Quise pasar por debajo del arco iris y le pedí a mi bicicleta que
corriera más que el viento, más que el sol… pero no fue capaz: la montaña se
alejaba más y más, las gotas de lluvia… finísimas, caían sobre mí y me hacían
rezagarme. Pero yo seguía, era ya tarde para echarse atrás. Quería perseguir
esa libélula de colores que hoy me parecía más lejana que nunca; si, a veces me
había parecido tocarla con mis manos, sus entrañas. Hoy no era diferente de
aquellos otros días en que había sentido sus colores como lazos a mi alrededor;
no era diferente, no, que aquellos días en que la había poseído, dibujado. Sólo
que hoy estaba dibujada en el más allá. Pude pasar debajo de él, si, lo pude. Y
lo sé porque en el silencio estuve cerca: sólo me faltó, sólo, extender mis
manos, quererlo.
Hoy me acerqué a la tempestad lo más que pude… y no dejé que me
turbasen sus luces inanimadas. Se abalanzaban sobre mí sin cesar queriendo
abatirme, pero yo estaba firme, no quería dudar: sabía que era más fuerte
que ella por ser yo que por ser un cosmos: al fin y al cabo un cosmos es débil
si le falta el ser. Pero hoy me sentí fuerte, me enfrenté… y dejé que los rayos
fueran mi hambre, mi voluntad. Y yo me sentí tempestad por un momento y me
atrajo la misma emoción, pero enseguida me detuve: no lo sabía todo de ella.
Tu alma es noble,
yo la beberé. Surqué muchos caminos
con mi espíritu.
Caí en la profundidad y caí también
en ese ser más profundo.
Tu alma es noble y está
mi espíritu lleno de dudas,
a veces de rencor y soledad
de estar ausentes uno del otro.
-1990-
Me gustó la imagen de la bicicleta y del arco iris. Me gustó mucho la frase "al fin y al cabo un cosmos es débil si le falta el ser" y, como no, el último poema es sencillamente único. Tu alma es realmente noble no tengo dudas.
ResponderEliminarlobezno
No sé qué decirte, lobezno. Cuando quiero escribir algo siempre (o casi siempre), me apoyo en una imagen y en una realidad. Me alegra que te haya gustado y me agrada más lo que me aporta tu comentario
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