñar a mi manera la fantasía; no, no me sentía solo. Y aunque sin una
respuesta convincente, aquellos instantes pasaban felices para mí. No sé dónde
había visto antes aquel momento, pero ella me lo descubría por primera vez.
Pily llamó. Me duele más el no encontrar
sentido allí donde esté, en el lugar que ocupe: no sentirme satisfecho por
haber llegado hasta allí. Siempre lo estoy, es verdad, pero debe llegar un día
en que digamos: ¡Basta ya!. Y si hacia atrás hay muchos quiebros, nuestra
solitaria barca se ha de encontrar varada y muda. Es ese no encontrar sentido
el que te hace muchas veces empuñar las lágrimas, lágrimas azules que se
sentirán perdidas si no me ven a mí. Me parece que hay veces en que me pongo a
pensar que soy yo quien le da sentido a tantas cosas, cuando en realidad me lo
pueden dar ellas a mí.
Me parece que lo tendría que decir, ¿no?, o
hablar con alguien, porque al final la chica que realmente me quiera debe ser
la única capaz de esperar. Esperar… no me preguntes a qué, te diré a qué me vea
libre y será una respuesta que me hará llorar. No sé por qué, libre no se
refiere, no tiene por qué referirse sólo a tu familia. ¿Sabes?, una chica me
dijo: “Si no fueras tan guapo…”. Y eso es nuevo para mí. También ha sido obra
tuya, ¿no?. Me encanta, poder sentirse así en un grupo es maravilloso, más de
lo que antes me imaginaba. Loli también es buena chica, también me gusta.
Creo que la
libreta de poemas la dejé en Vigo. Aunque sigo creyendo que ella me quiere
tener como un niño: aquí, allí, siempre a su lado… ya conseguí el salir de
casa, ya estoy más tranquilo. Me gusta el que empiece a escribir poemas otra
vez. En verdad en Vigo me hacen sentir de una forma distinta a la que ha sido toda
mi vida.
Ya viste en qué consistía el magosto. Y qué
bien lo pasé. Aquello que le dije al final a Begoña, que me quedó para bailar
la de S. Gonder… me dijo que la bailaría hoy. Traje una cinta, espero que siga
ésta porque estaban todas revueltas. Pensé que cuando se podía era en el
recreo. Pero hoy le voy a decir que perdone: sólo era la ilusión. Si en verdad
le gusta lo hago. Lo que si me molestó un poco fue la actitud de Pily. Ayúdame
tú. Ya viste, ella se quedó sentada y quería que me sentase yo con ella, pero
no podía: ¿dónde?.
Me gustan estos poemas. Tú sabes que quisiera
dedicárselos a Begoña. Bueno, cuando vengan me pienso enfadar con Mayte: me
sacó una foto bailando con Begoña. Me debí imaginar que no sabían bailar, la
hermana de Montse me dijo que sí había ido a Ramallosa. Y había entrado. Yo
salí a buscarla dos veces. No pude bailar con ella, no quiso porque Pily estaba
llorando. Me parece que quien mejor puede hablar con ella es otra chica, Mayte
tal vez, yo le podría hacer daño diciéndole que a todas las quiero por igual.
Es mentira, pero no me hago una ilusión tan ciega. Bueno, no importa, al final
le dije que si quería un beso y me lo dio, creo que ya la noté más alegre.
Me afeité, ¿sabes?; si consigo o si a ella le
anima que se lo dé todos los días, me calmará. Jo, qué bien lo pasé. Y bailé
también con las señoritas que daban clase por la tarde: lo mejor es que creo
que yo también les animé un poco más. Quien sí me gusta que tenga celos es
Loli, ¿sabes?. También me gusta, pero no vino ayer.
Un detalle feliz ocurrió esta mañana, sábado.
Fui a buscar leche a las once y algo y llovía aún un poco: había amainado.
Llegué allí, estaba abierto y entré. No había nadie… pero en esto que oía las
voces de Carmiña y de su hermana, no recuerdo su nombre. Esperé un poco. Al
cabo de dos minutos más o menos salió ella al pasillo, hace tiempo se recortó
el pelo: “¡Ah!, no te había visto”. “Yo tampoco”, le contesté con ganas de
hablar un poco. Salió y llenó el cacharro. “¿Y me haces marchar con esta lluvia?,
le pregunté. “No, hombre, espera ahí un poco”. Y me quedé en la puerta. Unos
segundos después cogí la lechera, no parecía llover tanto e hice intención de
marcharme.
Ella me dijo: “No marches, Ángel, que llueve
y te vas a mojar, Ángel”. No recuerdo, la última palabra fue “Ángel”: me
agradó. Lo que importó fue aquel momento y en aquel momento me agradó el
haberlo oído.
¡Lee tú la poesía!, ya sabes que si la vuelvo
a leer yo cambiará conmigo todo lo que pudo ser un día y hoy no quiero pensar
que esté aburrido. Con esta lluvia, el agua ya limpió nuestro camino de matas y
mi voz ya puede fundirse en el universo para buscarle a ella: ¡tómala! y lleva
mis versos con ella. La esperanza de ese reencuentro es lo que todavía no ha
partido. La idea que tenía que hacer en este ovalado, asas, no la hice. Pero se
me ocurre hacer uno con tres huecos, para una botella y dos vasos. Voy a poner
dos más que me quedan. La lluvia robustece… (Escribo un poema).
Me parece genial la idea que me diste,
¿sabes?.
Siempre sé que volverás. Nunca sé cómo
esperarte, pero pienso que tú quieres que te espere tal y como soy. Tú eres la
belleza de cada día, el suspiro que impulsa mi vida: a ti te espero, ya sabes
cómo. Y esa pregunta impertinente, esa pregunta que no para de intercalar ruido
entre nosotros, no es parte de la vida. Podemos hacer de la vida una sola cara,
podemos descubrir ese tesoro tanto tiempo guardado. Todo se puede, si se vive
en el empeño. Y embarcarse pronto, todo lo que has deseado, que el barco ha
llegado a su puerto. Tal y como lo deseaste un día tu esperanza lo consiguió:
ese trocito de esperanza. Tú la negaste al no confiar en ella, pero nació, el
vigor de tu mente, todo el calor de tu sentimiento le impulsó a desarrollarse
cada día más. Es tal vez todo eso que pudiste considerar fracasado: ya viste
que no lo era.
Ahora se disolvió cada uno de los corazones
que comparten contigo la ilusión de paz, la esperanza del amor. Todo para
volver, coronado de esplendor. Me doy cuenta que si empezase a escribir esto antes,
los poemas que supusiesen un impulso para mí estarían aquí, conmigo, y los que
hablasen de la vida estarían allí… pero bueno, así está mejor.
Me pareció que esto ya la habías escrito,
pero no importa: a mí me gusta; ya sé que a ti también. ¿Sabes de qué me he
acordado ahora?... de Susana: ella va a ir el tercer domingo a Vilariño. No te
llamó, pero tú bien sabes que esos días bien se fueron llenando de los sueños
que concebiste. Ella hace otra labor: ella te dice que ese día también está a
su lado como una prolongación de todo cuanto quiso significar para ti. Ahora ya
sabes que no importa cuando venga, pues el día que te la encuentres será ese
mañana tan soñado para ti.
Bueno, son las nueve y cuarto, aún no
llegaron. Aún me queda un poco hasta que vengan. Sí podemos escribir a los
abuelos, ya viste la libreta que te regalaron. No me lo niegues, pillín… te
queda la duda de si te habría dado un beso María. Bueno, si, aunque me preocupa
que ella piense eso. Cuando vengan, a mí me gusta Begoña.
Lástima que no haya más días de mi cumpleaños
en los que pueda repetir el que ella venga conmigo a comprar algo. ¡Lástima!,
porque ahora me vuelvo a quedar solo frente a la tempestad… a merced de las
olas que se alborotan. Mañana tendré una nueva esperanza, pero debo esperar. Me
vuelvo a sentir solo y mi barca está a punto de zozobrar: mi barca infantil.
Ya ves la cantidad de sueños que se reflejan
sobre este fondo azul de la ilusión. La plenitud también es como vosotros, pero
es también mi mejor forma de expresarme en esas otras ocasiones. En un fondo
hermoso, cada vez que lo miro, quiero penetrar más y más en él, pero también es
bello el que hoy vaya recogiendo pequeños pedazos por el camino. Ya sabes el
sentido que puedo darles: sé que proceden de tu amor de esa pequeña estrella
escondida en lo más íntimo de tu ser… me gusta saber que voy acercándome cada
vez más a ella, porque así todas mis palabras encontrarán la mayor variedad de
sentidos que inspira tu presencia conmigo.
Muchas veces me gusta pensar que todavía me
queda mundo por recorrer, saber que tú puedes ser más hermosa cada día, como yo
tanto te imagino en los sueños. Puedes seguir siendo el motor de mi esperanza,
ese impulso de amor que necesita cada día. Ya sabes que no puedo detenerme…
pero siempre me quedo pensando que esa no detención mía es una mayor
profundidad en toda tu plenitud: consiguiendo me reconozco cada vez más tuyo… y
yo quisiera alcanzarte tan pronto, que me gusta ser esa parte de ti que puede
hablar contigo.
No pienses que me marcho ahora: en mi
pensamiento ya no existe esa palabra. Se fue desgastando, si, la erosión de la
vida penetró en ella, escuchó, amó… y ya ves qué es lo que quiso para nosotros.
No, no quiero perderte, muchas veces llego a pensar por qué no pudo ser antes
nuestro encuentro: tal vez antes no estaba lo suficientemente preparado como
para abrazar todo tu amor.
Me gustaría… no sé, llena tú mis palabras: tú
les entregaste ese algo que buscaban, me lo presentaron a mí hace tiempo. Si,
yo también sé quién eres, pero pienso que tu amor no está en tu nombre si no en
todo cuanto se pueda decir de él. Sobre todo mirando esto que se mueve a tu
alrededor: sintiendo tu cuidado, oyendo tus palabras… todo me dice que siga
hablando contigo.
Veo siempre que se mueve todo a mi alrededor:
cuando estoy triste me pregunto adónde irá, pero la tristeza ahora no puede ser
tan larga como antes. La tristeza ahora ya conoce esa parte del porvenir que
nunca había sentido, ya conoce ese alrededor. Y es como el cielo al amanecer,
se siente mimosa en él para compartirlo cada vez que se encuentre lejos. Y
siempre sabe que volverá, pues el ánimo tiene tantas formas de ser como él es
capaz de encontrar.
Otra vez te estás quedando fría. No te
preocupes, aquí estará todo cuanto buscas: esa forma de levantar la mirada cada
día quiero encontrarla a través de ti, como hasta ahora. Cada mañana siento que
tú ya me conoces, que tú ya me estás esperando. Quiero correr, tener más
fuerza… tú ya sabes cómo puedo encontrar ese tesoro tan preciado. Palabras que
sólo quieren tener un sentido: mi amor también ha penetrado en ellas, me siento
a gusto. Mi amor despierta cada mañana, quiere estar siempre a punto para echar
una mano, para hablar. Y es que en el fondo él también es un niño que sueña y
aguarda junto a las nubes hablando con ellas. Y es que también él quiere
sentirse a tu lado cada vez que esté yo contigo.
Espero que
me ayudes a ordenar todas las hojas que escribí, sobre todo estas últimas: hoy
quiero ordenarlas.
Supongo que
al final, cuando las pase a máquina me gustará tenerlas ordenadas. Creo que voy
a empezar a colocarlas en una carpeta aparte. Y las repasaré, pero no sé cuándo
voy a tener tiempo.
Hoy llevé estas últimas hojas a Vigo, por
copiar los poemas, allí encontraría la libreta… pero no estaba. Recordé que se
la había dejado a alguien, no sé a quién, aunque me suena Teresa. Mañana no las
voy a llevar, ya preguntaré quién la tiene, no sé si me la dará ese día.
Puede que sea bueno, al menos yo así lo creo,
a ver qué me dices tú, hablar con Pily y decirle que si quiere puedo darle un
beso todos los días, el otro día también se lo dije aunque supongo que lo que
quería era animarle, pero que me trate como un amigo, el mejor si quiere,
porque ya me estoy sintiendo lejano de los demás y también quiero estar con
ellos. Yo soy esa ave a la que le están cortando las alas, ese ave que se
marchita sin darse cuenta apenas que todavía tiene los ojos libres y las manos
y todas sus palabras también.
Da pena verla agonizar ahora que todavía
puede disfrutar de la vida. Todas las palabras le parecen ya antiguas, se da
cuenta de que la vida siempre era más bella y sacudió violentamente su furia
dejando al descubierto solamente eso que nunca quiso desear. Ahora ya todo le
parece arcano, se hace más dura la vida a su lado. Quisiera soltarse, pero teme
a eso que nunca le quiso desear a nadie: causar daño.
Y siento que le causaré daño si se lo digo,
tal vez eso que pensé al principio: las lágrimas primeras siempre desahogan la
vida. En parte la limpian de esas piedras que después se harán imposibles, de
ésas que después destruirán.
No sé qué decir, pero me está causando daño a
mí. Ella me dijo que conmigo no puede enfadarse… bueno, pero inconscientemente.
Yo no puedo volar si hay algo en mí herido: hay unas alas que son más profundas
que otras hechas de obras. Son más íntimas, por eso no tienen un nombre
concreto. Puede hablarse de ellas, pero siempre se quedará en el más misterioso
secreto lo que se diga de ellas. Parecen
unas alas en el sentimiento, pues él parece alegrarse cada vez que hablo de
ellas; pero me dice que no, que no es él quien las posee.
Me gusta que sea así, pues esa pregunta me
hará seguir investigando y preguntándole al viento. No necesita una respuesta
que me diga quién es ella: mi respuesta es que le quiero y tal vez no necesita
más explicaciones. Con ella a mi lado, en mis manos, en la mente… la vida
parece el desarrollo de todo su amor.
Y eso es lo que me gusta: hablar de ella,
hablar con ella y esperar. Creo que su respuesta reforzará nuestro lazo. ¿Te
gusta?, no puedo parar… creo que mi vida se ha hecho necesitada de tus
palabras. Puede que muchas digan lo mismo, pero ya ves cómo no es así. Ya ves
cómo se van alineando según aquel orden tan irregular que aprenden del cielo y
cogen de las nubes.
Me pregunto si lo habrán aprendido de algún
lugar: me apena no darme cuenta de ello, porque también yo querría saber
visitar todos los lugares que ellos conocen. También querría llegar más alto y
saber que cada día alcanzaría nuevos lugares, pero me gusta más saber que soy
el conductor de ellas por la vida. Saber que me pueden mostrar todo cuanto
vieron, cuanto escucharon… y yo podré preguntarles cada vez más.
Aquellas sonrisas, tantas como recuerdo, las
sonrisas inocentes…no quiero que se enfríen por faltar unos ojos que las miren.
Ni que se marchiten por faltar palabras que las rieguen. Hace frío, si, mis
manos están heladas, pero yo me sentaré al lado de ellas parta darles todo el
calor de mi corazón.
Quiero que ellas se sientan dichosas de
vivir. Ya vieron demasiadas cosas oscurecer y apagarse para que ellas también
tengan que avivar esas tinieblas. Tantas veces como voy a querer que vuelvan.
Siempre comienza a sentirse insegura, ya no
late esa ilusión que me mantenía seguro los días pasados, ya se va perdiendo
aquel aliento y lo ves alejarse como sombras envueltas en la niebla. No hay
tantos peñascos como antes encontrabas. Bueno, está bien, piensa entonces que
tu esperanza no está en todo lo que puedas encontrar: busca en todo cuanto
salga de ti.
Ahora tengo ganas de leérsela a alguien del
taller, me gusta. Cuando iba por la mitad me sentí encerrado en el túnel del
tiempo, ese túnel que no lleva a ningún lugar, pero que daña con su aguijón tan
afilado de derrotas sin final.
Ya he venido a Vigo. Mientras nadie viene te
quedas escribiendo, aunque me pareció empezar a cogerme el frío.
Podemos escribir todo esto en libretas
pequeñas, ¿qué te parece?. También las puedes traer siempre contigo. Ahora ya
no es Pily, ahora es Conchita quien habló con otra y esa otra me dijo que ella
me quería. No es bueno que pienses aunque siempre lo haces que va a llegar
hasta el final, puedes decir que tú también, aunque haces bien no excluyendo a
los demás.
Quien de verdad me gusta sigue siendo Begoña,
aunque esperaré a ver qué es lo que tú me dices, me dirás tú cuán debe ser mi
elección más acertada.
Ahora no me excluyas a las de Ramallosa. Bueno, aún no hace tanto frío. Déjalo como
está. Contigo no me aburro: siempre puedo escribir algo nuevo, ¿no crees?. Me
parece que todo será bueno y estará bien recibido si te encuentro a ti con él.
Vamos a pasarlo muy bien. Ya estoy dentro. Hay bebidas. Tal vez ahora sueñes
con bailar, no haga falta luego. No sé si sabrá bailar alguien, aunque yo me
corto si tengo que preguntarlo, si sabrán qué es lo que hay que hacer.
Ahora me anima también una señora que pasa
con su hijo a un colegio que hay por aquí detrás. Dice que madrugo mucho…
Siempre puedo encontrar esa palabra que alegre me espera, ese calor que llene
mi pensamiento de ese amor compañero, ese amor de todos los días al amanecer,
ese amor que tú sientes por que los lazos se van uniendo y todos los corazones
se van uniendo con el tuyo. Siempre puedes esperar ese amor que caliente tu
mano y te haga sentir dichoso.
Verás que todos esos testigos que llevamos en
el interior del alma se sienten más felices: son ángeles que juegan con todo su
alrededor lleno de sonrisas. Tú tal vez hoy te das cuenta de su presencia, pero
siempre las estuviste alimentando. No llegará el frío a tus palabras, aunque
siempre lo esté intentando. No importa que se enfríe, tú caliéntalas a tu
manera; ellas se sentirán más felices, pues ese calor será paz para todo aquel
ambiente en que se encuentren. Lo importante es no enfriar las palabras: es
viento frío, viento de la mañana.
Anoté el teléfono de Pily, llegó ella y me
pilló. Hable un rato de José sobre todo. Bueno, ella dice que es demasiado
mayor: cincuenta y poco más o menos. Y yo, ahora, ya ves… Hablé con la otra
Pily, se lo dije: sé que lo va a pasar mal, pero es mejor ahora. Espero que le
haya ayudado a hacerle sonreír, no quiero que se lo tome de un modo serio.
Hay palabras que me gustan más para ti.
Porque me dicen que tú quieres ser en parte como ellas. Ellas también te
llaman, yo las escucho: esa manera de hablar de ti, todo ese cuidado que ponen
al nombrarte… ellas se sentirán mal si un día te sienten abatido y derrotado.
Sólo tú has encontrado el tesoro que guardaba su semblante y ahora ellas lo
habrán visto a través de ti. Y un poco porque tú se lo has mostrado. Ese
cuidado lo llevan en la sangre, en el corazón del que parecen florecer.
Voy a escribir a máquina, tal vez lo que
escribí esta mañana. Alguien lo querrá: ese alguien que se siente solo también
como nos hemos sentido nosotros. Podemos decirle que hay otro alguien en el
silencio: esperándole, alimentando ese espíritu de amistad. Ese alguien cuyo
nombre es ni más ni menos que el tuyo mismo que ya encontró ese algo por lo que
luchar y ocupar así lo que antes se estaba perdiendo sin razón.
No tengo frío si no es por la mano, pero me
la calentará Pily. A ver si hoy nos acordamos de preguntar por la libreta.
