Yo, contentísimo por marchar. Ya se levantó a las ocho
y media diciendo: “Me olvidé de avisarte”. Ya estaba yo preparado tomando la
leche. Yo contentísimo, ¿no?. “Sácame la moto. Tú ya tienes que bajar. Guarda
los perros. ¡Ay!, y la leche. Voy a buscarla cuando venga”. Me alegra que
piense así.
Como le dije al señor cuando me trajo, la
ilusión hace más que las manos, o que los ojos, o que toda la mente. La ilusión
reside en ese trocito de alma. Ya no puedo escribirte más. Me llama. Me dijo:
“Lo importante es aprovechar”. ¿Quién piensa en aprovechar?. Les enseñaré a
hacer cestos, llevaré cintas, me gustan todas. Casi son todas chicas. Teresa y
Begoña también. Te noto muy contento, distinto, no eres igual, más feliz. A
partir de ahora vas a cambiar. ¿Por qué?, mira, no sé qué decirte, pero me
parece muy oscuro. ¿Ya tienes preparado lo que vas a llevar mañana?. Me
encantaron los detalles. Begoña se quiere mostrar más dura, “no creas que voy a
tener celos”. La otra Begoña te trató muy bien también. Te vi, allí sentado,
junto a ella. Recordaste a Ana, las del baile. Tú diviértete. Se va a acabar lo
de ser feo, ¿no?. El ir con mi padre a Vigo no me importa. Voy a venir en bus,
lo que significa taxi. Y llegará tu cumpleaños. Con ellas. Ya verás. Va a haber
algún beso, aunque tú creas que no. Mañana te llevas los cestos y los mimbres y
las cintas. Begoña, en un momento, te dijo: “Me arañaste. Las uñas largas”. Era
verdad. No creí que me iba a quedar, así que le pregunté si era verdad y me
dijo que no, pero si era verdad. Me las corto antes de que se me olvide. Ya lo
hice. Me voy a afeitar. Como iré con mi padre, ya te hablaré desde Vigo, pues
tendré que esperar. Ya me afeité, me bañé, me lavé la cabeza, me corté las uñas
y les oí hablar de llevarme a mí y creo que no me quiere llevar porque es muy
pronto. Mi padre tiene un problema, es lo que más se habla aquí. y es cuanto me
da más pena porque la familia estaría más unida si…, pienso que debería
estarlo, y yo podría estarlo pero, en el fondo, sería un fingir cruel. Bueno,
aunque para ellos, les vale. Estaba comiendo un trozo de carne, sólo mi hermana
y yo en la cocina, viendo la película de la segunda cadena, hasta que a ella se
le ocurrió la feliz idea de tomar pan integral. Me preguntó qué mantequilla
había tomado y yo le contesté: “ninguna”, es la verdad. Con la leche no tomo,
el bocadillo no puedo porque siempre hay alguien en la cocina los domingos y,
otros, ni me acuerdo. El otro día cogí un poco para un trozo de pan, pero si se
lo digo hará montañas, y no quiero. Le dije que no tomaba e hizo un gesto como
de ser mentira. Pero bueno.
Lo que me dijo Antonio de coger siempre un poco
de dinero, no lo hice hoy, también me lo comentó el chico de decoraciones
cuando venía, no lo hice hoy, pero ya lo haré ahora. Aunque creo que si mañana
voy a ir en bus, con los cestos que tengo que llevar no me cogerán a dedo, pero
ya veré. Hay uno que no llevo porque se soltó abajo un doblez. Llevo las cintas
y la última libreta, pienso leer el poema de “Libertad”. Ya los subí en el coche,
pero sólo llevo uno y el redondo pequeño. Sería mucho follón en el coche. Te
dije un día que me gustaría un poema cuya idea principal estuviera en el último
verso, ¿no?. La idea más profunda. Si no es así, perdona, tanto tiempo
preocupado por conseguir, siempre me pasaba igual, que pensaba y llegaba a dar
con ella, pero para ponerla en el primer verso. Esta que hice ahora, no, ¿te
acuerdas de la frase que dije ayer?, me parece que te la cité; si, ahora
recuerdo, que se la dije al chico de decoraciones. Pues empecé a escribir un
poema, habla de sentirse enamorado, yo en este taller, de todo. Y la frase se
me ocurrió al final y la puse. Les voy a leer si quieren las de la libertad y
ésta. ¿Te conté el detalle de la chica, Begoña, que estaba a mi
lado?. Cuando dije lo de las cintas, ella me dijo de trajese la de Stevie
Wonder. Me gusta que haya sido por esa canción y porque le comenté que me
encantaba. Soy un soñador irremediable.
Bueno, sólo traje dos cestas y el que está por
hacer porque el gordo sería mucho. Pero, como llego muy temprano, tal vez otro
día venga con Julio y no le importará que lo traiga. Voy a ahorrar para
comprarles algo el día de mi cumpleaños. Cambié un párrafo, ¿no?, para que el
principal estuviera el último. No, mira, voy a borrarlo, porque no tiene mucho
sentido. No me parece muy bien hablar de sentirme enamorado, y decir: Porque sé
que lo estuve, ahora vamos a darle a todo nuestra alegría. Sobre todo se me
ocurrió ahora esta idea, el último verso anterior dice: nunca podré estar solo.
Y sería repetir. Creo que eso es ese algo que
notaba raro en los poemas algunos, pero no sabía concretamente. Creo que oí
arrastrar una mesa y no estoy en la puerta correcta.
1. la ilusión hace más que las manos, o que los ojos, o que toda la mente. La ilusión reside en ese trocito de alma.
ResponderEliminarIlusionarse es volver a confiar en la vida, volver a la esencia primera de nuestro interior. Somos como acordeones que necesitan aire para producir un sonido.
es verdad eso de que somos como acordeones que necesitan el aire.
ResponderEliminarY en la ilusión no está sólo nuestro ser sino también ese mundo interior que nos llena por dentro y se refleja en el exterior. La ilusión nos vuelve niños y como niños libertad y esperanza. Por eso en ellas está un trocito de cada uno de nosotros, el que nos une a la tierra que pisamos.