Sé que le dije: “Te pido un juramento al
señor ése”. Y tuvo ganas de pegarme. No le tengo miedo al daño que me pueda
hacer, sino al verla así. Igual que a mi padre, cuando me pegó en el coche
cuando cerré un poco fuerte la puerta, supongo que nunca lo entenderé. Pero
también pensé que necesitaba desahogarse. Cogimos a Mariora en Vigo, no habló
nada. Si fuese otra, tal vez si. Pero eso ya no importaba. Al llegar a casa,
Mariora dijo que suponía que él vendría enfadado. Yo les conté el tortazo, pero
lo dejé, no sé qué es lo que quería con ello. Cuando iba a montarme en el
coche, pensé: “Hace ya mucho tiempo que no voy con él en el coche. Supongo que
soy mayor y no se pondrá tan bestia como antes. Pero ya ves”. Cuando entré en
la cocina después de haberle dado verdura a los conejos, a él no lo noté tan
enfadado, y me extrañó. Mi madre me dijo: “Él, cuando habló con el dentista, le
dijo que suele estar hasta las doce”. Y ya me tranquilicé. Porque ésa era la
mentira. Ella dijo varias veces que si había llegado a la una y media. Pero ya
estaba más tranquilo. Cuando me enfadé al regar, porque no podía escribir,
cuando salí, me dije: “Tranquilo. Ella lo que quiere es ponerte nervioso”.
Quico le cortó diciendo que le llamase a Charli. Y pasó todo. Aunque supongo que,
por una o por otra razón, continuaron hablando de eso, y yo con ellos. Eso es
lo que más me aturde de Quico, la facilidad con la que cambia, ahora parece que
quisiera mostrarse duro. Y creo que así ya no lo puedo entender. Me asusta
decir esto, la verdad, porque Ana y yo luchamos por lo contrario. Esto lo voy a
decir por las veces en que me he creído derrotado. Sobre todo aquella que le
dije a mi madre que yo también había pensado en matarme. Se me ocurrió un día.
Y es que yo no llego, según me parece, a nada. Eso, Malena que se sulfure con
esos humos en otros lugares. Aquí ya nada. Ahora se metieron todos en la
habitación, porque mi padre y Quico fueron a la adoración nocturna. Ahora puedo
escribir tranquilo. Se me ocurrió pensar que ahora tal vez pueda salir el
domingo, porque a mi madre le gusta juzgar pero conociendo. Lo de aquel momento
fue una rebelión de un pesar que tenía, pero yo no lo voy a olvidar tan
fácilmente, nunca lo olvidaré. Y no es por ira. Me parece más a hipocresía este
modo de vivir y siento que al final tendré que hacerme como él. Pero sólo sé
que mientras pueda resistir resistiré.
Y
seguiré siendo así durante mucho tiempo. Quería escribir algo bonito, pero no
tengo ganas. Pienso si, el problema sexual, en mí, es que soy uno de esos
enfermos que lo tienen tan marcado. No sé, pero tampoco le doy importancia. Yo
sigo luchando a corto plazo, que es al día. Es ese seguir el que me aturde
tantas veces. Si es mi momento, si todo se considera un momento, ¿por qué tiene
que estar tres horas chillando?. El sábado, ayer, tomé un bocadillo por tomar
algo. Veo que sigo sin tener una personalidad propia. El bocadillo y me bañé,
aunque no sé qué fue lo primero que hice. Estaba preparado para irme, y pasó un
pequeño mareo por mi mente. No le di importancia. En casa de Eladio tomé una
pequeña taza de café, esperaba que me despertase o que me lo quitase. Bailó la
hermana de Fernando, no tenía yo muchas ganas de bailar. Después, cuando
llevaba ya sintiendo frío un rato, fui a la casa de Eladio a buscar la
cazadora. Y, como allí había reunión, me quedé un rato. Antes de ir, y cuando
estaba en la fiesta, me senté a ver si se me pasaba el mareo, pero fue a más y
devolví.
Estaban
cerca Mari Carmen, Loli y Paz, y llamé a la primera. Me fui detrás de la
capilla y vomité. Les dije que no se lo dijeran a nadie, pues el domingo quería
salir. Cuando fuimos a la casa de Eladio, a la fiesta, bailé con Loli, varias.
Muchas veces, son unos simples detalles los que me alegran un poco más. Ir a
Ramallosa, y saber que alguien se va a fijar en mí. Por eso a veces voy
corriendo, o me gusta llevar la bici de una mano nada más. Cualquier chica, que
me mire. Sé que Loli tiene novio, pero me encantó allí porque, estando con
ella, le dije en un instante que, como la música era mala, iba a sentarme. Ella
se sentó al lado mía también, porque estaba cansada. Me hace sentir una felicidad
que no encuentro en la realidad. Acaso ella siga siendo tan maravillosa conmigo
en todas las ocasiones, pero también son detalles que llegan sin nombre impreso
en ella y me hacen sentirla un poco más cerca de mí.
