No sabrás
que mi alma llorará
el día que te hayas ido:
gotas de sangre incandescente.
Que como tú
no hubo ni hay ni habrá nadie.
Me enseñaste
que no es imposible la compañía,
que hay otros que me esperan,
me enseñaste la vida vista de frente,
el querer para poder conseguir.
Todo de ti lo he aprendido,
me educaste en la sonrisa del arco iris,
en el mundo de la felicidad.
Te debo mi vida,
mis amigos, mi trabajo. Mas yo sé
que las palabras no cubrirán
todo lo que hoy quisiera decirte.
Sin ti me entierro,
me enredo en las rejas de la muerte. Me diste tu
juventud
tu sentimiento y tu amor.
Pero nunca quedaré lo suficientemente agradecido
hacia ti porque mis gracias son eternas,
son ancianas y formadas: conocen la ejemplaridad…
y se duermen.
Me entregaste tus sueños y tus esperanzas,
me entregaste tu amor en una nube.
Fuiste mi comienzo,
mi saber, mi gloria… mi partida.
Eres mi alma, mi ser,
mi ilusión, mis ganas de vivir,
mi pensamiento y mi afán.
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1982 –
No sé si se puede concentrar tanto en un amor!!!
ResponderEliminarSobreponerse a los instantes de dolor también es estar amando. Después nosotros lo vestimos a nuestra manera
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