porque sólo tenía una hoja, había una carta que no había terminado en toda la hoja, en las otras dos mitades dos poemas. Y creo que metí tres o cuatro más.
Ahora
por la mañana está lloviendo. Me acordé del toldo, habría que quitarlo, porque
se estaba mojando, pero quise terminar de pasar los poemas. Hace un rato le
pregunté a Quico, que estaba en la cama, aunque despierto, si me ayudaba a
quitar el toldo y me dijo que no. Supongo que será mejor. Él tiene sueño y,
además, oí la cisterna de la habitación de mis padres, aunque sólo está él en
casa. Y si fue él quien se levantó, pues eso, ¿no?. No me podrá llamar inútil
por no haberlo quitado.
¿Viste?.
Ahora entré en la habitación y, al primer sitio donde miré fue a Quico que
estaba sentado en la cama. Se ponía el traje de baño. Me quedo un rato mirando
al bañador, porque pensé que se lo pondría sobre el calzoncillo, aunque no era
así. Él me miró, y me preguntó: “¿Qué pasa?”. Yo le contesté esto que te dije a
ti y él siguió: Ten cuidadito, José Ángel, ten cuidadito. Yo debía estar
satisfecho, la mayoría de las cosas, menos papá, me las piden por favor y
cuando me dicen algo, dicen mi nombre, pero, aunque puede que me lo digan con
esa intención, sigo teniendo miedo y, así, no puedo estarlo.
¿Sabes
qué es lo malo?. Nadie le da valor a lo que yo hago. Incluso la más pequeña
molécula del mundo tiene un sentido, y yo sé que también hay una misión que
comienza a partir de ella. Y la ilusión es lo que le moverá, algo que jamás
debería abatirse; al contrario, darle alas. Todo debe tener un sentido, tal vez
esté bien dado aquél que nosotros seamos capaz de darle. Veremos que la
imaginación también tiene un sentido.
Y
así, enlazando y enlazando, aquí estamos ahora, como producto de todo un
proceso. Y ese algo ha formado parte de nuestra vida alguna vez, algo nuestro
que quiere desenvolverse en el aire que le vio crecer. Ese algo, con nosotros.
Cualquier cosa puede ser el centro de la vida. Cualquier cosa puede edificar un
paisaje. Ese secreto nos moverá a encontrarlo. Ahora, en esta época de fiestas,
no me acuerdo mucho de hablar contigo. El domingo, cuando fui sal baile, lo
pasé fenomenal. Y no fueron ellas. Con Rosi no bailé, al principio no sé con
quién lo hice. Me parece que todo cambió al encontrar a Ana. Recuerdo que al
principio no bailé porque no quise ser un pelma.
Me
encontré con esas dos chicas que decían: Yo soy Ana, yo soy Ana, y sólo querían
reírse. Yo, sereno, les respondí: No, Ana está allí. Y se fueron. Espero no
volvérmelas a encontrar. Lo pasé muy mal con ellas. Para lo único que hablan,
es para decirme eso, cuando me las encuentro. Eso me animó a pedirle a ella. Y
bailé. Después me dijo: Voy a enfadarme contigo. ¿Por qué?- le pregunté
sonriendo. Bailas muy separado. Creo que ella debió notar que me puse rojo,
porque ella también cambió un poquito. Yo le decía que me dijera cómo. Aquello
me alegró muchísimo. Bueno,
sólo bailé una con ella así. Yo recordaba, no sé si fue con ellas al principio,
que se acercó. Y a una chica más que me cogió por los hombros alrededor del
cuello. Pero no bailaba así porque sentía que le iba a dañar a quien lo
hiciese. Pero bueno, va a venir el próximo domingo.
Y
esa diferencia que late entre el tiempo, sólo quiero que la llenes tú. De esa
forma me sentiré capaz de viajar sin caminos y de imaginar sin espacio, qué
alegría al pensar que no habrá noches borrosas ni estancias interrumpidas. Me
sentiré capaz de ver todo llano. Ya no habrá miedo, te iré a buscar y tú mismo
verás que mi cambio ha sido tremendo. Tu sonrisa me dirá que debo volcarme en
ti cada vez que esté a tu lado, y ella misma me dará cada día las fuerzas
necesarias para quererte cada día un poco más.
Después
de bailar con Ana, bailé con cuatro o cinco desconocidas más. me parece que
mucho de lo que me mueve tal vez a llevarme mal con Malena, es que cuando mi
madre le dice algo porque hay una cosa que hizo mal, en vez de quedarse a
escuchar, le sale por la tangente, y le distrae, en los gatos, cantando o,
incluso, yéndose. Cada vez que lo veo, siento una especie de angustia dentro de
mí y me pregunto si eso lo verá. ¿Qué le será más grato a ella?. Pero tampoco
tienen respuesta. Yo puedo hacerlo, no me cuesta nada, pero no soy capaz. Y eso
me parece que es lo que me revienta.
¿24 años?. ¿Quieres saber cómo se porta un
chico de 24 años?. Prepárate. Siento que a mí me están envenenando. Terminó la
película y fui hacia la cocina: Recoge lo que queda, me dijo Malena, yo ya
recogí bastante. Estaba limpiando la cocina y eso me agrada. Quedaba el mantel
y unos vasos. Cuando salí a la terraza, dijo mamá: “Ya recojo yo lo que queda”.
Me parece que entré a la cocina ya envenenado.
Antes de poner la mesa, yo me había
puesto a terminar el cesto ovalado. Cuando mi madre me había dicho que tenía
que terminarlo, me dije a mí mismo: ¿Cómo quieres que lo termine en el mismo
día?. Siempre está mi padre diciendo: Ya se sacaba el tiempo. Ahora ponte a
regar. O tú con los recados. Y no me digas que es que ayer estuve escribiendo,
porque ésa no es razón. Necesitaba
escribir, pero bueno, eso tú no lo entiendes. Y empecé a terminarla. Bastante
tiempo después, le dijo Malena a mamá: Voy a poner yo sola la mesa. Un rato
antes le había mandado a buscar aceite al sótano. Ella dijo: Vete tú, que me
quedo terminando esto. Le contesté: ¿No puedes ir tú?, porque había desligado
dos mimbres y temía que me rompiese. No sé qué dijo mi madre en ese momento,
sólo sé que fui yo rabiando. Aquello me fastidió, creo que ahí comencé a
sentirme envenenado.
Lo estoy leyendo cómodamente....
ResponderEliminar"Incluso la más pequeña molécula del mundo tiene un sentido, y yo sé que también hay una misión que comienza a partir de ella..."
Incluso la posible falta de sentido no es casual.
"...aquí estamos ahora, como producto de todo un proceso. Y ese algo ha formado parte de nuestra vida alguna vez, algo nuestro que quiere desenvolverse en el aire que le vio crecer. Ese algo, con nosotros. Cualquier cosa puede ser el centro de la vida. Cualquier cosa puede edificar un paisaje."
Si estamos determinados es porque estamos también definidos, y la vida forma parte de ese proceso. Somos seres concretos pero dúctiles.
"De esa forma me sentiré capaz de viajar sin caminos y de imaginar sin espacio, qué alegría al pensar que no habrá noches borrosas ni estancias interrumpidas"
¡Maravillosos versos! Los reclamaré como un regalo escondido para un próximo poema.
"24 años" edad en la que aún somos "nobles". Más tarde nos volveremos "muebles" y después simples objetos decorativos...
como ciempre, Raúl, desgranando hasta la última molécula. De verdad, me alegro que lo hagas así: se hace más interesante, ¿no crees?. espero que en el camino encuentre más "perlitas" que te agraden
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