Ya
por la mañana, cuando estaba en Vilariño y me sentí mejor, tenía intención de
ir al baile por la tarde. No sé si irían Bety y Susana, y Ana estaba enfadada,
eran los únicos alicientes. Por eso, cuando de comida sólo tomé un puré y mi
madre me dijo que no iría al baile por la tarde, que como era un mentiroso no
iba a salir, le dije que no saldría.
No
sé quién me dijo que sería bueno acostarme un rato por la tarde. y yo pensé:
“No quiero atender a los animales, así que me acostaré”. Ahora por la noche
quiero ir a la fiesta, si va Quico. No se te ocurra, tampoco es buena esa
contestación. Si le pasa algo no lo perdonaré. Di que no hay diálogo. Bueno,
para redondear. Eso ya lo haces contra mí. Y me da pena, porque nos educasteis
lo bastante bien para echar todo al tajo por una tontería. Supongo que será
bueno el que me quede en casa y no vaya a la fiesta. Mañana, mi padre no va a
venir en todo el día, supongo que podré escribir. Además, mañana también hay
fiesta. Por un lado, lo entiendo, pero a veces siento que no sé responderle.
Como ahora me acaba de decir Quico, para el próximo año no le quitas el
chaquetón, el sudor no hace nada malo, pero el frío sí. Supongo que no tengo
tantos proyectos para hoy, Loli puede esperar. Ahora, un poco más tarde,
entró Quico en la habitación, a arreglarse. Yo tenía abiertos los ojos. Me
preguntó: “Jose, ¿qué tal ve eso?. El dolor de cabeza”. Son esos detalles los
que más me mantienen unido.
Esta
mañana, cuando desayuné y le atendí a los animales, me disponía a subir a
escribir a máquina. “Son las ocho y media. Sólo me caben para dos”. Y me llamó
ella. Ven un momento. “Riega aquello, como si lo viera. Pero ahora tengo que
escribir. Es el tiempo para eso. Escribo a lo máximo tres hojas y bajo.
Entonces regaré cuanto quieras. Pero si no voy se va a poner de más malhumor.
Además, puede que no sea para eso. No tiene por qué ser rotundamente así”. Al
final, fui. “Riega los tomates”. “Ya lo sabía. Estoy enfurecido y no puedo
hablar. Jo. Ya lo sabía. Y ahora no puedo escribir. ¿No ve que yo riego de
mejor cara después de escribir?. Bueno, apura. Riegas los tomates, subes,
escribes una hoja y sigues regando, a lo mejor ocurre como ayer, que se fueron
a la playa y pude escribir”. Ayer
me encontré, cuando bajaba a la reunión de Sabarís, a don Isidro, el salesiano
que me dio Literatura. Me preguntó por los poemas, me dijo que tenía que
dejárselos. Me animó, ahora ya no eres tú sóla quien los quiere pasados”. Regué
los tomates, tenía la mente en escribir esa hoja a máquina, pero intenté regar
todos. Quería utilizar el cubo para que llegase a todos, pero ella se asomó y
me dijo (o no sé si fue ella). Usé la manga con el cuidado de que le llegase a
todos. Después subí.
¡Otra vez, aquí, de vuelta! Con certeza, muchas veces perdemos las referencias. Una de ellas podría ser que las cosas que no consideramos por banales, residuales o comunes, son las que más nos marcan.
ResponderEliminarLa muerte se postula como una victoria o como una derrota; pero, tal vez, sólo sea una consecuencia y en ultimo caso un principio..
Las adoraciones deberían ser tanto nocturnas como diurnas, ¿no crees?
Resistirse a la hipocresía, una buena alegación...
La sexualidad se acentúa como una contradicción cuando todos ven un problema y una enfermedad en lo que carece intrínsecamente de perversidad.
Hermosa frase:"son detalles que llegan sin nombre impreso".
Escribir y regar son también sinónimos...,
(regar los tomates es el poema de un horticultor).
El cubo, la manguera, ¿la pluma?
Saludos. Espero que pases unas agradables fiestas!!!!
te llamé hace unos días para desearte feliz nochebuena y navidad, pero n o pude contactar contigo. Espero aquí sí derseártelas. Tú siempre le sacas pluma a textos tan dispares, eso es bueno, va con tu carácter. De todas formas esperaba encontrar algunas frases de las personales y muchas veces se esconden. Siempre digo:"la próxima..."
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