Extraje de ti todo lo que le conté ayer que le gustó tanto. A ti sé que también
te gusta, que no naciste para estar parado, inmóvil. Tu alma es como la mía,
como la de un niño: te gusta conocer más y más paisajes. Tú sí que te alimentas
de esos ojos que proporcionan las palabras: ojos todos distintos, nuevas
miradas… es ese llenar el tiempo que siempre pregonabas en tus mensajes.
Yo quiero que tú les des el valor para la
vida, el calor de la sonrisa… será una forma de pensar que estoy cada vez más
dentro de él que lo pueda llegar a creer todos los días. Será mi pequeño
ofrecimiento a esta mañana que me cobija bajo sus brazos. Nuestro diálogo,
nuestras bellas imágenes se fueron llenando de ti, de todo tu esplendor.
Tú debes estar con ellas para darles esa
palabra que siempre quisieron encontrar. Y descubrirles otras nuevas, nuevas palabras
parecidas a ti. Tan unidos, tan dichosos… a veces parecemos distantes, pero sé
que cada mañana, esos primeros rayos de vida: yo te los quiero dedicar. Y hacer
pequeños barquitos de papel para cada uno como cuando era niño, cuando jugaba
en los caminos, en las aceras, en cualquier rincón: allí también estaba jugando
contigo.
Quiero soñar contigo, la mañana me presenta
esa paz que tranquiliza mi alma, la mañana tiene el sabor fresco a un nuevo
día: ni el rocío reseco del ayer ni las nubes tenebrosas del mañana. No, sólo
estás tú y yo levanto la vista cada vez más porque quiero que todo eso que
alcance a contemplar te traiga un después… y yo quiero haberte conocido en mi
soledad: así sabré que no ha existido gracias a ti.
Quería escribir un poema, se me fueron las
ideas y no lo hice… bueno, ya se me ocurrirá. Siempre estaré buscando tu
nombre, sé que no es estar sin hacer nada: es el regalo que me ofrece la
madrugada al estar aquí, sentado, compartiendo cuanto que me quieras dar. Yo
también necesito que esté ella conmigo, pues habrá palabras que salgan de su
boca directas a ese tan ancho amanecer que guardas en tus entrañas. Yo también,
porque aunque el frío no me deje apenas hablar, siempre estaré sintiendo calor
en el corazón, un calor que impulse mi libertad a volar cada vez más alto como
todos los días cuando esperaba sus palabras.
Conocí a una niña, Guadi: me encantó. Hablé
un rato con ella, ella pasaba, yo le miré y dijo: ¡Hola!… sus palabras
acompañaron el semblante del amanecer. Ella también sonreía: su sonrisa brotaba
de esa misma infancia, de esa infancia tan llena de luz que prolonga el alma.
Esa grandeza que dibuja unos cabellos rubios
cobijando esa mirada reservada al amanecer. Y siempre hay unos ojos a
los que se puede llamar en el silencio, unos ojos que enciendan todo lo que
tienen de brillante para que te ayuden a encontrar eso que perdiste. Siempre
esos ojos y esa hermosa mirada se quedarán contigo, brillando, siempre sabrás
quién es ella… madrugada te dirá que también ella se ha enamorado de aquel
fulgor.
Ya he vuelto. He hablado más con Pily. Le
dije a Conchita que también a ella le quería, si me quería y me respondió que
le quería más a Pily: me preocupó, aunque sé que cuando hable con ella lo
entenderá. Tal vez sea ese algo que ella siempre estuvo esperando. Esa voz que
parece llamarle, esa sinceridad… o es que a mí me agrada que sea así. Si, es
cierto, me agrada, pero esa luz es algo que nos agrada a los dos: aquella luz
que brilla a nuestra presencia, que existe sólo entre nosotros, aquella luz que
está hecha de lluvia, de sol, de despertar. Y es común a los orígenes de cada
sonrisa. Nos deja vivir tranquilos, a su manera, sembrando felicidad.
Pero ahora no te contaré tantos problemas. Me
gusta ir a Vigo. Ya sabes a quién besé en Vilariño, también Paz por mi cumple y
ella con Loli irán al 2000. Aunque me molestó Susana: le dije que me tenía que
felicitar y algo más. “Ya sabes que no”; no sé, mi esperanza no había muerto
entre ella y yo. A ver si… poema. A veces nos portamos como chiquillos sin
razón y corremos en grandes bandadas a dónde el viento, no importa cuál sea la
razón que nos escriban sus ráfagas en el viento: nosotros nos sentimos capaces
de continuar
La obra que concluyó la alegría al irse, nos
sentimos padres todos de esa esperanza legada al desaparecer de nuestras vidas,
ahora ya no nos podemos perder el ánimo que aviva nuestro encuentro y lo hace
más común cada vez. Infancias que no pasan, infancias que muchas veces buscan
esconderse: todos somos chiquillos sin temor al ocaso, aunque a veces lloremos
por las noches, aunque nuestro silencio haya sido testigo de múltiples dolores:
todos somos chiquillos sin pensar en ese mañana tan doloroso. Porque sabemos de
verdad que las lágrimas igual que vienen se marchan llevando con ellas cuanto
pudo ser desagradable un día.
- No hagas
caso, ya viene el frío y vas a irte. ¡Llévame contigo!.
- Te
llevaré, tienes aún mucho de qué hablarme y quiero decirte que no es poco
cuanto me das: quiero aprovecharlo un poco más cada día. El frío no importa,
estás tú… pero como tantas veces me gusta que sea la luz de la luna quien me
lleve a tu alcoba. Quiero sentirme seguro una vez más y mañana comprender que
me has ayudado a pasar un nuevo día. Serás el puente que me una a ellas, mi
otra felicidad esperada en el silencio de una hora, en la soledad de un
paisaje. Serás la transformación de toda esta necedad de palabras que te digo
hoy.
Ya estoy en Vigo. Te voy a contar todo el
día de ayer: fue fabuloso. Aunque al principio estuve sin hacer nada, encontré
a Loli y me senté con ella. Antes había bajado a la pista grande y no sé si fue
cuando me encontré con la prima de Isabelita o no. Sí que le dije que se
arrimase a bailar, con intención de que lo hiciese conmigo: ¡pues lo hizo!.
Después estuve sentado un poco con Loli y cuando empezó Bene, bailé dos con
ella. Después se sentó y yo bajé a la grande. Bailé con… me olvidé de
preguntarle el nombre. Me encontré con Luisa… a ella sí me gustó insistirle y
lo terminé consiguiendo: dice “no” por decir. Me presentó a su amiga, Mari
Carmen, y ella también me dio un beso.
Ya sabes lo impaciente que me pongo yo
buscando un baile. Lo hice con Angelines. No quería que le hiciese eso de
“ahora no” y no se lo hice. Le pregunté y sonrió; le dije “si quieres, ¿no?,
“Bueno”. Y se lo repetí como marchando, por meterme con ella, pero bailé:
fueron dos o tres. Al final perdí a Loli y a Luisa. Buscaba a Luisa y justo
cuando ya no buscaba la encontré delante mía. Bailé un pupurri y lo corté a la
mitad.
Si le hubiese dicho que era mi cumple
bailaría: yo sólo le pediría dos. Le ayudé a buscar una excusa, me gustó que
eso le valiese. Como decía un chaval que me conoce y yo a él y subía por la
carretera: “Lo de cojo es para despistar. ¡Cómo se movía!. Pero el ánimo ya estaba
echado.
Al llegar a
Vigo le pregunté a un chico por unos buzones y me indicó uno. Iba también hacia
allí, así que podría ir conmigo. Y fui… Buscando animarle un poco le pregunté
por la clase y creo que lo conseguí: me contó algunas peripecias. Ya no era el
mismo chaval callado de antes.
A veces me inspiro en cualquier cosa, ¿no crees?. El caso es animarse y
empezar.
Tú puedes ser de tantas maneras, que me da
igual en cualquier sitio en donde esté para descubrirte.
Tú estás en el aire, en la mañana que me envuelve
y me serena.
Es el sentimiento mayor a todos los
que he sentido hasta ahora,
que nace.
Me gusta estar contigo, me gusta
colorear lo que soy.
Para que no se sienta sola mi
inmensidad.
Esa chiquilla de la que hablo ya sabes que es Guadi, que acaba de pasar.
Y aquella luna es la maestra que el otro día me dejó pasar para calentarme la
mano.
No sé a dónde me llevas, pero querré ir siempre contigo.
No sé cuál es tu nombre, te conozco
tan relativamente
que callaría la palabra que se
interpusiera en mi camino.
Sólo te conozco de una manera global, un nombre define
toda tu belleza; pero no sé cómo te conocerá
el mundo.
Me siento pobre, tan pobre… que mi fe
no es suficiente para abarcarte.
Tu nombre claro, todo luminosidad y
luz;
unas letras que brillan por su
intimidad y belleza:
querré saber que no has cambiado.
Tu majestuosidad es esa luz que me falta para colorear todo mi
sentimiento;
ese saber que siempre estás dispuesta
a acompañarme,
para darme la infinidad que posees,
para ser como tú.
Un deslizar tan suave, una madurez
joven, que pueda volar,
sentir.
Majestuosidad al levantar las alas y desafiar al viento, inmensidad delicada y frágil
que a todos acoge.
Tu majestuosidad,
para siempre contigo.
Podía estar
esperando en el garaje que hay aquí, bajo una casa, pero no vería entonces a
Guadi.
Quiero ver de frente a mi amor, mi joven amor: quiero ser él…
Y quiero estar dispuesto cada vez que
me encuentre la mañana con ella
cuando cruce el umbral de las
tinieblas.
No le diré nada.
que no soy nada para ella, sólo
viento
en su mirar.
No tengo las manos tan frías. Cada vez que no se me ocurra decirte algo
la calentaré. Ya le traje algo caliente de casa.
No hace falta que me compre otros guantes. Me acuerdo de Alicia: se va a
enfadar cuando reciba mi carta, me gusta más enfadada, a ver si la termino.
Compré hojas blancas para seguir escribiendo a máquina.
Me gusta que cada día despierte algo nuevo
dentro de mí. Me dirá
que soy el pequeño creador de
ilusiones
y todavía no conozco el rencor.
Poder oírlo al amanecer es sentir
dentro del alma la flor
que me trae la madrugada,
y vino para llevarse una sonrisa,
habrá un sentimiento hermoso
de saber que pude colaborar con ella.
Me gusta que cada amanecer
me encuentre aquí, sentado,
esperando todo lo que me traerá hoy.
Me hará más feliz
por estar a mi lado y el sol me
traerá el calor
que no pudo helarse con el rocío.
Me gusta saber, mi mente
se esforzará en descubrir y así irá
conociendo mejor
la vida.
Ese algo nuevo que me parece que tienen los poemas se llama Guadi.
Aún no vino. Al final escribí un
poema, ya lo ves, pero no lo hice por que me parece que no hay sitio.
No será siempre igual cada día.
Ese algo que en la mañana se mueve,
ese algo
que no sabe qué decir si se enfada…
es paz,
hay una sonrisa en los momentos de
tensión,
es calma. Contigo se llama igual que
tú.
No será igual cada vez que te veo
despuntar por el horizonte…
porque es diferente a cada paso
la vida.
Lo que me apena es no haber traído la libreta. El día que me encontré a
Mayte le dije que se me había enfadado Begoña y ella me dijo: “Es la novia de
Humberto”: se refería a la mayor. No era ésa, pero siempre es bueno saber,
¿no?.
Ente cada nube hay una palabra.
Pero nos pide ser sólo para ella
durante un instante…
un instante nada más.
Hay tantas cosas que ella quisiera
convertir en realidad…
que un espacio les parece suficiente
para llenar la vida.
Y su luz es tan grande… quisiera
tener esa fuerza
para siempre caminar seguro,
pero me gusta más comprenderle cada
día,
cada día descubrir lo que me aguarda.
Ella pasa todas las mañanas
a través de mí.
No hace falta que brotes,
sólo querré guardarte
para una próxima vez:
cuando sea mayor mi conocimiento de
la existencia.
Puedes dividirte, compartirme
consolarme… ir junto a quienes más me
necesitan;
pero otro día te llamaré y tú serás
la esperanza
para mí.
Ese misterio que palpita en el
aire...
cada mañana me gustará recogerlo para
ti.
Encontraré la estela que dejas al pasar
junto a mí: lo que siento por ellos.
No sé dónde estás,
no sé dónde duermes, me llaman
del mismo modo que lo haces tú
en el silencio.
Por eso mi mente está llena de ti
cuando ve el universo
y se tiñe de color de esperanza.
Me gusta cómo quedó. Hoy tal vez escriba a
máquina en casa y luego podré traer la libreta. Son las nueve y diez y todavía
no ha pasado Guadi. Para ella me gusta más ese nombre.
Sólo una auténtica amistad,
sólo:
la que nos una a su corazón.
No veré sólo el paisaje
que se mueve en mi alrededor… tan
insospechado
como cierto.
Su alma sostiene el tiempo…
y sobrevive.
No quiero más el vacío
junto a mí.
Pensé en
pedirle a esta profesora o a Mayte una hoja y pasarlos a ella, pero no lo voy a
hacer: sería perder el tiempo de su vida
Ya pasó Guadi, ¿siempre venía a esta hora?: hoy te retrasaste… fue lo
que le dije. Y ella sonreía…No te voy a mentir, voy a explicarle algo de lo que
sentí al escribirlos: mi joven amor es ella, ese algo nuevo me refiero a que
hoy quise traer la libreta roja, igual que ayer una foto de cuando era pequeño.
Y yo, que no pensaba llevar estas dos hojas hoy… ya lo ves. A veces hay alguna discusión, una palabra más
alta que otra, un nombre.
Me agrada el pensar que Begoña ya no está
enfadada conmigo, al menos hoy noté ese cambio. Porque Asun le preguntó a Pily
y ella dijo que no era su novio. Bueno, mañana cambiará, pero ahora Begoña ya
no está enfadada. Y puedo quereros a todas.
Las manos
frías otra vez. Bueno, esto ya es normal. No creo que cambie, como dije, el
pantalón, aunque decía que ya no lo llevaría más era por ella.
Bueno, olvídalo: tendremos que ir al baño… Me
preguntaron si encontraba un poema que se pudiese leer a Remigio en la cena.
Traje la libreta roja y la última… la última para pasar éstos. Voy a buscar
uno… Me gustó uno que tenía en la cuarta: “Atardecer” creo, muy romántico. Se
lo puedo dedicar a Asun. No voy a buscar otros poemas: cogí varios y otros
sentimentales, por si le gustaran a Asun, pero tengo demasiado metido en la
mollera el problema mío, hablo mucho de mí.
Tengo la mano helada. Ya pasaron las 9 y
cuarto, te iba a decir que no pasó Guadi… Ahora pasó y llegó el coche a la vez.
Ahora estoy en Vigo: no soy siempre el
primero que termina, pero tampoco alguna vez he sido el último por el que haya
que esperar. Creo que le hemos animado a Pily, ¿sabes?. Ayer me lo dijo y
Begoña estaba conmigo: el chaval que era su mejor amigo era José Manuel y había
muerto… Quiere que yo lo sea, me gusta la idea de que pueda darle un beso todos
los días, pero más me gusta ese ánimo aunque debo confesarle que sigo temiendo
un poco. No tengo por qué temer si estás tú (voy a ver, poema).
No tengo por qué temer
si estás tú conmigo: un amor
que nació de la naturaleza, del
campo, del río…
no debe conocer.
Si estás tú
ese amor es una flor hermosa
dispuesta a brotar
en cuanto sienta las primeras gotas
de agua,
porque alimenta las hojas,
les da vigor;
el amor que es como la savia de los
árboles,
como los primeros rayos de la mañana.
Me he enamorado de la vida.
Cada vez me divierte más escribir.
Por lo que puedo aprender
de todo cuanto me rodea ---- Pienso en Guadi.
No traje el reloj. Bueno, no te enfades. Piensa que
esta tarde podrás escribir a máquina. No puedo enfadarme si lo pienso bien.
No quiero decirte
qué es lo que hice, si tú y yo
bastamos
para crear una vida.
Sólo se me ocurrió pensarlo: un pensamiento pensando en ti que ahora se
va, porque no es de los que me gustan. No voy a seguir, porque tú sabes que no
me gustan las cosas como ésa.
Como me dijo ayer Humberto, yo tengo mucha cara. ¿Por qué?, me gustó un
detalle de Loli en uno de los primeros días en que cogió mi mano y la agarró
con las dos suyas. Vivo con la tensión de si me quiere a mí… Bueno, ella me
dice que por no entretenerme: termino con el búho y ya me he entretenido.
Bueno, ¡mejor!... Y sonríe: ése es el último detalle que tengo suyo. Mi incertidumbre
me abruma. Y tengo ganas de expresarlo a través de un poema, pero entonces me
siento solo: solo porque yo tengo amigos, tú no; tú no tienes.
Me siento solo.
Solo porque yo tengo amigos,
tú no. Tú no tienes
a nadie con quien hablar.
Si la naturaleza pudiera
levantarse de su letargo un día y
escuchar tus palabras
en su hermoso amanecer…
si pudiera, la ilusión se volvería
alma. Pero tú tienes felicidad
para otro punto de vista
como los demás pajarillos.
No debes sentirte solo,
¡mira!, ese alguien que guía mis
palabras
también te quiere. Ese alguien aunque
no hable contigo
habla por ti… Y yo me preocuparé
si una lágrima veo en tus ojos.
¡Mira!, hay dos pajarillos
que vienen a mi lado.
Quieren hacerte compañía.
Ellos también vuelan: uno de ellos
dice
que el otro ya no está triste.
Esos dos pajarillos son verdad. No sabía cómo terminar el poema y ya
ves. Cambié la palabra “alegría”: coincidía con la siguiente… ahora queda
mejor. ¿viste?. El reloj ya es lo de menos. Por aquí ya saben que tú escribes,
sobre todo la profesora. Los niños son inocentes. Para otra vez pones el reloj
a punto la hora, fui yo quien te lo recordé.
No quisiera causar daño a nadie, tal vez son
mamás… lo digo por lo que me dijo Humberto ayer. Pienso que mi presencia les
animó un poco: Begoña me pide una cinta todos los días, hoy también se la
traigo. Begoña me dijo que el domingo irá a Ramallosa, a las siete y media: le
esperaremos en la puerta. Hablé de ir con un chaval. Llegó Mayte en coche. Ya
casi tengo terminado el búho. Loli lo terminó ayer: tenía ganas de hacerlo.
Cuando nos fuimos y salían Montse y Begoña, había una señora también y pude
hablar con ella diciendo que le había animado más a Pily y ella se alegró
también. Me asomé al coche y le di un beso a Pily, por él, y me preguntó cuándo
nos casábamos. “Cuando ella quiera”, le dije. Pero… bueno, olvida.
El poema que encontré en la cuarta libreta se lo iba a dedicar a Asun,
pero a la primera que se lo leí y se lo dediqué también fue a Begoña: me dijo
que se lo copiara y le pusiera algo. No sé cuáles fueron las palabras, pero me
parece que “Gracias por ser siempre así. No cambies”. Se lo puse de corazón:
ese enfado, ese quererme…
Me quería
a su manera y eso dejó algo de ella
prendido en mis ojos.
Esa entrega cada vez que me hablaba,
esa luz. Sólo era una amistad,
una amistad sincera.
Me cansé…
Cada palabra
tiene que llevarme a algún sitio. Es
como ese caudal
quee aflora desde la inmensidad del
cielo y pasa
y me lleva con él para conocer,
para enseñar.
Parece que duerme en el corazón
y siento acercarme a él a medida que
sus olas
tienen vida,
con los ojos fijos en la calma.
Quiero que ese viaje se vaya llenando
de nuevos sentimientos,
de múltiples sensaciones.
