Debiste permitir
que la tierra fuese tu testimonio, para no dejar que así pudiera engañarte el
caballero andante que venía de países lejanos. Que la tierra y el viento
cubriesen tus pisadas, que la infidelidad protegiese tu camino. Debiste impedir
que tus hijos bebieran el agua insalubre de la mujer, que en un instante se
convirtió en reina y otras en madrastra.
Se te olvidó buscar apoyos a tu alrededor y ahora también te costará cerrar las
ventanas, abiertas en otro tiempo como una manera de protegerme contra mí mismo.
Debiste permitir que la tierra fuese tu testigo... Que la tierra y el viento cubriesen tus pisadas, que la infidelidad protegiese tu camino. Debiste impedir que tus hijos bebieran el agua insalubre. Se te olvidó buscar apoyos a tu alrededor y ahora también te costará cerrar las ventanas abiertas.
ResponderEliminarMe gusta la idea de permitir que la totalidad termine siendo la raíz de cada uno: lo más grande de uno mismo llega a ser lo más pequeño del universo, en toda plenitud buscamos la esencia, ene toda esencia el principio
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