Ya sabes cómo soy. Pienso que nunca me gusta buscar
una definición de mí mismo, porque nunca me sentiré de acuerdo con ella. Si
algunas veces digo que soy un soñador, es porque me siento libre y puedo
escapar de las prisiones a las que puedo estar sometido. O tal vez son
prisiones que no existen y que yo me creo. No sé, pero ellas me llevaron a tu
encuentro un día. No le hago daño a nadie pensando así, pero no me dejes buscar
otra definición.
No me dejes que piense en lo que pudo ser, pues
mi imaginación llegaría a contaminarse y ni tú ni yo sabríamos volver a ser
como antes. Tanto que me dijo ella que no llevara los espejos a Vigo, ¡oh! lo
sabía. El inútil que hacía espejos. En el momento éste de salir afuera,
me recordó unos zapatos que no son de suela y los tenía en el cajón, bueno,
para la lluvia. Ya no me acordaba de ellos, la última vez me quedaban un poco
grandes. No sé qué será de mí en aquel sitio de Vigo, pero me gusta aquel
ambiente. Igual que espero conocer pronto a todas las chicas. Extrañé hoy mucho
a Pily. Era una buena compañía. Y no es por que me quisiera, no, es por algo
distinto. No me preguntes nunca qué es lo que me agrada de ese alguien que me
gusta tener a mi lado. Si me lo preguntas, puede que llegara a enfadarme contra
el destino, porque me conduce y no sé a dónde, porque es como si quisiera
tenerme a su merced. Recuerda la melodía que tanto te gusta, ella te lo dirá
mejor que yo. No es a base de nombres, ni palabras, sino de sueños. Sueños
mágicos, de fantasía tal vez, pero no se acaban nunca en sólo una noche, ni
acaso en muchas más. Acéptame como soy, sabes que nunca he conseguido
responderme a qué es lo que más te gusta de mí. Me gusta hablar con ella, pero
también hay algo en mí que me dice que puedo perderle un día, o que le pude
haber perdido. Quisiera continuar hablando con ella, quisiera seguir
reteniéndole en mi mente, aguantándole hasta otra vez que vuelva a verle, pero
supongo que sería eso, un retener sin rumbo, un retener sin provecho, porque me
gusta tenerle conmigo, pero quiero que sea libre. Libre para que vuelva a mí
otro día y me haga nuevamente pensar en ti. Libre, como yo siempre quise ser.
Con aquel ánimo que yo mismo elegí, con aquel sueño que yo mismo reanimé.
Libre, porque también los sueños pueden convertirse en realidad.
No me digas que ya no existe esa compañía. No
me digas que se alejó la madrugada, que estás dudando, que llegó la penumbra y
ya no veré más el sol. No me digas que va a llorar y está anocheciendo, que ya
las nubes han aparecido y han sembrado terror a su paso. No me digas que el sol
va cayendo y ya hay un olvido que vino a cobijarse entre nosotros. No me digas
que mi memoria va perdiendo el recuerdo de tantos años en su compañía, y ya no
sabe recordar lo que fue para ella. No lo me digas, no, que también lo habré
ido sintiendo.
Antes ya que tú, apareció tu nombre. Y fue
formando sus pequeñas partículas entre el polvo que formaba tu cuerpo. Ese
corazón encierra un gran tesoro, no lo dudes. Y ahí están las semillas que son
más fáciles. Tú las debes encontrar. No te agobies, él también quedó contigo
cuando desapareció esa máscara de la realidad. Pero quiere que aprendas. De
nada valdrá desesperarse porque él quizás se sienta un poco más derrotado. No,
tal vez sea eso que tú buscas en la distancia en tu subconsciente. A veces has
pensado que no existe. Ellas nunca han sido de polvo, son más gruesas, piensa
en un jardín, tú vas recogiendo pequeños trozos de tu pasado. Mira bien: ¿qué
ves?. Si, allí está. Pero no te apures. Ella te espera, sabe bien que eres tú.
Es esa parte de ti que siempre ha permanecido callada. Tú le has dado tu
libertad. Ahora encontró ya la calma que buscaba. Y ya es más fácil que la
vuelvas a ver. Se quedará contigo. Tanta ilusión es a veces mi orgullo. Tanta
ilusión, esa semilla que iba sembrándose en los jardines desiertos, en los
lugares sin agua, miles que volaban repletas de agua, de bellas melodías, todas
iban dispuestas a dejar volar mis lágrimas sin el impulso de la tierra.
Lágrimas hermosas, no podían enfadarse porque sabía que cada uno de sus amigos
le esperaba en la punta de las hojas, en cada suave susurro del reflejo en un
charco. Llegaban a su hogar y todas amanecían alegres de volver a recibir aquel
sueño, el regalo de la primavera. Hay muchas cosas que se pueden decir en un
momento; espera, cariño, todo sale del corazón. ¡Libertad!. Ya has llegado.
¡Mira!, tú sabrás mejor que yo si hay algo para aprovechar, o si hay algo para
sanear en nosotros. Estamos dispuestos, tú sabes cuál es la fuerza que nos hace
llamarte, la intención de pronunciar tu nombre.
¡Mírala!. Y dime si, acaso, algo puede estar
desordenado. Creí que tardarías más, que no vendrías nunca, hay también que
arreglar ese algo que siempre piensa en la depresión., porque hiere mi manera
de ser. Ese algo… bueno, tú ya sabes cómo es. No entiendo por qué siempre está
en tu contra. Ha aparecido de improviso, seguro que no quiere verte conmigo.
Pues va listo, porque yo ya elegí que te quiero. Me lo trajo la mañana, me lo
trae cada día.
Hay varios poemas bien definidos, sabes que me gusta desmembrar los textos hasta hacerlos picadillo!!, pero hoy estoy demasiado vago para estos menesteres. Me reitero en lo anterior, hay varios y hermosos poemas que esperan ser rescatados, concretados, del marasmo de unas letras llenas de sentimiento (de alguna manera estás obligado a ello).
ResponderEliminarSe está concretando el hilo conductor que es la raíz de todo lo que viene después. Pero a la vez es una imagen tenue, sutil, con algo de inocencia y valentía: eso es lo que le da forma a la montaña que están escalando. Yo, al reescribirlo, también encontré pequeños reductos que podrían conformar algo más bello, pero es el interior de un espíritu siempre en vela, siempre dispuesto a detener ele tiempo para a la vez llenarlo de emociones
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