Cada sentimiento tiene su caudal. Y
es hermoso,
pero tiene que encontrar sus árboles,
sus hojas, sus aguas
donde poder navegar.
Creo que llegó
Mayte y no pasó aún Guadi, me gustó la última frase del poema: la copió; me
animó que reaccionase así. Van a ir todos a Santander o casi todos: me parece
que animé a Humberto a ir por que iba yo. Si no lo hiciese yo, ya lo haría
otro, lo sé, pero fue esa reacción. Miré el calendario: el viernes cena y beso
de Loli por su cumple y el otro domingo Santander.
Les hizo gracia cuando entró Lourdes en el taller, una visita: primero
me cubría de un grupo de chicas y luego, cuando me puse a golpear la mesa al
decirle Mayte: “Aquí tienes un amigo tuyo”. Yo también me reí con ellos. Y
otros detalles de Conchita, cuando fui con ella a buscar quinielas, le quise
dar el brazo y no lo quiso, en cambio hoy le llamé para cubrirme y yo, desde el
asiento, puedo decirte: ¡Cuánto le quiero a Conchi! y echar mi brazo a su
cintura, que no me dice nada. El beso del cumple que no me dio Begoña me lo da
otro día.
Quiero embarcar
en todo velero
que ponga rumbo
a la eternidad
y me sentiré colaborador
de una parte de la creación. Podré
aportar
todo eso
que un día me hizo su velero…
en la calma
del universo.
- Recuerdo cuando le dije a Begoña
que le dedicaba el poema y se lo leí: me dio un beso. Sólo fue uno, pero yo
tampoco me lo esperaba. Me agradó, creo, de un modo especial.
Sólo cuando escribo… antes paré de hacerlo y fue cuando me llamó para
abrir la puerta. Lo primero que pensé fue que en aquel momento si era suya. Me
gustaría decirle que Mayte le dio sentido a aquella última frase.
Me gustaría decirle
que le dio sentido
a cada palabra mía.
Aquel aliento, sólo su aliento,
no fue normal,
un aliento que era el principio,
la lucha:
No, aquí no lo puedo hacer. Me falta
el aire
para respirar, me falta el aire.
Me falta el mundo: unos ojos claros,
sencillos. Me falta comprender
que puedo encontrarme con ella…
Voy a estar lejos y en mí quedará un
vacío
sin completar.
Me falta la mañana me traiga la
libertad
a mi lado.
Libertad, libertad joven; libertad de ojos
transparentes
en la mañana.
Me falta ella para soñar.
¿Te acuerdas de aquellos que escribí:
“Depende de tu amistad” y “Tiempo pasado”?. Me parecen dos preciosos y encima
me permiten llevar la libreta a Vigo. No me parece el tono de superioridad o
miedo el necesario para hablar ahora conmigo, sin embargo es el que más se
repite.
Al final encontré a Anita en una esquina. Él
planchaba y me dijo: “Por ahí no está”. Pero levanté mis papeles y la encontré.
No estaba, en conclusiones… fue Loli. No le encontré en un principio porque le
vi ya entrada la música lenta: me la señaló Rosi. El resto de la tarde con
ella: bailé varias seguidas y casi a las nueve y media, las dos últimas que
bailó: la de S. Wonder y la historia interminable. Aquel malestar mío tuvo que
dejar su sitio para ella. Teresa me la señaló como mi novia… ¡bah!, una palabra
más.
Ya estoy en Vigo. Fue Loli y estuve toda la
tarde con ella, desde las ocho y cuarto más o menos hasta las nueve y media.
Bailó, se sentó, bailé suelto: estaba feliz. Al final se fue con Paz a coger el
bus. Me olvidé del mal sabor de boca que llevaba; bueno, no sé cuándo volveré a
hablarte de él.
Pienso en el poema de “Tiempo pasado”: igual sería bueno cambiar el
verbo por una forma más hablando con él; bueno, cambiaría un poco el contenido,
pero lo haría por él. Tal vez se lo pregunte a Mayte. Y estas manchas de
sangre: voy a ver si las puedo limpiar.
Quisiera poder suprimir
cada momento de duda
cuando esté con ella. Quisiera poder
darle
la felicidad que estoy sintiendo…
tan pura y fresca. Y las sombras
decir que no han existido, que ahora
puedo cambiar
y dedicarle parte de mi vida.
Quisiera poder levantar los ojos
y sólo hallarte a ti, para que
recordaras que todo pasó, que es mejor olvidar…
cambiando un poco la juventud.
Quisiera tenerte a ti para que me
recordaras siempre,
y no abatirme sin razón.
Porque cuando estoy contigo
no pienso en ello.
Ésta es una de las razones por la que estoy
feliz. Ya estoy un poco más animado. La mano no está tan fría. Voy a leer los
poemas y buscar ése de “un ave que siempre está volando” o “quisiera estar”.
Estaba leyendo. No la vi, creo que voy a
seguir buscando, algo me dice que allí está. No, no está. Bueno, no importa: el
estar aquí ya es hermoso. Me gustan los poemas que hablas de ti, ¿sabes?.
¡Qué bien lo pasé ayer!, ¿te acuerdas?. Tú enmudeciste para… (no quería
poema, pero a ver…)
Tú enmudeciste
para dejar paso
a miles de sentimientos… (no lo
hago).
Tú enmudeciste para dejar paso a muchos sentimientos hermosos
revoloteando a mi alrededor. Quisiera decirte que comprendí cuanto me
reservaste, pero estoy seguro que tú ya lo sabes. Ese poco que me basta para
ser feliz, para estar satisfecho, para sentirme dichoso, ese poco… tú fuiste
una misma sonrisa. Quisiera decirte cuánto lo esperaba, pero eso tú también lo
sabes. Poema en la otra, a ver. La lavadora está echando la segunda agua, hay
que sacar el tubo cordón y yo estoy atento.
Todo cuanto sea capaz
de serenar mi espera es felicidad
en mis manos.
Van a llegar esos ojos, va a llegar
la claridad
que nos ha encontrado.
Vamos a esperar…
No me va a salir. Falta poco para que
lleguen. A ver si hablando de Guadi… No me sale. Me gusta hablar de ella, pero
no sé qué más decir. Jo, ayer; sobre todo esas dos últimas canciones. Terminó
como los poemas, ¿no te parece?: un final estupendo. Y ahora un principio
mejor, ya verás… porque el viernes es la despedida y el sábado hay que salir
para Santander: me olvidé de llamar y decir que voy. Ahí va, que la armo… como
me digan que no hay más plazas los pincho.
Muchos van a querer ir… ¡bah!, piensa que
irás. Aunque sea llamas desde aquí. Tal vez sea eso, no querer mirar al
teléfono. El que te hizo olvidarlo. No te preocupes. Hoy te volviste a
despertar antes que él, ¿eh?... eres un pillín. Van a ser y media y aún no
pasó.
Pily me quiso decir algo en secreto: una foto
y un beso también al entrar… ¡y le costó decírmelo!. Antes de decirme lo del
beso, le pregunté: “Es algo referente con un beso, ¿no?”; creo que a ella
también le pasa lo que me ocurrió a mí en un principio. Suponía que me dijese
“el beso en los labios”, pero voy a tener que ser yo quien abra el tema.
Llamé, pero era su casa. Me dijo la madre que
no estaba, pero que por pelas no me preocupase. Me tranquilizó. Iba a escribir
a máquina, pero ya no queda luz. Aunque a veces hay alguna sencilla en casa, no
merece la pena contarla… ésta si, porque estoy solo: prefiero hablarte desde
Vigo.
Junto al taller, en la clase, hubo una mesa y
había papeles muy grandes, que no carteles. Traje algunos. Aún queda mucho para
hablar contigo, (iba a decir de éste), pero ya ves. Encontré una cinta.
Me gusta
pensar en Loli: la felicidad que me da ella es especial… y la tranquilidad que
me dan sus palabras. (poema)
No vi a Guadi mientras esperaba allí. Debió
pasar cuando estaba dentro con la profesora.
También va a ser un problema el viernes,
porque me fastidiaría mucho no poder salir con ellas y ellos a pasarlo bien.
Irían a una disco. Tere me dijo que por que en el magosto no la saqué a bailar.
¡Bah, déjalo!. Siempre igual, ¿no?. Pero si,
pienso mucho en el viernes. Si le digo que llego a las cinco de la mañana, la
cago. No sé a qué hora será. Piensan que me cuesta contestar: sólo lo hago
cuando sé que tengo razón y no lo oyen, otras veces digo que me olvidé (bueno,
ya procuro no decirlo) y la pringo. Bueno, a ver cómo arreglo lo del viernes,
¿no?, porque también me parece una tontería el no participar. Además, creo que
estaría mal. Y lo que yo encontré allí no es para tirarlo por una chiquillada.
Si digo “no” no lo haría, es verdad, pero
bueno no está bien ¿no crees?. Pienso mucho en la canción de S, Wonder. Yo te pregunto: Hacer vida, ¿qué es?:
“¿sentarse allí nada más?”. Siempre me marcho discutiendo con razón, ¿no?.
Claro que me voy a sentar, aunque no valga para nada: otro día no voy y ya
está. Sólo quiero que lo sepas, pues mañana te diré: “¡Olvídalo!, como tantas
veces.
Me siento tranquilo
hablando con ella. En calma, una paz
a cada soplo de aire.
La mar está serena. Y nada hay oculto
entre ella y yo. Me siento tranquilo
oyéndole hablar,
oyéndole susurrar:
ésa mirada amiga que siempre deseé
encontrar.
Este lugar tranquilo me hace más
libre.
La paz
parece no moverse, pero sigue el
curso
de la vida.
Me gusta darle una morada…
No tengo ganas de ir, pero voy a decidirme:
preparo una hoja de Vigo y voy. Son dos puntos de vista, ¿no crees?.
Voy a copiar la frase de Mayte. Pienso en los
recreos…
No sé, voy a lavarme la cabeza. Muchas veces
les veo tan lejanos a las palabras que pronuncian, que siento moverme en una
mentira, una cruel mentira sin fronteras. A veces me pongo a pensar: No sé si
será rabia, envidia o incluso ese sentirme indefenso, ese no poder grabar, no
poder tocar el aparato. Puedo grabar en casa de José.
Sólo me queda…
Sólo me queda
el pensar siempre
que mañana será otro día.
Decir que el hoy ha acabado, aunque
todavía
el sol comience a despedirse.
Nacerá otro ánimo, volverá
el ser como ayer nuestra presencia.
Será verdad
nuestro
pensamiento… no sigo escribiendo,
pienso que esto ya lo he dicho muchas veces. O ese pensamiento al decir que un
día serás mío. Y yo me sentiré tuyo. También tengo ganas. Ahora voy a
acostarme. Me parece que es más bien aburrimiento. Bueno, no importa: piensa en
Vigo.
Ella quiere llenar
todos los momentos
en que te sientas abatido, quiere
recordarte
que también lo fue ella.
Hasta que llegaste a su encuentro,
hasta que quisiste
fundirla en ti.
Ella quiere decirte
que hoy es parte tuya… no lo paso a limpio: me parece que todos
hablan de lo mismo.
Se me fue
mi estrella
Tenía ganas de habérselo dicho a Carola, lo
que me pasó con Jovanna (no es así, pero me entiendo). Estuve hablando con
ella, ya no quiero recordar que el padre está enfadado, tal vez le molesta que
acompañe a Loli, me dijo Carola que a ella no le molestaba. Creo que
discutieron. No me lo merezco. Sólo le dije a Carola que había un bicho en mí
que me movía a ser lo contrario. Que no soy como me veía ella. Que hablase
conmigo, me ayudaría. Le va a costar entender lo que fue de su hermana: a mí me
va a costar demasiado, pero fue ella la culpable. Fue quien se echó sobre mí. No
sé si pensé, fui inconsciente. Ya lo era cuando pensaba llegar este momento.
Perdóname, Loli: te traicioné. No sé si lo
sabrás. Algún día. No quiero que pienses mal de mí cuando lo sepas. En este
momento no me importa nada. Ignoro cuándo te lo diré. ¡Ayúdame!. Me agrada
verte sonreír a mi lado, conmigo, quisiera agradecértelo más sinceramente. Si
supiesen cómo soy. Hoy no irás a Ramallosa. Mejor, no sabría sonreír contigo:
sería un fingimiento. Soy como un niño. Me gustaría no haberlo hecho, que nunca
llegase el día en que se destroce tu ilusión.
Si, pero ya todo es tarde. Mi inconsciencia me impide hablarte
sinceramente. Puede ser ella ese bichito, no lo sé. Creo que a partir de ahora
no sentiré la alegría de la misma forma. No me digas nada, sólo mírame. Tengo
que seguir.
No me digas nada,
sólo mírame. Tengo que seguir
conviviendo
con el pasado… tan contrario
a mi forma de ser.
Me siento infiel tantas veces que no
merezco,
que no puedo. Dime que todo esto
pasará.
Y no me digas nada más, sólo déjame
seguir contando contigo.
Hoy me faltó la luna
que siempre está a mi lado: se quedó
dormida y yo
no he sabido
velar sus
sueños.
Ya sé que no soy nada para Loli, pero tampoco
querría dañarle o lastimar este instante tan feliz. Carola dijo que era mentira…
no, no lo puede ser. Me gustaría decírselo, podría en el baile, pero allí sólo
quiero estar feliz. Cuando ella lo sepa, habré perdido algo mayor que lo de
Vigo a cualquier alegría. No quisiera pensar en eso, pero ya ves.
No sé, cuando llego al taller por qué a José
la habían quitado una muela. Cuando le
dije esta mañana a Teresa: “Allí me consideran guapo…”, me respondió: “Yo
siempre te lo llamé”… aunque añadí: “La historia de toda una vida”: me había
quedado con la boca abierta. Bueno, voy a escribir.
Todo este aire
de encanto me da fuerzas
para enfrentarme de nuevo
a ese futuro incierto, a esa
imaginación mía
que siempre teme lo peor.
Llegará la hora y ese miedo
se verá desbordado, alcanzado e
incluso superado
por esta magnitud celeste
que me abraza cada vez que le
recuerdo,
pasan estrellas hermosas
y siento algo de ti
en cada una.
El aire luego
transformará más palabras
en vigor… y será la fuerza
que yo le ponga.
Jo, qué fallos, ¿no?. Al principio de
escribir me pareció una burrada de papel. Y cuando pienso como ahora, me gusta
escribir lo que me pasa. En cualquier momento puedes recordar… y te ayuda
incluso a dar tus propias respuestas.
- Me parece que te noto algo más tranquilo
estos días.
- En Santander, me encanta la idea de ir de caballada,
como decían ellas.
- Lo que no me gustó tanto fue la palabra que
dijiste ayer: escoñó… No sentó bien, parecía extraño en ti y tú así bien que lo
sentiste. ¿Sabes lo que te digo, refiriéndome al poema?, lo miré de reojo:
confía en ese aire. Nunca te faltará.
Una foto para Pily, si, me gusta la
idea. Aquí me consideran guapo, es algo que no hay que olvidar. Me parece que
me dijo que no iba a venir más en la semana, o a partir del lunes no me
acuerdo, hoy que tengo la mano valiente. Me anima también ver señoras que
pueden verme aquí, sentado: la señora que vino con sus hijos y se metió en a
casa, la otra que sacude la alfombra. A veces pienso que ellas lo reconocerán,
o tal vez sus hijos, si lo publico cuando muera. Bueno, estas hojas se tirarán…
Sólo
serán hojas marchitas
que se harán parte de la tierra
para engendrar nuevas ilusiones.
Se fundirán en el deseo
de que quisieran alcanzar las
estrellas
y se dieron cuenta
de que no pudieron.
Al final
serán hojas
caídas
nada más.
Si lucharon, si vivieron… entonces
acompañarán
el nuevo amanecer.
Me parece
que voy añadiendo amaneceres a cada
mañana
que me ve contigo. Me parece que se
prolonga la vida
un instante más a tu lado,
para el cielo.
Es este ver estrellas, ver alegría a
mi alrededor,
caminos que se cruzan
y yo parezco reconocer.
Siento una sonrisa
que se hunde más en mí,
la compañía que siempre he deseado.
Mis palabras
hacen realidad en mi corazón.
Lo pongo aquí, porque entre los poemas casi todos hablan de eso mismo.
Les diré a todos que escribí una poesía
dedicada al taller. Aunque no la lea o la escriba, me quedará la satisfacción
de darle una morada, un sentido. No está mal… ¿y por qué no?: también añadiré
la anterior. No se les pueden llamar estrellas.
En el mismo taller le hice un poema a esa furgoneta, se lo
quieren leer. Y porque sólo habla del auto.
Entonces sales tú. ¡Vamos!,
les dices a todos. Les veo alegres,
orgullosos
con tu compañía.
Aventuras de cada día, de cada
mañana… aventuras
que cuentan conmigo
para soñar.
Una ruta que no morirá, un camino
esperando su despertar
como cada mañana. No, no te conozco,
pero siento esa fragilidad
que quiso hacer mía.
Y ya lejanos siempre serán sueños
en donde estés tu presente.
A mí siempre me animabas tú.
Voy a ir a
Santander: tres días de caballada, como dicen ellos podría escribir.
Ya verás en
Santander y viernes.
Bueno,
piensa en el dibujo que harás mañana
Una hoja
caída que levanta su vista al árbol seco y le tiende todo el amor que abre una
esperanza.
Y sigue
escribiendo a máquina: les encantan tus poemas.
Ya me dieron
la idea de publicarlos.
Ayer fui a
hacer autostop y a las dos y diez me cogió un chaval que iba a San Miguel de
Oya.
Bueno, me
llevó. Me dejó en la recta antes del desvío a Canido.
Ayudé a una señora a encontrar a un
señor de una de estas casas: eso me animó un poco. Puedo ir a Santander, Humberto tendrá la
compañía que tanto deseó: dormiremos juntos. Sin querer no separé bastante la
mano izquierda ayer cuando doblaba el pasillo y rallé un poco el reloj. Ya no
viene más en la semana Pily: por un lado me agrada… pero ayer no le pude dar un
beso al marchar, me duele por ella.
Cualquier mano amiga
es un síntoma
de ese calor que busco.
Hay muchas historias:
unas felices
y otras no. Te extrañaré llorando,
porque yo
te quería: decirte adiós no es tan
fácil.
¡Déjame estar a solas una vez más!.
No sé qué es lo que podré
responderme,
pero necesito decir
que es necesario
para el nuevo día. Creo que yo
nunca sabré decir adiós a algo que
había creído mío.
Necesito estar a solas
para decirle que no es para toda la
vida. Ahora
ya no sabría vivir sin ti.
Asun ne dijo: “De parte de Ángela besos”.
Pero no le debió gustar. Bueno, yo también me animo, pero temo que eso se lo diga a todos cuantos
hayan llegado. Yo creo que la historia es cierta. Bueno, le dije: “Te lo doy
aquí, porque en el coche a lo mejor no puedes” y ella no quiso.
¡Ayúdame!,
todos esos detalles de cariño que tenía ya han perdido su calor. También puede
hacerse un adiós a este taller, si me voy, o un adiós a cualquier cosa que
quiera. Creo que puede animarme a hacer uno o más poemas cada mañana el saber
que a Mayte le gustan.
Bueno, ya queda poco. ¡Sigue calentando la
mano!. Loli me trajo hojas para escribirte. Y más que traerá… Quiero aprender
alguna canción más. Recuerdo la de “A veces pregunto al viento…”, pero sólo me
sé la mitad. Si no siempre son las mismas. Cantaré Un velero llamado Libertad, Anduriña,
Wendolin, La vida sigue igual y Beso a beso, dulcemente. Puedo pintar un poco
el dibujo: la hoja, el árbol, al fondo el horizonte, color de cielo y un poco
más oscuro en los bordes. Con ceras quedará muy mal: tú nunca lo has sabido
hacer así. Ya le pregunté a Mayte ese saber para qué lo quiere. Creo que me gusta
más dárselo, pero un paisaje de mis sueños.
