Hoy la ciudad se
levanta
como una mujer…
desconocida
para mí;
su niebla dibuja un
arco a mi alrededor,
seduciéndome.
La brisa corta el
aire
y me lame… me
obsesionan sus luces magnéticas,
grises:
inciertas…
su entorno gladiador
y místico
a la vez.
Hoy he dejado de
creer en las marionetas que el mundo enarbolaba ante mí…
para defenderme,
para defenderte.
-2010-
Es un cuadro de pinceladas remisas, austero pintor que utiliza el óleo como una pasta sumisa esculpida en su paleta. Te veo dibujar senderos sin obsesión en un entorno extraño. Como marionetas de un mundo deshilachado, somos libres incluso cuando dejamos de creer.
ResponderEliminarEl entorno en el que nos encontramos a cada momento nos cala de alguna manera. A él tenemos que unir una emoción que es la que nos desabotona el espíritu. Como resultado de lo que sentía en ese momento escribí. La ciudad tenía atracción sobre mí: su ruido, su calma... tenía fuerza sobre mí. pero yo caminaba seguro
ResponderEliminarCaminar seguro por una ciudad es una visión estupenda de lo que reporta esta obra.
ResponderEliminar¿Una mujer con un arco? ¿Una especie de Artemisa que busca al poeta, cervatillo asustado, para punzar con su flecha el corazón que late en el pecho?
¡Bonita imagen! Entonces ahora tiene sentido: (La brisa corta el aire
y me lame… me obsesionan sus luces magnéticas,
grises:
inciertas…)
Eres como un animal en medio de la ciudad, marioneta del mundo.
lobezno
Huimos de la ciudad: de sus ruidos, de sus humos... pero la verdad es que nos sentimos atraídos por lo que la ciudad misma nos hace sentir. Defender el alma en una ciudad tan variopinta y compleja es tarea complicada, pero que a la vez nos reporta una sensación de paz tal que contigo transportas ese magnetismo... en cada sentimiento, en cada palabra. Y es parte de ti
ResponderEliminar