. No tenía otra. Incluso le voy a dejar el poema a
ella. Cuando terminé de hacer los cinco, de pasarlos, quise hacer otro. Y,
mientras espero, estoy planeando lo que puede ser, sólo pienso en ti… pero no
lo hice. Pily tenía razón cuando me dijo que, si le doy más vueltas, es mayor
el lío. Escribí los poemas y, como aún hacía sol, una hoja a máquina. Después
bajé, le cogí verdura a los dos y le pregunté si iba a buscar pan y carne de
perros. “¡Y después vas a subir, ¿no?. Pero no, te quedas fuera dándole
de comer a los animales y trabajando en la huerta. Un día llamarás por mí
cuando estés rendido de cansancio y te caiga el sudor por la frente. Te
acordarás de tu madre”.
Un rábano. Creo que en este momento llegó la
hora de ir a Vigo a unos cursillos. Lo bien que estaré, ¿no crees?. Siempre
coincido en recordar eso de egoísta y todo eso que ya te he dicho cientos de
veces. Porque estaba limpiando la habitación de Malena y entró Blas. ¡Qué
bronca?. “¿Cómo entra un perro?. No cierras las puertas”. Yo le quise decir que
bueno, intentaría para otra vez, pero no era sólo yo el culpable, porque
entraban otros otro día y esta mañana se preocupó cuando le dije que el gato
negro estaba en la cama de la ropa lavada. Pero sólo era aquello: “¡Y contestas
encima!”- me gritó. Me había preguntado antes: “¿Sigue a cien la carne de
perros?”. Creo que subió- le respondí. No son esas preguntas las que necesito.
Y ahora me puse a regar por darle esquinazo, debe de pensar que por qué me lo
mandó.
Me
gusta estar contigo
pero necesito algo más…
Ya ves que estoy
hablando contigo mientras riego. ¿Recuerdas cómo estaban las de enfrente a la
cocina cuando empecé a regarlas para que dieran un poco más de color?. Pues
ahora ya están mejor, pero me dijo: “Están pochas, pero un poco mejor que al
principio. Esas déjalas, ya están podridas”. Hoy vi los crisantemos en flor,
antes ya viste que me preocupaba por que no muriesen. Pues son flores bonitas y
las hay de mucha diversidad de colores. Espero que no se me pase cada noche de
echarles un poco. Tan feos que estaban estos tomates aquí, junto a los
pimientos, todos negros. Alguno ya tiene.
Me van a animar a regar los de allá, al fondo,
y los de aquí abajo. Ahora no tengo grandes ambiciones por hacer, así que dejo
la manguera en algunas plantas y hablo contigo.
Tanto como me dice que mi padre está tan mal de
dinero, me pregunto si no le importará pagar tal cantidad de agua. Para mí, lo
que es un caso es tener que estar sujetando la manguera, sin tener qué pensar,
o qué cantar, sobre todo mientras esté aquí. Ahora ya ves, ¿no?, está regando
ahí y yo tranquilo. Antes, la meadita se quedó por ese nombre, pero yo echaba
en el hoyo porque fuera debe ser malgastar el agua, ¿no?. Bueno, a mí me
encantaría que nos hiciese una visita Esperanza. Sobre todo por ver a Andrea. Hoy llamó y dijo que iba a ver si
podría la semana que viene, me encantaría decirle que el viernes, pero por la
tarde supongo que no estará ella. No voy a decirte qué fue lo que oí, porque
extenderse sería lo de menos. El caso es que estuvo hablando conmigo un rato,
que si era por aprovechar comida, con la hermana no usa tanta confianza, bueno
todo eso. Colgó y llegó a la mesa para decir: “Ya viene a traer los problemas,
vive lejos de mi madre porque no le aguanta y ahora viene aquí”.
¿Es o no es hipocresía?. Me daban pena los
conejos. Los jóvenes comen bien el maíz, pero la hembra y la pareja no. Un día
les di pan, me acuerdo, pan durísimo. Y quedaron contentos. Me agrada. A la
hembra le di más y se metió en su casucha. A la pareja también le di, uno a
cada uno. Y los jóvenes, que son tres, quedaron con dos. Pero también comían el
maíz.
Bueno, ya olvidé el domingo en que no fue Pily,
aunque aquí hoy siguieron comentando de él. Me molestó el decirle a Pily que no
era a Quico a quien esperaba, sino a otra de Budiño. Bueno, ya pasó. ¿Viste?.
Cómo te dije ya me empiezo a echar atrás. Tal vez le diga a Isabel que me
regale un bloque de hojas blancas. Y será como Palmira, llevarme bien sólo
cuando esté aquí trabajando con Marisa, y ese resto que hoy digo nada ya verás
como va a dar mucho que hablar.
Mañana, a Vigo. Bueno, ya te contaré. Ya decía
yo que algo estaban comentando de mí cuando me había decidido a bañarme e iba a
hacerlo. No era muy alegre la cuestión. Entré en la cocina para preguntar por
los otros si habían llegado. Sólo quería que me respondiesen lo de antes. Pero
no dijeron nada. “No llegó nadie”.
La hoja no se estropea si dos no quieren. Perdona este comentario, ahora estoy atareado, pero prometo leerte para aprender a amarte.
ResponderEliminarAlgunas veces es la misma persona la que se hace un mar de un vaso de agua. O no se da un tiempo para discernir realmente lo que es, lo que siente. Es entonces cuando todo su universo interior es ese momento que está viviendo y vive porque es la única manera que le da consistencia a lo que siente.
ResponderEliminarEn este punto del relato ya se están definiendo las dos parcelas que protagonizan el día a día de nuestro personaje y cada realidad adopta un valor añadido para él. La hoja pues es una conducta que ha tomado la forma de una emoción
Este comentario tuyo parece la introducción a una película en un guión televisivo. Siempre está bien una nota aclaratoria para saber a que atenernos!
ResponderEliminarCreí que me había perdido, porque a veces el mismo entresijo de las palabras te lleva a pensamientos sin salida que son inexpresiones de tu YO, pero al final me parece que le di un sentido
ResponderEliminarParecido a cuando el subconsciente nos juega malas pasadas descubriendo lo que verdaderamente nos preocupa. No creo que hayas perdido el hilo argumental, ni tampoco lo llamaría inexpresivo, simplemente te has explicado y lo has definido (me agrada esa forma de enunciado). He auscultado tu escrito en busca de alguna posible arritmia poética (de esas que me gusta rescatar) pero el corazón me ha devuelto siempre el mismo latido acompasado (tendré que seguir revisando al paciente!!!).
ResponderEliminarEs complicado. Todo gira alrededor de la familia, las amistades y el quehacer de los días, pero es importante intentar sacar algo en limpio y concretarlo "La hoja pues es una conducta que ha tomado la forma de una emoción".
Es verdad eso del subconsciente; muchas veces a las palabras que dices les presumes una expresión diáfana, pero no sabes por qué y en un momento te pierdes: eso igual que cuando pensamos que la vida puede cambiar en un segundo. No es verdad, es así nuestra evolución... pero decimos que cambia... para satisfacer nuestro ego. "Ay, qué mala suerte tuve"- pensamos; y entonces la vida nos da en los "fuciños" con esa mala suerte que estamos verbalizando: es lo que a veces decimos "el poder del pensamiento".
ResponderEliminar"La hoja" era ese pedazo de papel que siempre llevaba conmigo para cuando quisiera escribir, una parte de mí porque cuando expresaba mi interior la hoja pasaba a ser más que eso