Hoy vendí las que quedaban.
Como no vino Pily salí de allí pronto y a las
dos menos cuarto me cogió Yayo…
Encontré a Felipe. Esta mañana había llegado
a Vigo y cruzando Castrelos, el semáforo, estaba parado. No cambió. Ahora todos
los días le podré esperar antes de las ocho y media. Era el pedacito de Vigo
que me faltaba para completar la ilusión en que vivimos.
Siento que ya estamos todos para echar el
barco a flote.
Mañana se celebra el cumple de Loli, no me
acordaba. Me siento muy feliz allí, un taller donde ya estoy integrado en la
familia. No dirán nada porque un día te vuelvas pequeño y comiencen a vivir tus
ilusiones. No dirán nada porque un día venzas tu malestar y compartas tu
alegría con ellos. Ni porque expreses tus ilusiones te dirán que ellos también
buscan tu necesidad. No dirán nada porque un día parezcas un aburrido o un
odioso o tal vez porque digas que esta vida ya destapó su crueldad.
No te dirán
que no quieren tu compañía cuando estés enojado o colérico. Habrá palabras que
recorriendo este aire querrán venir a posarse en tus sentimientos para que tú
mismo les hagas conocer la luz. Habrá rayos que dejarán impresa en tu mirada la
carrera del amanecer. Los ojos del sol
cubrirán tu pasado para volverlo transparente. Igual que el de ellos. No te
dirán que algún día puedes verle fuera de tus corazones. No te lo dirán, no,
porque ellos también soñaron contigo un día.
Yo dedicaría mis palabras a los dos: a ti y a
tu furgoneta. Gracias a vosotros yo he pasado unos viajes felices en mi vida.
Hubo de todo entre nosotros y todos esos malos momentos los olvidaba contigo.
Me gustaría recordar los buenos momentos: recordar contigo todos esos
encuentros, todos esos detalles felices… me parece que me unieron más a ti.
Ahora todo eso no importa: se quedarán en
recuerdos personales que le libren la esperanza de saber que mañana puedes
estar esperándoles. Que te llevarán con ellos. Ya sólo te queda el pensar qué
les dirás mañana, que te ayudarán a olvidar y que volverás a vivir. Vendrán con
otro traje, distinto al de hoy, más nuevo, te presentarán lo que puedes hacer y
tú te darás cuenta que esos vestidos no son distintos a los que llevaba ayer,
que son los mismos: sólo habrá cambiado tu ilusión.
Nunca termina la historia
si no te tiene a ti
con ella. Nunca podrá ser consumada
con esa palabra cualquiera
que se quiera parecer
tanto a ti.
Me gusta decirte
que es tuya sola. Incluso queda el
sabor
a que pasaste
tú por ella, combinando
cuanto sabías
del colorido de la madrugada. Incluso
se queda feliz
sabiendo que un instante
será para ella y se lo dedicarás
con toda tu alegría.
Ahora sabe que tú
estás oyendo
su melodía.
Ahora estoy en Vigo. Llegué tarde y aún fui a
correr, así que no le vi. El pantalón gris y un jersey. También traje la
libreta, así que tranquilo. Haré otro cenicero tal vez. Otra vez cuento con
Felipe, eso me alegra, aunque me remuerde la conciencia por no ver a Teresa.
Estuve con él y vi también a Marina: siguen alegres conmigo.
Ya me empiezan a preocupar los días en que
pueda llegar más tarde de las ocho y media. El primer día es hoy. Me afeito por
la tarde, o sea que los besos los doy ahí: a Begoña, me lo prometió, y a Loli.
Me encontraré con todos aquí, esta tarde, no sé dónde queda este sitio. No hace
frío: llueve, pero no hace frío. A ver qué dibujos hago, porque tienen que ser
todos distintos. Y alternando con otras cosas. A María y a alguien más les
repartieron el dinero, tan vez por trabajos vendidos.
Ya no llueve, esperemos que siga así todo el día. Y sobre todo la noche:
je, je… me gusta el escrito que le ayudé a hacer a Begoña, me gustan todos:
Teresa y el mío. Los otros fueron personales de cada uno, también me gustan.
Voy a hacer un pequeño librito, a ver si me animo o a escoger algunos poemas.
Los primeros de amor, y empezaría por el primero, el primero de la primera
libreta: el Incendio, No sabrás… en la segunda también hay muy bonitos, la
colección que le dediqué a Ramona. Me acuerdo
de Tali, no está bien no ir a verle, a visitarle, al menos saber que sí se
acuerda de mí.
Los recuerdos pasan
y se van olvidando.
No hay razón, pero saben que deben
seguir la ruta
que les ha señalado
la vida, siendo semilla
para otros muchos movimientos
que buscarán su estela.
Los recuerdos pasan,
se van renovando, ahora se entregarán
con todo lo que son.
Aprendieron mucho de esta vida y
ahora
quieren ser los espíritus
que impulsen nuestras ilusiones.
Voy al baño, tengo unas ganas, ganas de
escribir, por supuesto. Son las cuatro y media. Llegué de la fiesta ésa, fuimos
a su casa a las doce más o menos. Salí con todos. Sólo una perdí.
Prefiero quedarme con esa alegría
que en el papel pudiera marchitarse
destruyendo
partículas de eternidad.
Prefiero que tú me preguntes
que es lo que he encontrado, pues así
yo podré soñar.
Prefiero quedármela, almacenarla
de un modo que encuentre
cuál es su familia,
y sepa reproducir si se encuentra en
peligro.
Quiero quedarme con su alegría.
No sé, ya es por la mañana. Pero el día de ayer dejó algo especial…
Se iba construyendo
con lo que encontraba
en el camino. Y sus pilares
estaban rellenos
de melodías. Su crecimiento
pasó a ser producto
del aire, aquel interior
reclamaba su
presencia… prosa,
pero me gusta.
Begoña te dio aquel beso prometido, en los labios. Pepe, cuando te
traía, te dijo que habías ayudado hasta a Mayte: en aquel taller lo que hacía
falta era un joven con dinamismo. Como el tuyo. Cada vez te encantará más ir
allí. Sólo en la última te acordaste de aquel modo de bailar que te enseñó la
chica de Panjón. No importa, fue la semilla. El día de Navidad, si lo ves, está
cerca. Y aquella chica mayor que te dio un beso, ya vi lo cerca que estabais.
Tú apoyabas la cabeza, ¿eh, pillín?. Hubo de todo: bailaste, pediste con todos,
os juntasteis, te dijeron que no, te metiste con ellas, no se enfadaron…
disfrutaste, ¿no?. Como te dijo Pepe, eso es lo importante… Cuando te llame
Begoña, le dirás que repita ese beso. No estabas preparado, tenías los labios
secos y no te supo a nada. Le prometiste la de S. Wonder a la chica que te dio
el beso. Eras muy alto, si, para ellas: Teresa casi no te cogía bien. Te
prometió muchas, hizo lo que pudo, sólo una porque le lastimaban los aparatos.
Tenías que haberte acordado de otra forma, supongo que les sería mejor.
Ya sólo le quedará
el pensar: “queda para otra vez”.
Tu amor se ha hecho esperanza y sigue
brillando en ti
para sobrevivirle al tiempo.
Ese amor tan verdadero
no tiene que ver perdido el tiempo:
retroceder sería muy peligroso.
Queda para otra vez, esa esperanza
tendrá alas y un camino por recorrer.
Acordarte de ella
donde renueves tus ganas de vivir,
en ese camino
en el que también estás tú impreso.
Todo aquel decirte algo
que sentí por unos momentos
lo sabe mi alma:
es un sentimiento.
“Has venido
a traer la alegría”, me acuerdo
de aquellas palabras,
ese don
de la eternidad. Estaba contigo, sólo
tú bien.
No estás solo, las azucenas
ya han florecido y esos claveles de
tu alma.
Con todo el colorido
de un campo en plena flor,
si algún día me recuerdas
volverá el sueño
de nuestro amor.
Piensa en el domingo que viene, estarán en
Santander. Y podrás bailar con ellas a tu manera. Puedes pasarlos a la libreta
y todavía sigues escribiendo. Si, puede aún salir alguna.
Ya ves que todo va pasando
a medida que encuentras
felicidad en las palabras. Las
lágrimas
son buenas, porque ahora
quieren sentirse detalles
encantadores
contigo.
Lágrimas cristalinas que pregonas
en tu corazón,
que sólo le quieren dedicar a ella.
No hay lágrimas. Es tu condición de
humano
que encontró
el suspiro de su corazón.
Si me dejas vivir
en mí solo,
estaré dispuesto a entregar
todo cuanto quiera el viento
de mí.
No me digas cuando sean ellos
quienes hablen que se extienden
mucho.
Si quieres
no me hagas caso,
pero necesito sentirme solo
para estar acompañado de una
plenitud.
Si me dejas vivir, yo te diré
qué es lo que quiere. Me hacen falta
conclusiones.
Me encanta cuando recuerdo
los momentos agradables
que tiene la vida. Les doy una
melodía,
así el aire
llevará tu recuerdo.
Me encanta ver alegre
a quien comparta mi vida, pienso
que puede ser la persona elegida
para su corazón viajero.
Y hacer de la vida
un sentimiento, de cada sonrisa…
¿qué sé yo?: me encanta.
Volar, nunca perder esos ojos, estas
palabras,
esta ilusión.
Y a mí me encanta ser como tú.
Después llevaremos algunos poemas para
copiarlos en Vigo: allí les gustarán. Puedes poner en práctica todos los bailes
que sabes.
Puedes sentirte feliz, por todas.
Tienes muchos nombres,
pero me gusta más el que te doy yo
cada instante.
Mi recuerdo:
en él encontrarás la melodía que nos
ha unido;
y mientras pasa el tiempo te
reencarnas en miles de personas
para ir conociendo todo.
Digo sentimiento… y es para toda la
vida.
Nuestra unión puede llenar
las ilusiones que empiezan a
sembrarse
y así estás tú más cerca.
Podías hacer convivido
con lo que tanto te gustaba.
Aunque no estuviera el esplendor
bajo otros brazos, aunque no supieras
culminar su aliento,
sólo escucharlo
y sentirte allí;
el alma nunca podrá cambiar.
No te dirán
que no quieren tu compañía cuando estés enojado o colérico. Habrá palabras que
recorriendo este aire querrán venir a posarse en tus sentimientos para que tú
mismo les hagas conocer la luz. Habrá rayos que dejarán impresa en tu mirada la
carrera del amanecer. Los ojos del sol cubrirán tu pasado para volverlo
transparente. Igual que el de ellos. No te dirán que algún día puedes verle
fuera de tus corazones. No te lo dirán, no, porque ellos también soñaron
contigo un día.
Yo dedicaría mis palabras a los dos: a ti y a
tu furgoneta. Gracias a vosotros yo he pasado unos viajes felices en mi vida.
Hubo de todo entre nosotros y todos esos malos momentos los olvidaba contigo.
Me gustaría recordar los buenos momentos: recordar contigo todos esos
encuentros, todos esos detalles felices… me parece que me unieron más a ti.
El otro día por ser demasiado ingenuo y hoy por ser demasiado pensador:
me sentí más alegre y satisfecho. Ahora todo eso no importa: se quedarán en
recuerdos personales que le libren la esperanza de saber que mañana puedes
estar esperándoles. Que te llevarán con ellos. Ya sólo te queda el pensar qué
les dirás mañana, que te ayudarán a olvidar y que volverás a vivir. Vendrán con
otro traje, distinto al de hoy, más nuevo, te presentarán lo que puedes hacer y
tú te darás cuenta que esos vestidos no son distintos a los que llevaba ayer,
que son los mismos: sólo habrá cambiado tu ilusión.
Nunca termina la historia
si no te tiene a ti
con ella. Nunca podrá ser consumada
con esa palabra cualquiera
que se quiera parecer
tanto a ti.
Me gusta decirte que es tuya sola.
Incluso queda el sabor
a que pasaste
tú por ella, combinando
cuanto sabías
del colorido de la madrugada. Incluso
se queda feliz
sabiendo que un instante
será para ella y se lo dedicarás
con toda tu alegría.
Ahora sabe que tú
estás oyendo
su melodía.
Ahora estoy en Vigo. Llegué tarde y aún fui a
correr, así que no le vi. El pantalón gris y un jersey. También traje la
libreta, así que tranquilo. Haré otro cenicero tal vez. Otra vez cuento con
Felipe, eso me alegra, aunque me remuerde la conciencia por aquello con Teresa.
Estuve con él y vi también a Marina: siguen alegres conmigo.
Ya me empiezan a preocupar los días en que
pueda llegar más tarde de las ocho y media. El primer día es hoy. Me afeito por
la tarde, o sea que los besos los doy ahí: a Begoña, me lo prometió, y a Loli.
Me encontraré con todos aquí, esta tarde, no sé dónde queda este sitio. No hace
frío: llueve, pero no hace frío. A ver qué dibujos hago, porque tienen que ser
todos distintos. Y alternando con otras cosas. A María y a alguien más les
repartieron el dinero, tal vez por trabajos vendidos.
Ya no llueve, esperemos que siga así todo el día. Y sobre todo la noche:
je, je… me gusta el escrito que le ayudé a hacer a Begoña, me gustan todos:
Teresa y el mío. Los otros fueron personales de cada uno, también me gustan.
Voy a hacer un pequeño librito, a ver si me animo o a escoger algunos poemas.
Los primeros de amor, y empezaría por el primero, el primero de la primera
libreta: el Incendio, No sabrás… en la segunda también hay muy bonitos, la
colección que le dediqué a Ramona. Me acuerdo de Tali, no está bien no ir a
verle, a visitarle, al menos saber que sí se acuerda de mí.
Los recuerdos pasan
y se van olvidando.
No hay una razón, pero ellos saben
que deben seguir la ruta
que les ha señalado la vida, siendo
semilla
para otros muchos momentos
que te buscarán.
Los recuerdos pasan, más bien se van
renovando,
Entregarán todo lo que son
a cada uno.
Aprendieron mucho de esta vida y
ahora
quieren ser los espíritus
que impulsen nuevas ilusiones.
Ya me empieza a parecer haberlo escrito
antes. Sobre todo cuando cambió de hoja. Ya empiezan a llegar las madres, la
profesora…
Voy al baño, tengo ganas de escribir,
por supuesto. Son las cuatro y media. Llegué de la fiesta ésa, fuimos a su casa
a las doce más o menos. Salí con todos. Sólo una perdí.
Prefiero quedarme con esa alegría
que en el papel pudiera marchitarse
destruyendo
partículas de eternidad.
Prefiero que tú vayas preguntándome
que es lo que he encontrado, pues así
podré soñar
con ese intervalo
que se puede llevar impreso.
Prefiero quedármela de un modo que
encuentre
cuál es su familia,
de un modo que sepa reproducir
si se encuentra en peligro
lejos de mí.
Quiero quedarme con esa alegría.
Ya me dieron la idea de publicarlos. Aguántame, porque no seré capaz de estar a su
lado ya.
Ya estoy en Vigo.
Ayudé a una señora a
encontrar a un señor de una de estas casas: eso me animó un poco. Puedo ir a
Santander, Humberto tendrá la compañía que tanto deseó: dormiremos juntos. Sin
querer no separé bastante la mano izquierda ayer cuando doblaba el pasillo y
rallé un poco el reloj. Ya no viene más en la semana Pily: por un lado me
agrada… pero ayer no le pude dar un beso al marchar, me duele por ella.
Cualquier mano amiga
es un síntoma
de ese calor que busco.
Hay muchas historias:
unas felices,
otras no Decirte adiós no es tan fácil.
Déjame estar a solas!. No sé qué diré
en esos momentos, pero necesito
estarlo
antes que lo necesite.
Tal vez ahora
ya no sabría vivir sin él.
Asun me dijo: “De parte de Ángela besos”.
Pero no le debió gustar. Bueno, yo también me animo, pero temo que eso se lo
diga a todos cuantos hayan llegado. Creo que la historia es cierta.
Decir adiós creo que puede animarme a hacer
uno o más poemas cada mañana el saber que a Mayte le gustan.
Hoy vendí las que quedaban. Puso seiscientas
y no las pensaba poner, suponía que quedaban más. El ambientador me lo compra y
entonces sólo quedarán veinte. Me dijo que no trajese más, pero enseguida le
corté por Vilariño y la tía.
Encontré a Felipe. Esta mañana había llegado
a Vigo y cruzando Castrelos, el semáforo, estaba parado. No cambió. Ahora todos
los días le podré esperar antes de las ocho y media. Era el pedacito de Vigo
que me faltaba para completar la ilusión en que vivimos.
Mañana se celebra el cumple de Loli, no me
acordaba. Me siento muy feliz allí, un taller donde ya estoy integrado en la
familia. No dirán nada por que un día te vuelvas pequeño como ellos y comiencen
a vivir tus ilusiones. No dirán nada por que un día venzas tu malestar y
compartas tu alegría con ellos. Ni porque expreses tus ilusiones te dirán que
ellos también buscan tu necesidad. No dirán nada por que un día parezcas un
aburrido o un odioso o tal vez porque digas que esta vida ya destapó su
crueldad.
No te dirán que no quieren tu compañía cuando
estés enojado o colérico. Habrá palabras que recorriendo este aire querrán
venir a posarse en tus sentimientos para que tú mismo les hagas conocer la luz.
Habrá rayos que dejarán impresa en tu mirada la carrera del amanecer. Los ojos
del sol cubrirán tu pasado para volverlo transparente. Igual que el de ellos.
No te dirán que algún día puedes verle fuera de tus corazones. No te lo dirán,
no, porque ellos también soñaron contigo un día.
Yo dedicaría mis palabras a los dos: a ti y a
tu furgoneta. Gracias a vosotros yo he pasado unos viajes felices en mi vida.
Hubo de todo entre nosotros y todos esos malos momentos los olvidaba contigo.
Me gustaría recordar los buenos momentos: recordar contigo todos esos
encuentros, todos esos detalles felices… me parece que me unieron más a ti.
El otro día por ser demasiado ingenuo y hoy por ser demasiado pensador:
me sentí más alegre y satisfecho. Ahora todo eso no importa: se quedarán en
recuerdos personales que le libren la esperanza de saber que mañana puedes
estar esperándoles. Que te llevarán con ellos. Ya sólo te queda el pensar qué
les dirás mañana, que te ayudarán a olvidar y que volverás a vivir. Vendrán con
otro traje, distinto al de hoy, más nuevo, te presentarán lo que puedes hacer y
tú te darás cuenta que esos vestidos no son distintos a los que llevaba ayer,
que son los mismos: sólo habrá cambiado tu ilusión.
Nunca termina la historia
si no te tiene a ti
con ella. Nunca podrá ser consumada
con esa palabra cualquiera
que se quiera parecer
tanto a ti.
Me gusta decirte que es tuya sola.
Incluso queda el sabor
a que pasaste
tú por ella, combinando
cuanto sabías
del colorido de la madrugada. Incluso
se queda feliz
sabiendo que un instante
será para ella y se lo dedicarás
con toda tu alegría.
Ahora sabe que tú
estás oyendo
su melodía.
Ahora estoy en Vigo. Llegué tarde y aún fui a
correr, así que no le vi. El pantalón gris y un jersey. También traje la
libreta, así que tranquilo. Haré otro cenicero tal vez. Otra vez cuento con
Felipe, eso me alegra, aunque me remuerde la conciencia por aquello con Teresa.
Estuve con él y vi también a Marina: siguen alegres conmigo.
Ya me empiezan a preocupar los días en que
pueda llegar más tarde de las ocho y media. El primer día es hoy. Me afeito por
la tarde, o sea que los besos los doy ahí: a Begoña, me lo prometió, y a Loli.
Me encontraré con todos aquí, esta tarde, no sé dónde queda este sitio. No hace
frío: llueve, pero no hace frío. A ver qué dibujos hago, porque tienen que ser
todos distintos. Y alternando con otras cosas. A María y a alguien más les
repartieron el dinero, tal vez por trabajos vendidos.
Ya no llueve, esperemos que siga así todo el
día. Y sobre todo la noche: je, je… me gusta el escrito que le ayudé a hacer a
Begoña, me gustan todos: Teresa y el mío. Los otros fueron personales de cada
uno, también me gustan. Voy a hacer un pequeño librito, a ver si me animo o a
escoger algunos poemas. Los primeros de amor, y empezaría por el primero, el
primero de la primera libreta: el Incendio, No sabrás… en la segunda también
hay muy bonitos, la colección que le dediqué a Ramona. Me acuerdo de Tali, no
está bien no ir a verle, a visitarle, al menos saber que sí se acuerda de mí.
Los recuerdos pasan
y se van olvidando.
No hay una razón, pero ellos saben
que deben seguir la ruta
que les ha señalado la vida, siendo
semilla
para otros muchos momentos
que te buscarán.
Los recuerdos pasan, más bien se van
renovando,
Entregarán todo lo que son
a cada uno.
Aprendieron mucho de esta vida y
ahora
quieren ser los espíritus
que impulsen nuevas ilusiones.
Ya me empieza a parecer haberlo escrito
antes. Sobre todo cuando cambió de hoja. Ya empiezan a llegar las madres, la profesora…
Voy al baño, tengo ganas de escribir,
por supuesto. Son las cuatro y media. Llegué de la fiesta ésa, fuimos a su casa
a las doce más o menos. Salí con todos. Sólo una perdí.
Prefiero quedarme con esa alegría
que en el papel pudiera marchitarse
destruyendo
partículas de eternidad.
Prefiero que tú vayas preguntándome
que es lo que he encontrado, pues así
podré soñar
con ese intervalo
que se puede llevar impreso.
Prefiero quedármela de un modo que
encuentre
cuál es su familia,
de un modo que sepa reproducir
si se encuentra en peligro
lejos de mí.
Quiero quedarme con esa alegría.
Begoña te dio aquel beso prometido en los labios. Pepe, cuando te traía,
te dijo que habías ayudado hasta a Mayte: en aquel taller lo que hacía falta
era un joven con dinamismo. Como el tuyo. Cada vez te encantará más ir allí.
Sólo en la última te acordaste de aquel modo de bailar que te enseñó la chica
de Panjón. No importa, fue la semilla. El día de Navidad, si lo ves, está
cerca. Y aquella chica mayor que te dio un beso, ya vi lo cerca que estabais.
Tú apoyabas la cabeza, ¿eh, pillín?. Hubo de todo: bailaste, pediste con todos,
os juntasteis, te dijeron que no, te metiste con ellas, no se enfadaron…
disfrutaste, ¿no?. Como te dijo Pepe, eso es lo importante… Cuando te llame
Begoña, le dirás que repita ese beso. No estabas preparado, tenías los labios
secos y no te supo a nada. Le prometiste la de S. Wonder a la chica que te dio
el beso. Eras muy alto, si, para ellas: Teresa casi no te cogía bien. Te
prometió muchas, hizo lo que pudo, sólo una porque le lastimaban los aparatos.
Tenías que haberte acordado de otra forma, supongo que les sería mejor.
Ya sólo le quedará
el pensar: “queda para otra vez”.
Tu amor se ha hecho esperanza y sigue
brillando en ti
para sobrevivirle al tiempo.
Ese amor tan verdadero
no tiene que ver perdido el tiempo:
retroceder sería muy peligroso.
Queda para otra vez, esa esperanza
tendrá alas y un camino por recorrer.
Acordarte de ella
donde renueves tus ganas de vivir,
en ese camino
en el que también estás tú impreso.
Todo aquel decirte algo
que sentí por unos momentos
lo sabe mi alma:
es un sentimiento.
“Has venido
a traer la alegría”, me acuerdo
de aquellas palabras,
ese don
de la eternidad. Estaba contigo, sólo
tú bien.
No estás solo, las azucenas
ya han florecido y esos claveles de
tu alma.
Con todo el colorido
de un campo en plena flor,
si algún día me recuerdas
volverá el sueño
de nuestro
amor.
Piensa en el domingo
que viene, estarán en Santander. Y podrás bailar con ellas a tu manera. Puedes
pasarlos a la libreta y todavía sigues escribiendo. Si, puede aún salir alguna.
Ya ves que todo va pasando
a medida que encuentras
felicidad en las palabras. Las
lágrimas
son buenas, porque ahora
quieren sentirse detalles
encantadores
contigo.
Lágrimas cristalinas que pregonas
en tu corazón,
que sólo le quieren dedicar a ella.
No hay lágrimas. Es tu condición de
humano
que encontró
el suspiro
de su corazón.
Si me dejas vivir
en mí solo,
estaré dispuesto a entregar
todo cuanto quiera el viento
de mí.
No me digas cuando sean ellos
quienes hablen que se extienden
mucho.
Si quieres
no me hagas caso,
pero necesito sentirme solo
para estar acompañado de una
plenitud.
Si me dejas vivir, yo te diré
qué es lo que quiere. Me hacen falta
conclusiones.
Me encanta cuando recuerdo
los momentos agradables
que tiene la vida. Les doy una
melodía,
así el aire
llevará tu recuerdo.
Me encanta ver alegre
a quien comparta mi vida, pienso
que puede ser la persona elegida
para su corazón viajero.
Y hacer de la vida
un sentimiento, de cada sonrisa…
¿qué sé yo?: me encanta.
Volar, nunca perder esos ojos, estas
palabras,
esta ilusión.
Y a mí me encanta ser como tú.
Después llevaremos algunos poemas para
copiarlos en Vigo: allí les gustarán. Puedes poner en práctica todos los bailes
que sabes.
Puedes
sentirte feliz, por todas.
Tienes muchos nombres,
pero me gusta más el que te doy yo
cada instante.
Mi recuerdo:
en él encontrarás la melodía que nos
ha unido;
y mientras pasa el tiempo te
reencarnas en miles de personas
para ir conociendo todo.
Digo sentimiento… y es para toda la
vida.
Nuestra unión puede llenar
las ilusiones que empiezan a
sembrarse
y así estás tú más cerca.
Podías hacer convivido
con lo que tanto te gustaba.
Aunque no estuviera el esplendor
bajo otros brazos, aunque no supieras
culminar su aliento,
sólo escucharlo
y sentirte allí;
el alma nunca podrá cambiar.
No te dirán que no quieren tu compañía cuando
estés enojado o colérico. Habrá palabras que recorriendo este aire querrán
venir a posarse en tus sentimientos para que tú mismo les hagas conocer la luz.
Habrá rayos que dejarán impresa en tu mirada la carrera del amanecer. Los ojos
del sol cubrirán tu pasado para volverlo transparente. Igual que el de ellos.
No te dirán que algún día puedes verle fuera de tus corazones. No te lo dirán,
no, porque ellos también soñaron contigo un día.
Yo dedicaría mis palabras a los dos: a ti y a
tu furgoneta. Gracias a vosotros yo he pasado unos viajes felices en mi vida.
Hubo de todo entre nosotros y todos esos malos momentos los olvidaba contigo.
Me gustaría recordar los buenos momentos: recordar contigo todos esos
encuentros, todos esos detalles felices… me parece que me unieron más a ti.
El otro día por ser demasiado ingenuo y hoy por ser demasiado pensador:
me sentí más alegre y satisfecho. Ahora todo eso no importa: se quedarán en
recuerdos personales que le libren la esperanza de saber que mañana puedes
estar esperándoles. Que te llevarán con ellos. Ya sólo te queda el pensar qué
les dirás mañana, que te ayudarán a olvidar y que volverás a vivir. Vendrán con
otro traje, distinto al de hoy, más nuevo, te presentarán lo que puedes hacer y
tú te darás cuenta que esos vestidos no son distintos a los que llevaba ayer,
que son los mismos: sólo habrá cambiado tu ilusión.
Nunca termina la historia
si no te tiene a ti
con ella. Nunca podrá ser consumada
con esa palabra cualquiera
que se quiera parecer
tanto a ti.
Me gusta decirte que es tuya sola.
Incluso queda el sabor
a que pasaste
tú por ella, combinando
cuanto sabías
del colorido de la madrugada. Incluso
se queda feliz
sabiendo que un instante
será para ella y se lo dedicarás
con toda tu alegría.
Ahora sabe que tú
estás oyendo
su melodía.
Ahora estoy en Vigo. Llegué tarde y aún fui a
correr, así que no le vi. El pantalón gris y un jersey. También traje la
libreta, así que tranquilo. Haré otro cenicero tal vez. Otra vez cuento con
Felipe, eso me alegra, aunque me remuerde la conciencia por no ver a Teresa.
Estuve con él y vi también a Marina: siguen alegres conmigo.
Ya me empiezan a preocupar los días en que
pueda llegar más tarde de las ocho y media. El primer día es hoy. Me afeito por
la tarde, o sea que los besos los doy ahí: a Begoña, me lo prometió, y a Loli.
Me encontraré con todos aquí, esta tarde, no sé dónde queda este sitio. No hace
frío: llueve, pero no hace frío. A ver qué dibujos hago, porque tienen que ser
todos distintos. Y alternando con otras cosas. A María y a alguien más les
repartieron el dinero, tal vez por trabajos vendidos.
Ya no llueve, esperemos que siga así todo el día. Y sobre todo la noche:
je, je… me gusta el escrito que le ayudé a hacer a Begoña, me gustan todos:
Teresa y el mío. Los otros fueron personales de cada uno, también me gustan.
Voy a hacer un pequeño librito, a ver si me animo o a escoger algunos poemas.
Los primeros de amor, y empezaría por el primero, el primero de la primera
libreta: el Incendio, No sabrás… en la segunda también hay muy bonitos, la
colección que le dediqué a Ramona. Me acuerdo de Tali, no está bien no ir a
verle, a visitarle, al menos saber que sí se acuerda de mí.
Los recuerdos pasan
y se van olvidando.
No hay una razón, pero ellos saben
que deben seguir la ruta
que les ha señalado la vida, siendo
semilla
para otros muchos momentos
que te buscarán.
Los recuerdos pasan, más bien se van
renovando,
Entregarán todo lo que son
a cada uno.
Aprendieron mucho de esta vida y ahora
quieren ser los espíritus
que impulsen nuevas ilusiones.
Ya me empieza a parecer haberlo escrito
antes. Sobre todo cuando cambió de hoja. Ya empiezan a llegar las madres, la
profesora…
Voy al baño, tengo ganas de escribir,
por supuesto. Son las cuatro y media. Llegué de la fiesta ésa, fuimos a su casa
a las doce más o menos. Salí con todos. Sólo una perdí.
Prefiero quedarme con esa alegría
que en el papel pudiera marchitarse
destruyendo
partículas de eternidad.
Prefiero que tú vayas preguntándome
que es lo que he encontrado, pues así
podré soñar
con ese intervalo
que se puede llevar impreso.
Prefiero quedármela de un modo que
encuentre
cuál es su familia,
de un modo que sepa reproducir
si se encuentra en peligro
lejos de mí.
Quiero quedarme con esa alegría.
Como no vino Pily salí de allí pronto y a las dos menos cuarto me cogió
Yayo… Y menos mal que toda la tarde estuve afuera, ¿no?. Bajé a las cuatro y
media, me dijo que me apurara, pero subí cerca de las siete. Llevaba una excusa
preparada, pero no hizo falta.
Aunque no me vean
todos esos recuerdos…
puedo soñar. Y es una mirada pura,
como ésa que se llevó el viento.
Pensar
que renace en nuestras vidas
cada vez que se cruzan.
Y puedo volver a verlo todo tal y
como lo imaginé.
Aunque no me vean sé que me están
escuchando
y están ahí.
La sonrisa como siempre la deseé,
volverá para quedarse a mi lado.
Ella me lo recuerda en la distancia.
Una frase que me gusta: “Es mejor
vivir negro que mal pintarrajeado”.
El sentido de mi barca
marca las incidencias de mi alegría.
Un mar que se mueve
al compás de ese detalle
de cada día y mi barca discurre
suavemente
como esa caricia
que puede transformarse,
conservarse, descubrirse. Mi barca
sabe siempre comprender
el mar que puede avecinarse
sobre ella, se mece al mismo compás
de su amor.
Al sentido de mi barca
no le gusta
ser siempre una barca perdida, si una
barca perdida
descubre su tesoro.
No me llamó
Bego esta tarde, por que aprovechando el que Lourdes quería salir con ella y su
madre saqué doble tajada. Toda la tarde fuera y le llamé para avisarle. Voy a
ver si puedo seguir el poema… Ya lo acabé. Me duelen los pies: jo, el paseíto.
Bueno, el miércoles.
Me va a
llamar una chica a las ocho… Ya pasaron, pero espero. Ya empiezan a calentarse
los vapores. Y ahora la vamos a
fastidiar más porque me llamó Bego y me preguntó si ella me gustaba a mí. ¿Qué
decir?. Estuve un rato hablando, bastante largo. Le voy a decir que me lo
escriba por carta. Le respondí: “yo también”. Le dije a Bego que no estoy
preparado mientras sea joven.
Mañana voy a ver si hablo con Bego,
le digo que me lo pregunté en una carta. No quisiera herirle por mi culpa, pero
tengo que seguir esperando. Incluso si me dirá que no vuelvo a Vigo. Fui
sincero, pero también es una sinceridad extraña y me parece que ella quiere
seguir teniéndome retenido.
Ya ves que pasó.
Ellos no son capaces de sobrevivirles
a las tempestades de la vida. No
tienen
ni siquiera cuerpo
para pensar,
una razón para decidir. Eran parte de
la noche
que se acercó al pronunciarlas. Y
ahora
se fueron con ella…
Cuida este vacío, no sea que te
encuentres con ella
de nuevo.
Tal vez el tiempo
te dirá
que no pueden volver.
Muchas veces, cuando
debería estar tranquilo y la paz
envuelve mis entrañas
y la calma está presente en mi vida,
me enojo contra el aire. Mi mente
se llena de estrellas
que partieron y todo lo que quiero
olvidar
busca un por qué,
una razón. No sé qué decirme…
y me enfado.
Sólo dime que sigues conmigo.
Me gusta
enfadarme así con ella. Son los
enfados
que más pronto olvido, porque mi
recuerdo
se llena de ese detalle hermoso
que ella me recuerda
cada vez que me mira.
Me gusta
enfadarme así, si está ella
conmigo.
Mientras corría
mi tiempo se iba llenando
de ti y sé
que lo harás feliz
cada vez que sonrías. No hará falta
que yo esté cerca,
no, pues él
es mi mensajero y vendrá a ocupar
el espacio
para la eternidad.
Mientras esté corriendo estaré
pensando
en lo que le puedo decir.
Y será el mensaje
de nuestra sonrisa
en el aire, quien te dirá
que estoy aquí.
Toda la tarde diciéndome que no me
esperaba, porque le buscaba desde el borde casi de la pista, y ahora me
pregunto por qué no. Pudo ser que sí. Yo no lo pasé muy bien, por ella bailé
dos al principio. Y después voló. Bailé con Mari Carmen, con Rosi, vi a Ana y
bailé alguna. Después me encontré con Ángeles, la chica de Panjón, y bailé
varias, después quiso fumar y tuve que irme. Fui a Ana, no bailaba: eran muy
rápidas. Me enfadé con ella, ponía cara de enfado. En un momento me dijo: “¡Sonríe!”. Y sonreí. Después
de un rato aún bailé más con ella. Marché sin ver a Loli, Paz me decía que en
la otra pista, pero no lo había pasado tan mal.
El primero
lo hice: mitad allí, mitad con Manolo y el interior en casa y el otro en casa,
se me ocurrió durante el camino.
Con calma creo que es como mejor
podrás pasar los días. No me dirás que no lo pasaste bien en lo de Remigio. A
veces apoyabas tu cabeza en las otras, no hablabas tanto. Como te dijo Ana: “Es
que tú hablas mucho”. Ya viste una de las sorpresas que te encontraste:
Ángeles. Y pareció complacida de bailar contigo.
No hace falta
que lo hagas
cuando yo no te vea,
ni que te marches
sin darme una explicación.
Al contrario, déjame
estar
a mí presente, para que sienta
una sinceridad
como la que yo buscaba.
Déjame hablar contigo, porque
me harás cambiar. Y dedicarme
algo más
de lo que siempre he sido.
No me digas nada, muchas veces
prefiero soñar. Saber
que todavía
soy necesario. Pensar
que se puede realizar
el sueño de mi vida. No me digas
nada, aprenderé
que hoy el aire
hablaba
conmigo.
Ahora puedo poner la cinta, pero no voy a
tener tiempo de escucharla. No sé qué canciones tenía. Pasé casi una cara. Hubo
algunas que no tiraban. Creo que la cinta de S. Wonder se la había dejado a
Bego.
Dice que adelgacé, eso me gusta. Llevaré
manzanas. No les vi en Vigo comer alguna “golden” roja. ¿Te imaginas la validez
de esa mirada de reojo de Teresa, si en verdad le gusto?. De cara me parece que
es preciosa. Me colé con Bego, no decirle todo aquello. Me gustaría tener una cinta
puesta. No puedo estar tranquilo si no es con ella. Bueno, no te pongas así. Ya
sé cómo estás. No te pongas triste ahora.
¿Sabes?, pensaba llamar a alguien, pero ya
sabes que eso es algo que siempre he hecho por ellos. ¡Ayúdame!, voy a
necesitarla. A Santander me gustaría irme acompañado de Teresa, cierto es que
me gustaría oír de sus labios alguna hermosa palabra.
- Me parece que te olvidas de Ana, de Ángeles,
de Loli.
- No, amigo mío, no me olvido, pero déjame
soñar. Me parece que es el faltar el domingo al baile, Ana va a ir y yo no
estaré. No, no me lavo la cabeza ahora. Es el no sentirme acompañado por el
grupo de Vigo. Si, mucho he dicho que le pediré a Humberto el radiocassette y
reunirnos en el cuarto, pero no va a ser posible. En un hotel. Me llamaron hoy.
Voy a ir, la partida es a las ocho y cuarto. Allí me encontraré con ellas.
Llevaré varias cintas, no sé tampoco si nos dejarán escucharlas, pero las
llevaré.
- Una convivencia de tres días fuera, lejos. Ya
veo que tienes mucho en qué soñar.
Cuando estaba triste, lo que me animó fue que
hablé con Pily, poco tiempo. Me llama mañana. No pienso salir hasta que lo
haga. Ya buscaré una excusa si me pregunta quién o cuándo me lo dijo. Puedo
decirle que Bego.
¡Bah!, ya estoy un poco más animado. Me
parece que si vas el jueves, va a empezar el problema. No, ya comenzó hace
mucho. El caso es que yo no le dije nada para que se pusiese así… y se puso.
También es su madre. Igual le pido ayuda a alguien de Vigo. No me digas que ya
se te acabaron las ideas. ¿Vas a ponerte triste otra vez?. No te preocupes, es
una tristeza que se destruirá. La otra vez no te había escrito Pily.
Bueno, no importa. Ya sabes que siempre hay
donde animarse: ya ves que vas a ir a Santander… Piensa en eso. ¿Y Ana, amigo?.
Se me ocurrió pensar esta mañana que Loli
pudiese estar donde la última vez, casi en el centro del lado a donde nos
asomamos. Ya siento cómo se me estremece el cuerpo todo. ¿Tú te lo imaginas?,
pudiese tener ganas de bailar y tal vez esperara por mí. Me vino un sudor en el
cuerpo y no es de cansancio. Sabes que este enfado sólo me comunicará con la
cena.
Si, pero algo queda, ¿no?. Y no vas a poder
hablar con Loli hasta dentro de dos domingos. Piensa que cuando llegue el
próximo no vas a pensar en ella. ¡Pon la tele!.
No sé qué habrá.
¡Prepara un bocadillo!.
Ya está.
Hiciste bien en tomar el colacao. ¡A ver si
te animas, hombre!.
Bueno, ya somos uno más.
Voy recogiendo semillas. Yo sé
que puedo transformarlas. Mi pequeña
creación
a la aventura
de la vida. No les diré
que soy yo
quien les quiere. Todos apoyan
este sentimiento.
Ya les puse títulos a todos. ¡Anímate,
hombre!. Piensa que mañana es el último día. Te lavarás la cabeza y buscarás tu
regalo en Ramallosa. Vas a bajar al pueblo por la tarde, porque por la mañana
te llamará Pily. ¿Ya ves?, tienes detalles para soñar. Además, tienes que
lavarte la cabeza. Y afeitarte por la tarde. Pily tal vez llame sobre las once.
A ver si a Bego no le importa escribir, os podéis cartear, estaba tranquilo.
Les diré hasta el final y que voy a cumplir mis promesas, ése es un método que
siempre da resultados externos. Eso es de la película de Fátima, de Lucía.
Me acuerdo de Loli del domingo. Lloré viendo
la película. Fue tan real…
No me gusta mucho estar en cama así, tú ya lo
sabes. Aún me quedan muchas libretas para pasar a máquina. No quise pasar aquél
de “Un mes… Mayo”, pero sin él hay algo que no funciona. Ladraban los perros.
No hagas caso, no creo que sea nadie. Pero
después pido sólo una cosa, que es una radio para poner un poco de música y ya
ves. Creo que, me parece que si, Mayte dijo el viernes que iba a llevar un
aparato el miércoles. Le preguntaré a Bego por la cinta.
No debí decirle “más que Pily y Lourdes” ni
contarle lo que me había dicho Sito. No sé si diciendo la verdad… La carga del
bolígrafo nuevo que lo dejé en la mesilla por la mitad está gastado del todo.
¿También tengo que desconfiar por eso?. Bueno, hoy compraré una carga. Las
doscientas que me quedan. Voy a levantarme. Voy a ir a buscar la leche: “Le
coges las cintas y después… No, la cinta es mía (y le conté lo de Dani).
¿No tienes alguna cesta?.
Si, la haré después.
Antes le dije lo de que me aburría. Ésta es
la mía: Barco a Venus, es la primera. ¿Viste?, la segunda también me gusta. Me
imagino bailándola con alguien, es lenta, bastante. Y la tercera.
Me lo imagino, aunque sea un día muy lejano.
Pronto será verdad, ya verás. Yo te daré ese alimento para llenar la realidad
que queda antes que llegue su hora. Recuerda cómo apoyabas la cabeza sobre
aquella chica que bailaba contigo. Podía ser señora. No, no lo creo. Tú soñabas
allí. El tiempo te ligaba a todo eso.
No importa, fíjate en lo que va a venir
también. Tres días a Teresa. Y hoy te llamará Pily. Despójate del rencor, como
ayer que te atreviste a hacer algo nuevo. ¿Qué le dirás a Pily?, no sé qué algo
bonito se te ocurrirá. Si te fijas bien todo es bonito.
“No sucederá más” me encanta. No, no me voy.
Tengo que escucharla. Puede ser verdad que sea un chico muy con ganas de vivir.
Me gusta pensarlo así. Felipe me dijo que tenía las cintas que te había
grabado. Y ahora queda esa pena de no poder grabar más.
Lo harás, me gusta que estés así de animado.
Sé que tú sigues al compás de todo lo que dicen tus poemas. Toda la cinta se
puede
bailar. Y a
veces sigues el ritmo de las canciones. Ya verás mañana, cuando vuelvas a Vigo.
Ahora acabas de olvidar lo mal que lo pasaste estos días. Toda la mañana
anduviste con la camisa por fuera. Puedes guardarla ya. Y te gustará, ése fue
el gesto que ibas a hacer ahora. Preguntarle a Conchi si quedó enojada de
bailar con ella. O a cualquier otra. Se cansaron muy pronto, ¿no?. La canción
ésa de Imagic que viste en un anuncio, te recordó haberla grabado, aquí la
tenías. Puedes titular así la cinta.
No puedo. “Barco a Venus” por lo de las
estrellas, “Imagic” por lo de imaginarse, pero pasaron otras muchas canciones
que me dicen mucho más al bailarse.
Tienes la de S, Wonder en dos cintas. Y
cierra los ojos. Se acabó una cara. Vamos a la habitación a oír la otra. Oímos
allí y barremos.
Mi alma
vuelve a soñar.
Me he despojado de todo un ayer
que me turbaba
la razón.
Y lo que me ha separado
de ti. Tanto tiempo,
tantas lluvias…
y ese algo
que rompía la vida.
Ahora que he conseguido
rescatarte,
me gustaría ser para ti
como entonces:
revivirte.
¿Viste cómo lo pasaste hoy?. No esperabas que
Lupe se siguiera acordando de ti. Y ya ves qué poema. Tienes las cartas a
ellas. Ahora te lavas la cabeza y te afeitas.
Llamé a Bego. La noté enfadada, seria. Pudo
ser porque se enteraron del tiempo de llamada el sábado. Me preocupa porque le
pregunté varias veces y me dijo que no importaba. Mañana a ver si veo a Felipe.
Tendré ganas. Llevaré la cinta por si a Mayte se le ocurre llevar el aparato.
Irá Pily, un beso a Loli porque no se lo di el viernes. Ya cogí un recambio
para el bolígrafo, sólo treinta y algo. Y Ducados, me parece que treinta y siete.
Cogí tres. Eso que me dijo Tere de que irán todos, creo que se refería a ella,
a Begoña, eso lo sé, a Loli, sólo se me ocurrió ahora que fuese. Supongo que
ellas bastarán, y Humberto. Me gusta Teresa, le puedo dar un sentido de esta
forma, pero sólo me pareció verle en la cena. En el viaje ya tengo una
compañía. Toda la niebla se convierte en peregrina incansable entre cumbres
nevadas o frías necesitando de su calor. Llega ella y tiende sus brazos tan
abiertos y cariñosos envolviendo así todo cuanto puede. Sabe que su calor es
propio del cielo, como si de un sueño se tratase.
Veré nacer el mundo,
y seré tuyo otra vez. Sólo quiero
que no sea por mi culpa
que el dolor haya anidado
entre nosotros.
No quisiera
que pensaras alguna vez
algo tan desacorde
como es la
destrucción.
La vida pienso que va quedando y se renueva tantas veces como te ve
sonreír. A ella le gusta ese carácter innovador que imprimes en todas tus
pisadas. La vida sueña con nosotros, se va cogiendo poco a poco todo cuanto
puede hablarte de ese nuevo día. Hasta las cuatro de la mañana, tú ya sabes
cómo. No bailó Tere, hoy dijo que si. Y hablan de toda la noche, al menos hasta
que termine.
He pensado en revivir tantas veces
estos instantes…
quedan en el aire.
He pensado en recoger tantas noches
la niebla
que apasiona sus almas.
No sé si hice bien en dejarlo
o no,
la furia aplacaba mis tormentas.
Tantas veces…
que hoy siento su presencia a mi
alrededor.
Tal vez mañana
encuentre a ese alguien
que no está a mi lado.
Ahora que me
doy cuenta llegó el lunes, y la semana siguiente es el magosto. Le ayudé a
bailar a Antonia y le enseñé, o le dije enseñar esa forma especial a Elena.
Bueno, me sentí feliz, la de S. Wonder fue la primera. Se la había pedido, pero
no sabía cuánto. Fue la primera y la bailé con Ita. Y varias más luego. Voy a
contarles un chiste que recordé. Hay un grupito. No lo cuento porque es malo.
Ya en el coche conté alguno y eran igual. Guardar la libreta aquélla para el
coche. La llave principal no estaba en Teresa, pero ahora hay otras.
Ahí lo veo “Salida de emergencia”, puedo ir y
preguntarles si saben dónde está eso. No tengo ganas. Me tienes que recordar lo
de Pily, antes quiso atrapar a Javier y tengo que ir cortándola. Creo que me
ayudó al principio, a decidirme, aunque sólo fuese la ilusión de dormir juntos.
Voy a cenar.
Begoña también tiene detalles preciosos, me
dijo: “¿te aburres?”, viéndome solo en el coche. O ahora que traje un vaso de
agua para beber junto con ellas dos y Poli, y me preguntó Teresa: “¿Es para
mí?”. Los detalles se sucedían en la armonía preciosa de la madrugada. Y vendrá
para ti exclusivamente para entregarse a tu corazón en ese instante. Para que
sepas cuál es su esperanza, él te dirá que todo lo que te trae hoy te lo quiere
presentar mañana.
¿Qué te puedo contar. ¡Bah!, cualquier cosa.
Me gusta meterme con ellas. El pensar que Ita me dará la libreta mañana, para
leer, y la firma que ella quiera.
Me aburro, ahora voy a cenar, después a bailar. Sabéis que tengo
complejo de enfadarse conmigo. Complejo… ¿por qué?. Nadie me responde. Tere
dice que si y que no, ésta es la última por ahora.
La palabra
tiene su mundo. Vive
el tiempo que tardes
en pronunciarla, pero su eco
puede durar días o meses o tal vez
puede cubrirte
con su voz. Nadie responde
a una palabra cualquiera, porque si
es tuya
vuela cada día
a tu presencia.
Y sólo se te muestra a ti.
Una palabra
puede decir tantas cosas
de una misma realidad, me aturde
pensar
que puedan sembrarse
lejos de aquí. Llega la esperanza…
siempre.
La palabra
es todo lo que tú sabes necesitar en
cada momento.
Me molestó y no sé. Yo estaba sentado en una mesa solo. Y deseaba que
llegasen ellas y se pusieran allí. Llegaron, ellas y Poli. Hacía el penúltimo
poema y en la felicidad se lo dije. Mi último verso hablaba de vosotras y ahora
al parecer me lo apagasteis. En esto que contestó alterada Teresa: “Siempre con
los poemas”. Yo me sentí abatido.
Después me dijo que me pusiese con Javier que estaba solo en una mesa y
se puso luego blando. Ayer por la noche me dijo que acompañase igual a Poli y
también se pasó él.
Todos pueden instituir lágrimas
en el espacio, pero no con el sentido
que les puedo dar yo.
Había un hueco vacío
en mi alma y tú
lo llenaste.
En aquel instante
sólo tú lo podías llenar
como la semilla ideal
que me daba la vida.
Fuiste quien llenaba mi sentimiento
mientras contemplaba sus ojos,
melodía
de creación eterna.
Creo que te cruzaste en mi camino
así, desnuda.
Fuiste mi todo
en aquel instante.
Y sé que encontraré ese recuerdo
que faltó desde siempre
para llenar mi corazón.
Allí estábamos
los dos: una melodía
en mi mente, tan profunda
y clara, yo no sé
qué es lo que nació
entonces. Pero tuvo que ser hermoso
si estabas tú
conmigo.
Eran dos voces
Inocentes y una sola a la vez, el
alma
parecía hablar
en tantas voces diferentes,
sólo estábamos
tú y yo.
- ¿Por qué
no hablamos un rato?, ¿por qué no pensamos por ejemplo que tu amor ya se ha
cruzado en tu camino?.
- Sabes que me gustaría, pero ya ves: solo.
- ¿Por qué no pensamos que él no te dejará
estar tanto tiempo estregándole soledad a las melodías que fluyen a tu
alrededor?. ¡Vete!, viniste con la ilusión: es falsa, ya lo ves.
- No sé, son menos en el vacío en un mundo de
felicidad.
- No lo creas, ya ves que así no vas a ningún
lado. Aquí no ves.
¿Ves?, la
luz ha venido a animarte. El dolor pasará, ya sabes que es nuestro secreto.
- Jo, me dejas solo. Dime tú algo.
- ¿Qué quieres que te diga?. Ya sabes que la
ilusión que cae en picado no sabe regresar. Te enfadabas con todas ellas, ¿no?.
¿Es que no sabes que la felicidad está en ti?.
- Mira, Begoña dijo que cuando quiera, bailo.
Un rábano. Jo, se van las canciones. Mira, baila solo. Si. Ya ves, ¿qué tal?.
Un beso, Antonia, al principio me extrañó que no quisiera bailar. Me lo dijo,
el por qué. No era tarde.
Ya estoy de vuelta. No son Teresa y Begoña como me las imaginé en un
principio. Estuvo casi siempre con un señor de muletas igual que ella. “Me
enfadé por no bailar”, decía.
Tú no tienes mirada, pero tus ojos
abarcan mucha más realidad
que los nuestros.
Tú tienes esa suave ola
que mece las barcas
cuando las encuentra
en su corazón.
Tienes esa luz
que ondulea entre las montañas
al amanecer
cada primavera, sabiendo
que vas a aportar
tu pequeña semilla.
No te oscurezcas, es precioso pensar
que tus ojos
van al compás del aire,
que la vida necesita del color
cuando te esté escuchando.
Es precioso imaginarse
ese corazón, aunque nunca
llegue a descubrirse
el por qué nació tan bello. Pensar
que vino
para encontrarnos a todos
unidos
bajo su luz.
Y necesitamos ese gran secreto, sólo
tú
sabes
cuál es la clave del mundo.
Mañana sale Loli en el recreo. Fue Begoña y no Teresa. Y dentro de la
broma le dije que le faltaba seriedad. Creo que hubo algo más, porque ese diálogo
acabó en discusión. Se enfadó, y yo también.
Para el
viernes iría Bego y Loli, me iba a dar igual bailar con ella.
Ahora pensé en pedirle perdón, creo que sería
malo, no debería echarme atrás, aunque creo que lo haré sin mostrar una clara
redención. Otra vez el miedo… Ya vuelvo a ser el de antes. Mañana le daré la
carta a Bego. Me encontré a Feli. Creo que es un problema lo de que me
encuentre todos los días. Habrá días en que no pueda, ni yo tampoco. Incluso al
llegar al bar a beber le dije que no quería nada. Ya me enfadó al mediodía:
esperaba a las chicas, hasta que pasó a las dos y diez un señor que me conocía.
Iban dos hablando. Me aburría. Pensaba en ellas.
Si esperas a que te
dé la respuesta, ese dónde están ahora, vas aviado. Iré yo, pero me quedaré a
escribir. Como le dije a Pily si de mayor se queda soltera le iré a visitar
muchas veces. Me desahoga. Me preguntó Bego: “¿Por qué no te vas de casa?”. Le
dije que los necesitaba. Pero creo que ese poco que hice mío de ella y de él es
muy pobre para construir una vida. Voy para arriba. Venía yo a animarte. Otra
bronca sin razón. Y vine a casa de Lila, pero me equivoqué, vine a donde vivía
Puri, así que la noche me dijo que no. Me parece que no, sino te lo cuento,
puedo dar lugar a que no se entienda.
Berto se lo tomaría
a chunga. Hace falta un tipo como él, le levanta el ánimo a cualquiera. Si el
día del mes no es muy entrado al veinte, supongo que aún quedará la esperanza
del día ése de Vigo. Será muy pobre si no voy yo, ¿no?, sobre todo para mí.
Antes te dolía la
espalda y perdías el equilibrio al levantarte. Ahora no, espero que no haya
peores causas. Este bolígrafo me pregunto si no te lo habrá traído de alguien
del viaje. No te pregunto nada de allí porque ya veo que estás en cero. No sé
si salimos por la noche (bueno, no fue Humberto, creo que desde ese punto el
viaje perdió su emoción). Ya perdí en qué cara estaba la de “No sucederá más”.
Ya me perdí. Le di la vuelta a la cinta. Sé que tiene la de “Sola no”, y la
tengo medio cogida. Voy a cerrar la ventana.
Esto es un caso.
Ahora me salen hojas por todos los sitios. Había una pequeña esquinita en el
batón. Bueno, anduve entretenido cogiendo la canción de “Sola no”. Puedo
titular esta cinta con el “Barco a Venus” que es la primera. A ver si después
me acuerdo ver en qué cara es. Me imagino bailando. No puede ser hoy, aunque a
veces lo piense. Es la cara 1, pues la titulo así. Y me sigo imaginando bailar
allí. Supongo que no sería tan tonto como para pensar ayer en ponerme enfermo
hoy siendo hoy el día tan señalado. Bueno, las cintas era sobre todo para
llevar la de Stevie a Vigo, pero es igual, ¿no?. A ver si conseguimos. Tengo
aquí una carta para Alicia, creo que le mandé una, pero lo que me sorprende es
que va a ser el cumpleaños de Pepi. Bueno, creo que aún es pronto.
Es sábado y he
vuelto a poner la cinta. Creo que es la que debe tener la de “No sucederá más”,
“Me colé en una fiesta”, tiene la segunda. Me preocupa para afeitarme después,
llevo tres o cuatro días. Está mal grabada a partir de ésa de Mecano. Bueno, no
tengo fiebre, pero mañana me levanto. A ver si mañana puedo ir al baile. Hay
una que me encanta. Bailarla en Vigo, ¿no te parece?, a ver si podemos borrar
alguna de las anteriores que estén mal. Le decimos que hay algunas mal.
Lo que me trae mucho
de cabeza es Pily. ¿Qué puedo decirle?, ¿será verdad que sólo le quiere por un
curso?. Pero, aunque sea así, no me deja querer a las demás.
- No pienses eso.
Mira, ya te imaginas bailando. No son tan apagadas. ¿Te imaginas que tú hayas
sido quien las haya animado a ser así?. Prepara las canciones.
Siempre quieres
tener cerca
todo
lo que te recuerda a la eternidad.
Jo, hay canciones
que te impiden borrar toda la cinta. Bueno, sueña… Aunque no puedes terminar el
poema. Ya sé que estás incómodo. Al menos, quiero que sepas que me tienes
contigo. Debe estar por la otra cara. Esta cinta tienes que repasarla, ¿no
crees?. Hay un trozo libre al final. Como la de “No sucederá más” sea la cinta
rota la fastidiamos, ¿no?.
No pienses en eso.
Siempre hay algo en ti que quiere turbarme. Mañana tienes que estar bueno para
ir al baile conmigo y al otro a Vigo. Ten en cuenta que allí siempre hay una de
que dice “sigue bailando”. ¿No te recuerda esto a Mari Carmen?. Pensé que se
cortaba en ésta que era chulísima para bailar, pero no, terminó la canción. Iba
a poner un poco de la otra cara, a ver si era la primera la que le daba título.
Pensé que ésta primera era la de “Me colé en una fiesta”, pero no, es el “Barco
a Venus”.
Mira, aquí hay un periódico. Ésta canción le gusta, Spandau
Ballet. Ves el periódico más a gusto. Jo, ayer en vez de oír la cinta, podía
grabar lo que me sonaba mal de ella. Está en ésta. Contento. Está en esto. Ya había pensado que
estaba en la rota. Dejo terminar. No sé si a Dani le habré dejado alguna. Está
bien grabada toda. Ahora cuando venga.
Voy a ver si veo un
Quiz. Primero voy a ver la cara: la 1. ¡Fenómeno!. Ya encontré alguno, aunque
de sopas. Y parece bien grabada esta cinta. La puse en la otra cara y como
tardaba mucho la quité y la vi.
Bueno, ya tengo otra
cara. Por la tarde me levanté. Llamó Bego, el día de fiesta es el próximo
viernes. No voy a salir el domingo, no hace falta. Pero no me lo dijo así, ya
sabes. Yo le dije que iría a Vilariño en bus. “Te llevo yo en coche y por la
tarde no sales”. Mejor, así busco la cinta. Sabiendo que es el próximo viernes no pensaba salir.
Sin aparato de
música me aburro. Yo le dije a Bego que le iba a llevar los de “No sucederá
más” y quiero saber en qué cinta está. Pero me entristeció lo que me dijo Gil
de que soltaban óxido. Sólo se ha resentido un aparato. Y aunque sea así, la
última vez debe ser el viernes en Vigo. Al final me quité el pantalón y volví a
la cama. Se lo pregunté.
Estuve liando la cinta rota, para no dejar
tanta tira suelta. No me pidas una razón, sabes que a veces me da por ahí.
Bueno, seguimos hablando. Creo que tengo miedo. ¿Qué más quieres que te diga de
mí?, soy muy extraño.
Creo que fue la clase quien me dio nuevas
fuerzas, lo que me calma ahora es el viernes. Estaba tomando bacalao y en el
último trago había devuelto más. Me cayó un poco en la sábana y me parece que
por lo que estoy más preocupado es por eso. No lo esperaba y me había puesto el
trapo. Voy arriba.
Es verdad, la música me tranquiliza. Hay
canciones que me encantarán bailarlas. Pienso en que como al final me haga lo
mismo este aparato... No es culpa mía que se hubiese estropeado el otro. Si hay
alguna que no la quiere bailar nadie en Vigo la bailo suelto, que también le
doy bastante bien. También hay partes mal grabadas, cuando tenga un aparato la
grabo de nuevo. Voy a quitar esta cinta. ¿Viste? Ahora ya me empecé a
preocupar. Cajas de cintas tengo cuatro o cinco, pero ahora fui a ver y están
todas vacías. Yo quiero saber dónde
tengo ésa de Stevie. No sé si las llevé a Santander. No creo que me hayan
quedado allí. Estarán en Vigo. Y si quedaron en el bus, se pueden recuperar.
Hablo un rato contigo, ¿no?. No voy a poner
la otra. No hay casi luz. Se acerca la noche. Luego a ver si me puedo levantar
a ver el programa y ya sé que, bueno, fue la canción de “No sucederá más”. Me
levantó la moral.
A esperar la convivencia de don Celso, ¿no?.
Tengo ganas de ver a toda la panda. Espero que vayan, ¿no?. Pily, Sauri,
Alicia… les preguntaré por qué me dejaron de escribir. En esta cara está la de
“No sucederá más”. Tengo el suelo lleno de papeles, papeles grandes que cogí
para escribirte.
Se secó un día desde que terminé de
escribirte. Ayer me dediqué a terminar “Avenida de los recuerdos” y hoy sé que
va a ir Loli al baile. Aunque me diga que no se va a casar, me gusta estar con
ella. También en Vilariño aunque no fue Tere tuve un detalle alegre con una
chica que es catequista, que va mucho de azul, estuvo un rato hablando conmigo
antes de la misa y se colocó en la parte de atrás en la misa, yo estaba delante
suya. No te dije que se pusiera así. Yo también siempre que llega la Navidad
tengo ganas de hacer algo especial, que sea la primera vez, pensé en que podría
ser tener una aventura, pero no, pienso que siempre debe ser a mi manera. Algo
especial que desliga mi vida de las otras; enamorarme de alguien es bonito,
pero siempre a mi manera. Bueno, Rosi y Tere parece que ya me van gustando más.
No, más no, me gustan, si, pero creo que hay demasiados problemas en mi vida
para tomarme algo en serio. No sé si es una forma para escaparme de eso.
Bueno, la convivencia, allí está ese algo
especial. ¿Y qué? me parece que lo único que voy a hacer ahora va a ser hablar
contigo. Tenía que haber llamado a
Pily, según me dijo Bego, pero esperaba una llamada. Bueno, da igual. Tenía
ganas de escribirle a alguien, si, es verdad, llueve mucho.
Bueno, para otra vez pides tres canciones por
la mañana. Alguna la tarareaste alguna vez, ¿no? Y la quisiste aprender. No es
tarde. Y pasarle algunos escritos a Lupe. Creo que la carta, la tarjeta que me
hizo dudar es de Tere. Sobre todo me parece por lo que me habla del amor y de
la paz. Podemos escribirle, ¿no te parece?. Ya dentro de poco acaban las
Navidades para volver al taller, pero hoy debes pensar en la convivencia.
Bueno, no puedo pensar en otra cosa. Allí me
espera algo más que un instante.
¿Te imaginas lo que sentirás el sábado?. Ya
sabes, Teresa, Ana, Lupe, Pily y a ver quién más. Pero sabes que allí las
tendrás. Y ya empezaste una convivencia hermosa, ¿no te parece?.
Me preocupa María, quería que sintiese que yo
también le quiero, me falta algo si no se lo digo. Quedaron varias sin darle un
beso.
Bueno, échale una mirada a la lluvia.
Me dijo que esperase, que había mucha lluvia.
Bueno, no es tan tarde. Esperemos. Coge la
carta.
¿Viste?. Le empecé a escribir a una y rompí
las dos líneas que llevaba. Voy a hacer un crucigrama blanco, “El país”, que me
gusta mucho. Me parece que enviamos una carta hace tiempo a varias, ¿no?.
Teresa dice que recibió una y yo no recuerdo haberlo hecho, pero sí me suena
que hace tiempo le envié a varias.
Bueno, estuve viendo los cuentos que podía
tener para pasar. Si, hay en el bloc oscuro algunos bastante larguitos. Voy a
prepararme para pasarlos. En dos días supongo que los dejaré concluidos. . ¿Y
por qué no me llama Pily a mí?. ¿Sabes?, aunque no es tan portable me gusta la
hoja que elegiste, para elegir.
Parece que van a incrementarse las lluvias.
Me preocupó Loli. Si, sólo quiso bailar una o dos. Me gustó cuando Rosi me
preguntó si salía con Loli. Ella decía que salía yo, se me vuelve celosa. Me
gusta Loli, la de Vigo. Tal vez un poco más tímida, pero sí soy capaz de imaginarme un diálogo con ella.
Bego me dijo que tendría visita para ese día,
es mejor que no venga, no lo digo por eso, lo digo por que va a ser un follón,
¿no crees?. Me gusta seguir picando a Teresa y preguntarle a Rosi si sería
capaz de dedicarme toda una tarde.
Ahora iba a salir por lo de la luz fuera y
tropecé, pero mantuve el equilibrio. Voy otra vez. La luz está apagada. Sólo
había caído la pareja de la esquina. Pero ésos nada, sí que están sobre la
arena en un espacio un poco grande. Ocurrió lo otro que me temía. Si voy por la
esquina tropiezo con el estante de madera que hay colgado.
Mañana, ya sabes, bajamos por la mañana y
luego, por la tarde, subimos para pasar estos cuentos. No hace falta que vayas
a la tele a ver lo de Durán, Durán, ya lo oyes desde aquí. Bueno, ahora a
dormir, ya sabes.
Llama cuando puedas a Pily y le explicas lo
que pasó. Será mejor desde Ramallosa. Sé que prefieres a Loli. No te preocupes,
pronto volverás a Vigo, creo que sólo son tres semanas, pero en cada una de
ellas te espera una sorpresa. Podrás escribir todo el rato, pero ¿y la luz?. Se
oye bien la música. Se lo pienso decir: “Jo, Teresa, ni hasta un día antes de
Nochebuena me dejas en paz”. Yo estaba junto a una playa con unas chicas que
debía conocer. Pero les dejé un momento. Al volver creo que ya no les encontré,
te vi a ti al pie de un quiosco. Ibas con Begoña. Tú me preguntaste qué tal me
parecía tu nuevo peinado, ibas de Cleopatra. Me gustó, pero hiciste una mueca
de enfado cuando te dije lo de mis tres amigas. Te lo pienso decir. Lo que me
salga. Begoña no sé si será porque le quiere a Humberto y sé que es de él.
- “Todo lo que tocas lo rompes”. Jo, bueno, la
paciencia la tienes que tener tú.
- ¿Seguro?. Esa pregunta que ahora tienes en
la mente: cambiar, ¿para qué? si nadie… no la creas. Ten paciencia. Estamos en
Navidad, ¿no?. Creo que para eso vinieron Teresa y Begoña. ¡Recuérdalas!. Vamos
a ver si hizo sitio.
- ¿Y si llueve mañana?.
- No puede ser, tranquilo. Piensa en Rosi y
Tere. Rosi ya con un poco menos de miedo notó cómo echa un brazo por encima del
hombro. Y a Tere tengo que enseñarle.
Me dijo Bego que le llamase mañana, podría
venir con sus primos. A ella le gustó bailar conmigo, a mí me gustó bailar con
ella. Si viene me joroba a Rosi y a Tere, pero casi lo prefiero y me enfado con
ella si no me baila toda la tarde.
- Tranquilo, no te me ilusiones. Hoy no,
porque a ella parece que le gustaría venir.
- Bueno, ya veré. La fiesta es que mañana es
Navidad.
- Habrá algún cuento que no llegaras a pasar,
¿no te parece?.
- Es verdad, quedan dos días, el cuento de
“Bonita” sí hace falta.
Son las nueve pasadas. A ver cómo llegan
todos. Ya no noto la nariz cargada. Te hablaré de Teresa. ¿Que cómo le veo?.
Extraordinaria. Su cara de chiquilla es tal vez lo que me atrae más en primer
término. Tenga lo que tenga, me hace olvidarlo. Pero también me parece una
chica distinta, no le gustaría que estuviese todo el día encima de ella. Esa
mirada de reojo. Si, me gusta mucho. Siempre me habían pensado, por que tanto
me lo habían dicho, que una parte principal de la chica era el cuerpo, no me
importa. Me gusta que ella esté conmigo cada mañana. También me gustan Ana,
Ángeles, todas las de allí, por eso tengo que dejar seguir el curso de la vida.
Por gustarme, lo que me había preguntado Bego, no tengo preferencia. ¿Y ella?.
Puede ser que llamaran y les diera comunicando o que alguien lo dijese
simplemente porque es una chica de ésas que caza al primero que encuentra. Por
eso tengo que tener también un poco de cuidado.
Llegó José. Pero no sale. Ya salió.
Jo, pero qué solo me encuentro, ¿no?. Bajones
de moral, como tantas veces. Bueno, quedé en entregarle una carta a Begoña, voy
a terminarla. La rompí, le escribo mañana.
No va Berto a Santander. A él le desanima. Y
me molesta. Sólo el saber que no va a ir Teresa me levanta el ánimo. Me meto
con él diciéndole algo de que vaya Begoña, pero a mí quien me gusta es Teresa.
F alta que le guste yo a ella, ¿no?. También me animó un poco el que le ayudé a
María a ir al coche, le quise coger en brazos, al hombro, en prueba de cariño
te había gustado el que dijese aquellas palabras, pero me dijo que sólo le
cogiera de los brazos. Bueno, pero le ayudé. Ya sabe que cuenta conmigo. Tenía
miedo que me viese como alguien al que le gusta más hablar con chicas de ese
otro tipo. Ahora, a esperar el próximo día veinte.
No pude escribirle a Bego. Jo, media hora
más, para buscar un estanco en donde tuvieran sellos. Y ahora llueve. Pero yo
estoy al abrigo de este bajo. Salpica un poco. Espero que venga Teresa. Puede
animarme un poco.
- ¡Qué soñador!, ¿ya te
olvidas de Loli?.
- Si, es verdad, me había
olvidado. Por eso tengo que seguir esperando… Le envié la carta a Ana, pero
guardé la postal sin decirle nada. Me olvidé. Jo, ¿qué busca?. Le echaré la
culpa a Begoña (ji,ji,ji). Jo, el viaje sin Humberto se va a hacer aburrido. ¿Y
si no le gusto a Teresa?. ¿Y si todo son fantasías?. La tendré de compañera,
pero es ese algo más el que me mueve a depositar la esperanza en ella. Como
tenía pensado en el coche. Si se tiene ilusión siempre es maravilloso soñar.
No se me enfría la mano. Bueno, llueve pero
no hace tanto frío. ¡Que viniera Teresa, para decirle si quería salir por las
noches en Santander!. Aunque Begoña, no. ¿Cómo decirle a Teresa que ya me gusta
más que antes?.
Me parece que esperando.
- ¿No voy a poder decirle un poquito?. Una
ilusión sin defensa no es nada.
- Tiene la vida, ¿no?. Aún te quedan muchos
pequeños trocitos ilusionados.
- Bueno, es verdad. Pero en todos falto yo.
- Faltas tú porque quieres…
- Jo, no me pongas todo tan cuesta arriba. Esa
falta, no soy yo el culpable, es un periodo dormido. Anda, no le eches la culpa
a él. Llegó la profesora. Y los niños, y las madres. La vida me llama.
- ¡Olvídalo!. Hubo un
problema. Ya pasó. Estoy viendo baloncesto y el equipo gana, así que prefiero
olvidar.
Porque voy a Santander, por eso ahorro. Si
van a salir Teresa y Begoña por la noche. Por quitarme las gafas me dieron un
beso. Me cogieron tres chicas en un coche. Me animé por eso. Una de ellas me
conocía, dijo que estaba guay, ¿será verdad?. A ver si le encuentro dentro de
dos domingos en la disco. Me había visto allí. A ver si no lo fastidio. El que
Pily no me dé un beso en la boca es un alivio, ¿no?. Podía dañarle. Y en el
recreo fueron los niños a buscarme para jugar un rato. Él pensó que a partir de
ahora voy a cambiar, es precioso. No soy un creído, no. Alguien me dijo que en
mí no concebía el plan de gamberrismo de meterme por las noches con Teresa y
Begoña, que parezco un niño. No me ve capaz. Se tiene ilusión de ir a una
discoteca. Y ya le hablé de los besos, ¿no?. ¡Qué más quiero!. Si encuentro a
Felipe le diré que me deje a las nueve y cuarto. Vi pasar a Guadi, pero no le
dije nada. Vive allí cerca. El caso es que vio una foto mía y me considero feo,
sin embargo puede ser sólo un fingir, pero me parece un fingir maravilloso. El
sábado llegará de otra forma, el día llegará de otra manera, contigo. El día
amanecerá con la esperanza de encontrarte y te hallará dispuesta a dejarlo todo
por ella.
También empezó la riña porque había llevado
ocho manzanas, pero le contesté que al final sólo llevé tres. Y por que hiciera
cestos. No le pude decir nada, pero le diría que por la tarde tengo que
encender la luz, que ya no se ve.
Bueno, olvídalo, ya pasó. Piensa en
Santander, en Marisa la chica del coche. Te gustaba, ¿verdad?.
Me da pena porque ahora cada vez que hable
con ella ya no será el mismo como de antes, desconfiado pero conservador.
Marisa sé que era rubia muy guapita. Su pelo
era muy largo, por el cuello y liso. Una cabeza pequeñita, espero que me
encuentre ella a mí. No sé, el saber que estoy bien me levanta la moral. Que
estoy guay. La ilusión me espera por las mañanas, ver a Felipe, puedo esperarle
en el taller, Teresa en Santander el día 20 y en Ramallosa, ¿qué te parece?. Le
escribí a Bego, pero a partir de ahora me gustará más hacerlo en Vigo. Hice mal
escribiendo después de comer, no lo hice, yo no lo creo, tengo que escribir
siempre a escondidas.
Bueno, piensa que mañana vas a estar con
ellas y el sábado convives con Teresa y Begoña tres días. Pero a pasarlo bien.
A salir por las noches, a bailar y a estar con ellas los tres días.
Estoy en el bar. Me gusta pensar que aquellas
tres chicas de mi derecha, cuando miran hacia atrás, en parte es a mí… No, sólo
llamaban a la chica. No obstante, una quedó mientras yo tomaba el café.
Cincuenta no me parece tan caro. Pienso en Marisa. ¿Me verá en Ramallosa?. ¿La
veré?. No quisiera que me pasara. Aunque ahora tengo la esperanza de que cambió
algo en mí. Lo que me costará mucho más es dejar las chiquilladas. Le hablé de
que escribía poemas y me preguntó: “¿poemas de amor?”, “de cualquier cosa”, le
dije. “¡Qué imbécil!”. Tengo la esperanza de que si de veras le gusté me busque
como me encontró una vez.
Le di un beso en la boca a Pily. Le di uno
porque me dijo quién me lo daría y en un momento le había dado seis o siete. Le
dije eso, de no estar preparado para ser novio, aunque ella ya lo creía. No
costó tanto. Me gustará darle un beso así, ya todo parece que va sobre ruedas y
no puede escapar. Al principio decía que podía hacerme daño cortar el pelo tan
pronto. Voy a ver a Eulogio a ver si abrió y así dejaré que se ocupe un poco
esto. Ya está. Se pusieron dos personas. ¿Tú te imaginas ahora con Marisa?. Es
preciosa. Y sus amigas. Se está muy bien. Y aún a ver si puedo quedar con ella
a una hora. Ya tengo a alguien por quien esperar. Pienso ir a buscar los
zapatos y afeitarme. Mañana voy camino de Santander con Teresa y Begoña. Es un
bache el no ir Humberto, me deja el camino abierto, ¿para qué?. Ya me imagino
salir con ellas allí. Va a ser precioso. Hice bien en no conocerlas en
Santiago, allí no tenía casi tiempo. Tal vez sea en realidad el saber que pude
contar con dos compañeras, al final es posible que no te decidas a nada.
¿Qué dices?. Eso no es tuyo. ¿A qué te vas a
decidir?. Deja pasar un poco el tiempo. Poco a poco vas consiguiendo, vas
soñando. Soñar es bueno. Al final uno de ellos se convertirá en realidad.
Llegó un momento en que creí que mi vida se
iba a convertir en aburrida, ahora me estoy convenciendo que no. ¡Creído, por
qué?. No creo que siendo creído haya más felicidad. El que Teresa me lo diga en
broma, me parece muy hermoso.
¡Piensa que es mañana, hombre!. Y el que ya
puedas traer el búho que hiciste.
Ya sé dónde hay una tabacalera y el correos
para echar la carta. Puedo andar hasta las nueve, pero me duele el pie. Espero
un rato, ¿no?. Hoy sí se me va a congelar la mano. Yo quiero llevarme bien con
todas, lo que no quiero es dedicarme exclusivamente a una, mañana ya está más
cerca. Espero que no me fastidie el pie en el último momento, porque el domingo
y el día de Nochebuena pienso irme de caballada. ¿Sabes?. Me recuerda a alguien
esto. A ver si organizan otro rápido en el que pueda ir Humberto. Me parece que
si faltó la savia fue el no estar él. Las Navidades me traen un recuerdo
especial: la convivencia entre otros. Y ahora sé que Lupe me estará esperando.
Son menos diez aún.
Bueno, si fuera, pero
prefiero quedarme contigo. No sé dónde
había quedado el otro boli. Me molesta el usar éste nuevo.
- Ahora fíjate en el día de mañana, en esos
bailes, aunque no podamos conseguir tu canción. A lo mejor es verdad que traen
una orquesta.
- No creo, pienso que es muy cara.
- Pero bueno, esa canción tampoco puede ser lo
importante. Ya viste, el otro día dejaste tu ilusión en aquella melodía y ya
viste.
Siento molestias en la garganta.
- Jo, no me seas gafe, que me la vas a aguar.
- No, tranquilo. En estos papeles se escribe
mejor, ¿no crees?. Bueno, ya está amaneciendo. A ver si vemos a Guadi. Jo, me
admira dónde dejas el corazón tantas veces. Porque Guadi fue la primera, ¿no?.
Si apuramos, tal vez.
Sólo queda un minuto, marcho ya para allí…
Bueno, ya está. Haciéndolo allí mismo, porque salían dos señores. Sólo tarda a
lo más dos días. Me sale más rápido, ¿no crees?. Y ahora ya es más corto el
tiempo de espera de todos los demás. Son las nueve y cuarto. Bueno, da igual. A
ver si ahora coloco bien las hojas hasta el día que las ordene todas. Les
pondré números, aunque no sé si ya lo hice. Igual puedo pedirle a la profesora
otras hojas como ésta.
Mañana va a ser especial. Y también la
convivencia. ¿no crees?. Pily va a ir. Y Lupe. Tienen que ir. Y volverás a
escribirles. Mañana o pasado ya tienen la carta allí. Tú ya la has enviado. No
te debe importar cuándo llegará, pues sabes que así tendrá que ser, pero me
parece que tu sentimiento no está conmigo en estos instantes. Él fue guardadito
en aquel recuerdo. Iba viniendo de todas las palabras que cruzaban aquel vacío,
contándose una más en ellas, tal vez el más hermoso. Cuando abra tu recuerdo,
cuando llegue a ella para liberar tu nombre de la oscuridad te encontrará a ti.
Pero ya no sabrás qué decir, pues te habrás quedado mudo. Pero no importa,
porque sabes que tu presencia vale más que mil palabras y allí estaréis
reunidos tú y ellas. Tú para darle sentido a cada sonrisa que emane de aquel
diálogo y ellas dirá, quién eres tú.
Ya va pasando el tiempo, ¿no crees?. Son y
veinticinco. Contigo se hace más corto. Van a pensar que eres un escribano,
siempre escribiendo. Me gustaría que alguna viniese por aquí. Me sorprendió lo
que me pedía Pily, quería un hijo. ¡Qué ridículo!, ¿no?. Me voy a tener que
poner en serio. Sólo puedo pensar en lo que bailaré mañana. Llega en un momento
en que me parece que pierde ella. De todas formas, mañana no quiero pensar en
ello. Me afeitaré luego y me lavaré la cabeza. Bueno, ya está en postura de que
le empiece a poner las cosas claras. Es demasiado ilusionista. Dice Humberto
que yo tuve la culpa, por darle ilusiones. No, no lo creo, se lo dije “¿qué es
esto?, ¿es que va a ser mi pesadilla?. Yo no le quiero, no sé qué es eso.
Bueno, mañana será otro día. No creo que sea bueno el decírselo así seco, pero
tampoco va a estar bien el explicárselo, pues va a ser como Lourdes. Me gusta
quererles a todas. Ya sé lo que pienso contestarle a Pily. La verdad. Referirle
lo que me dijo Sito el primer día de que sólo buscaba pasar unos meses, pero
sin decirle que fue él y un beso, para mí, siempre es de amigos, no le dije que
se lo daba con otra intención.
Ya llegó el día, ¿no te parece?. No quería
sentarme a escribir porque hace un frío que pela, pero no pasó Felipe y tengo
que hablar con alguien. Si le causé daño a Pily me da igual, fue ella quien se
lo causó a sí misma. Le echaré la culpa a Sito. Si, él es el culpable. De
broma, claro. Pily tiene muchos sueños. ¡Claro!, ella lo vio todo liso. No
puedo entenderlo. Bueno, nada, hoy no estamos para preocupaciones. Me gustaría
haberle pedido a Felipe una cinta. Bueno, da igual. Quico tampoco me la dejó.
Bueno.
- Llevas tú dos, ¿no?. Una un poco mal grabada,
pero ¿qué importa?. Ese poco del corazón “te quiero” lo tienes tú. No pienses
en Pily. Ya te dijeron que le ibas a hacer daño.
- Pasó una señora aquí, a lado, y me miró
sorprendida.
- Bueno, hoy bailarás con Bego, Loli y Pily,
tres con las que no bailaste la otra vez.. Piensa que ahí está la melodía que
tanto deseas. Así que no te sentirás solo. Me dijiste esta mañana que el
problema que se te presentaba ahora es que tienes que responder un poco por
todos. ¿no?. Tú entraste de nuevo, todos si quieres y tú dañaste a una.
- No creo, me parece que si les digo a todos la
idea de tener un niño mío, se mueren de risa. Y no es por mis padres. Bueno, un
poco si.
- No, no digas eso. La verdad es que ni yo me
puedo hacer idea de eso.
- No es por que tenga miedo, pienso que todavía
queda mucho que hablar sobre el asunto.
- Hace un rato una chica pasó. Te gustó, ¿verdad?.
- Si, tú ya lo sabes. Creo que lo
preguntas para fastidiarme.
No creas, yo sé por qué lo haces así, y me
gusta. Ya son las nueve, queda menos para que vengan ellos.
- Pues a ver, ¿no?. Tengo interés en saber si
has roto algo de la bolsa. Hacía unos ruidos de cristal, o eran tal vez los
cubiertos.
- No sé, ya
me parece que va amainando el frío. Una cosa es desnudarse con…, pero no le veo
motivo, pero otra es tener un hijo. Yo sé que lo hace para atarme. Pues lo
tiene claro. Me pregunté antes si le quería, no sé, pero tanto para desligarla
de las demás amigas, no. Ni pensarlo, no me considero en la edad para volverme
loco. Quien me preocupa es ella. Bueno, yo tengo más facilidad para convencerle
que los demás.
- ¿Sabes?. Me gustaría saber cómo acabará la
historia. Ya veo que ella es distinta. Con ella no vale decir “mañana le veo” o
“dejo para mañana”, como tú muy bien me apuntaste.
- Bueno, me gustaría que hablase con ella
Mayte. Seguro que también lo considera una barbaridad. Claro que me gustaba
darle un beso, incluso como yo creía en la boca, pero seguía siendo un beso de
amigos. Ahora entiendo lo que en el fondo quería Lourdes. Pues si me lo llega a
decir ella la tenía más clara. ¿Es que no lo saben comprender?. Bueno, Lourdes
porque tenía allí la madre para decirle que no, pero Pily ya colmó el vaso.
Y ahora a esperar que lleguen. ¿Recuerdas lo
que yo te dije desde “Claro…”?. Creo que así podrá entenderlo. Bueno, nada,
marchó ese señor, pero al menos estiraste un poco las piernas, ¿no?.... que ya
van a empezar a pasar los niños del colegio.
- Bueno, aún falta un poco, son y veinte. La
mano sigue fría, ¿eh?.
- ¡Bah!, me la calientan.
- Hoy no te preocupes, que no cogerás el coche
de las diez, se lo cree ella. A lo mejor termina antes. Ayer jugué otra vez con
los niños. Calla, pasó Lupe.
- Contento, ¿no?.
- Cuando miré hacia atrás, porque se me ocurrió
mirar hacia atrás, allí estaba, casi marchando por el muro.
- ¿Ya te animaste?.
- A ver si puedo estar todo el día sin ganas de
ir al baño.
- Ya te pasarán las ganas que trajiste.
- Un gato quiere entretenerme. Bueno, ya
marchó. Son y veinticinco ya. Bueno, ya llega una, ya llegó. Este poema lo hice
sobre todo por aquella señora, aquella chica, ¡qué caray!. Y me gusta. Allí les
di un beso a todas, incluso a Mayte y al llegar al bus coincidí con Lupe y se
lo di, la amiga de Conchi. Al final parece que se fueron arreglando las cosas
con Pily.
Siempre reviviré el momento
que trajo su
detalle
hasta mí.
Y seré como
él ha querido que sea. Mi realidad estaba marcada
por todo lo
que me ha inspirado.
Ya no podré
ser para nadie más: mi compañera
para toda la
vida,
un trocito
de eternidad.
Siempre hay nudos
en algún
lugar del mundo. Nudos que no me dejan respirar, que son como flechas
de feroz
cristal, que hieren
y matan.
Siempre hay
nudos que nos hacen sufrir.
Nudos que
están hechos de dolor.
Que no
esperan. Que hieren
hasta un
fondo de mar de los sueños.
Siempre hay
alguno muy dentro,
muy dentro.
Pero hay algo en tu interior
que puede
destrozarles:
es la fe.
Yo no lucho, eres tú
a través de
mí. Si hay algo
tan hermoso
en el universo
como tú, es
el amor
que
compartes en tus palabras…
siempre al
amanecer
de cada día.
Si hay algo
que te pudiera decir
en este
momento, no sabría qué, tan bello
como tú.
Siempre
sé
quién serás
cada mañana,
el amanecer
de las
estrellas es la vida
en tu
corazón.
Yo no lucho,
pero me gusta
sentirme
cada día
dentro de ti.
A ver si nos animamos a seguir haciendo algún
poema más. No está bien que acabes aún.
- Bueno, ya tenemos la libreta, pero creo que
desordenaste los papeles al colocarlos.
- Ahora es de noche. Mañana lo hacemos.
Bueno, ánimo, pon ánimo, no bailé con Rosi,
¡al cuerno!, ni con las otras y encontré a Pepi. El nuevo año empezó con ella,
me la traerá todos los domingos. Bueno, ahora pasaremos todas las hojas, aunque
falte comprarla. Pero bueno, ya tenemos dinero.
Pepi te bailará al principio, cuando le veas
y esté sola. Y ese beso, ¿eh, pillín?.
Le tenías que subir a Rosa para la lotería del 4, mañana es tres y te dijo que
lo dejases. No vale, no lo piensas hacer, se las subirás.
Le preguntaré a Tere en la carta lo que pasó
el fin de año, ¿cómo decirle a ella que cambié?. Sé que me ayudará y así la
carta es larga. Ahora no, que cuidamos la leche, aunque tarde en subir.
No puede llamarte Ali, son muy malos los
días. Bueno, su carta, ¿no?, espérala. Cuéntame algún detallito de ésos que
nunca cuentas.
Se va todo. Hoy
no es para
ti. Puede que pienses
que nunca lo
ha sido.
Hoy lleva
cargas de explosión y llanto
y tú no estarías
de acuerdo con ella.
Hoy es
distante,
nadie más te
puede acompañar
porque a
nadie le pertenece.
Todavía
quedan sueños.
Y nadie te
ha quitado la palabra.
- Cuando miré hacia atrás, porque se me ocurrió
mirar hacia atrás, allí estaba, casi marchando por el muro.
- ¿Ya te animaste?.
- A ver si puedo estar todo el día sin ganas de
ir al baño.
- Ya te pasarán las ganas que trajiste.
- Un gato quiere entretenerme. Bueno, ya
marchó. Son y veinticinco ya. Bueno, ya llega una, ya llegó. Este poema lo hice
sobre todo por aquella señora, aquella chica, ¡qué caray!. Y me gusta. Allí les
di un beso a todas, incluso a Mayte y al llegar al bus coincidí con Lupe y se
lo di, la amiga de Conchi. Al final parece que se fueron arreglando las cosas
con Pily.
Siempre reviviré el momento
que trajo su
detalle
hasta mí.
Y seré como
él ha querido que sea. Mi realidad estaba marcada
por todo lo
que me ha inspirado.
Ya no podré
ser para nadie más: mi compañera
para toda la
vida,
un trocito
de eternidad.
Siempre hay nudos
en algún
lugar del mundo. Nudos que no me dejan respirar, que son como flechas
de feroz
cristal, que hieren
y matan.
Siempre hay
nudos que nos hacen sufrir.
Nudos que
están hechos de dolor.
Que no
esperan. Que hieren
hasta un
fondo de mar de los sueños.
Siempre hay
alguno muy dentro,
muy dentro.
Pero hay algo en tu interior
que puede
destrozarles:
es la fe.
Yo no lucho, eres tú
a través de
mí. Si hay algo
tan hermoso
en el universo
como tú, es
el amor
que
compartes en tus palabras…
siempre al
amanecer
de cada día.
Si hay algo
que te pudiera decir
en este
momento, no sabría qué, tan bello
como tú.
Siempre
sé
quién serás
cada mañana,
el amanecer
de las
estrellas es la vida
en tu
corazón.
Yo no lucho,
pero me gusta
sentirme
cada día
dentro de ti.
A ver si nos animamos a seguir haciendo algún
poema más. No está bien que acabes aún.
- Bueno, ya tenemos la libreta, pero creo que
desordenaste los papeles al colocarlos.
- Ahora es de noche. Mañana lo hacemos.
Bueno, ánimo, pon ánimo, no bailé con Rosi,
¡al cuerno!, ni con las otras y encontré a Pepi. El nuevo año empezó con ella,
me la traerá todos los domingos. Bueno, ahora pasaremos todas las hojas, aunque
falte comprarla. Pero bueno, ya tenemos dinero.
Pepi te bailará al principio, cuando le veas
y esté sola. Y ese beso, ¿eh, pillín?.
Le tenías que subir a Rosa para la lotería del 4, mañana es tres y te dijo que
lo dejases. No vale, no lo piensas hacer, se las subirás.
Le preguntaré a Tere en la carta lo que pasó
el fin de año, ¿cómo decirle a ella que cambié?. Sé que me ayudará y así la
carta es larga. Ahora no, que cuidamos la leche, aunque tarde en subir.
No puede llamarte Ali, son muy malos los
días. Bueno, su carta, ¿no?, espérala. Cuéntame algún detallito de ésos que
nunca cuentas.
Se va todo. Hoy
no es para
ti. Puede que pienses
que nunca lo
ha sido.
Hoy lleva
cargas de explosión y llanto
y tú no estarías
de acuerdo con ella.
Hoy es
distante,
nadie más te
puede acompañar
porque a
nadie le pertenece.
Todavía
quedan sueños.
Y nadie te
ha quitado la palabra.
Veo que has remarcado la inspiración:
ResponderEliminarQuisiera que me ataras bien fuerte y no me dejases respirar.
Quisiera que me hicieses sendero tuyo, que no pudiera retroceder, que siempre recordara tu nombre.
Quiero saberte reconocer como la ola de la espuma.
Hazlo tú por mí, cuando ya no sepa recordar como antes. Hazlo tú y dime que todavía recuerdas qué es lo que yo te decía en aquellas tardes tan melancólicas y claras. Dile que no soy el mismo, pero para ella siempre seré ese algo especial que miraba en la luna.
Me agrada que lo veas así. Cuando ya los sentimientos van definiéndose, sobre todo dentro de la misma persona, bien sea amor o bien una ilusión pasajera, es más sencillo ver la desnudez en lo que se siente. Las imágenes se interrelacionan, las fantasías se interrelacionan también... todo va configurando una madurez. Que no es tal, pues lo fabuloso aún predomina en el alma que crece, pero de todo eso irá aprendiendo.
ResponderEliminarEl infante, como en un día te dije, ya se asomó al mundo y está consiguiendo separarse de la marejada que le arrastró sin apenas darse cuenta de ello: ahora dejará que fluyan sus sueños.
Estoy haciendo una pequeña reestructuración del blog de la cual me di cuenta hace unos días y mi deseo es que después de hacerla le logre dar al mismo un cierto orden interno, me llevará uno o dos días. Espero de tú lo veas también
"Lo fabuloso aún predomina en el alma que crece". (espero que me permitas robarte esa esplendida frase para el encabezamiento de algún poema)
ResponderEliminarEl infante ya se asomó al mundo (Esto me recuerda...¿conoces esas máquinas recreativas de las que asoman unos muñecos y les tienes que dar con un mazo? El sueño fluye y el infante también aprende a fuerza de golpes.)
Me agradará observar un nuevo planteamiento del blog o cierta depuración interna. Ánimo!!!!!
Me gusta la idea de esa primera frase. Seguro que si removiese más todas las arenas en donde se desarrolló "el alma que crece" hallaría muchas más, muchas frases blancas, llanas quizás con las que cubrir de ropas lujosas "la nueva vida". Lo importante es aprender de los errores y no volver a caer en ellos: "limpiar el camino de malezas que tan sólo existen en la mente de quien las crea".
ResponderEliminarMas bien la evolución del infante: la natural y por qué no la espiritual también: quizás sea ésta la más importante para él. El infante modifica en su interior el sueño para que se convierta en la huella de toda la vida.
El nuevo orden no te lo anticipo, lo verás tú. Tal vez no sea nuevo para ti, pero me parece importante para dejar espacios futuros: el orden sale de dentro a fuera y no a la inversa
Leyendo el poema una vez más gana en valor y actitud (realmente es una linea interesante para seguir). Ahora también se anticipan nuevos poemas paralelos a tus comentarios (Hay uno realmente hermoso con una frase final llena de rotundidad):
ResponderEliminar"Cuando ya los sentimientos van definiéndose, sobre todo dentro de la misma persona, bien sea amor o bien una ilusión pasajera, es más sencillo ver la desnudez en lo que se siente. Las imágenes se interrelacionan, las fantasías se interrelacionan también... todo va configurando una madurez. Que no es tal, pues lo fabuloso aún predomina en el alma que crece,"
Este es significativo, pero aún nos has dejado otro paisaje exponencial de tu talento:
"Seguro que si removiese más todas las arenas en donde se desarrolló "el alma que crece" hallaría muchas más, muchas frases blancas, llanas quizás con las que cubrir de ropas lujosas "la nueva vida". Lo importante es aprender de los errores y no volver a caer en ellos: "limpiar el camino de malezas que tan sólo existen en la mente de quien las crea"."
Yo todo esto lo presiento y lo expreso como poesía (independientemente de la circunstancia en la que se desarrolla o motiva). Muchas veces he escrito algún comentario que después he transcrito a mi blog en forma de poema (¿para qué cerrar las puertas a la inspiración cuando esta utiliza inusuales recursos?).
Muchas veces creemos que los vestidos de la poesía son extraordinarios, fuera de los círculos en los que nos movemos diariamente y no es verdad. Eso te lo confieso que me lo haces ver tú, pues yo necesitaba estar dentro de mí para escribir. Si quizás lo hubiera vuelto a leer dentro de un tiempo lo vería más como lo ves tú; hacen falta los ojos de alguien que vibre en la misma sintonía que tú, para ver otra realidad: la misma pero desde ángulos diferentes. Ya estáis conectados, así que la experiencia entre los dos será semejante
ResponderEliminarPienso que se debe a eso que insinúas: la conexión de almas gemelas y diferentes visiones que confluyen. Por eso es tan importante abrir las puertas de la percepción y cultivarse. De alguna manera un comentario sagaz u oportuno actúa como una espuela y nos llama a ponernos al mismo nivel que nuestro interlocutor, y una respuesta apropiada también es motivo para explayarse. La poesía siempre ha estado ahí, a nuestro lado (en ese sentido somos realmente afortunados). Lástima que no haya más personas que se animen a comentar y a descubrirnos su perspicacia!!!
ResponderEliminarLo importante no es que yo encuentre poesía en lo que escribes, sino que tu halles la poesía que "oculta" de la que eres merecedor.
Si hubiera más comentarios habría nuevos puntos de vista, es verdad, pero llegarán cuando la vida quiera que lleguen, no antes. De todas formas, cada vez que escribo un texto y lo separo del original para darlo a conocer, aprecio ese algo diferente, ese interior que conecta con el mío y que en él se hace uno, de ahí mi atracción por reescribirlo, pero muchas veces siento que todavía me identifico con el ser que escribe y esome hace conectarmee con él, que es de alguna forma hacer mía su paz, su sencillez: me identifico con su interior.
ResponderEliminarÉl me hace ver una realidad desconocida: una similitud con la realidad que fluye de mi interior y eso me hace ver que debo apreciar también las "otras caras" que me muestra la realidad, la identidad. "Mi alma no es de aquí" se dice vulgarmente, Y esto en parte es una ventaja, porque el alma humana lucha por ser libre. Pero la libertad se conquista, no es algo gratuito