Hay un mundo
en el que ya todo
da igual.
La vida y la
muerte se confunden,
se pierden en el
camino.
Hay un mundo
en que mirar las
cosas dulces puede ser lo más hermoso
o lo más mísero,
lo más incierto
o lo más doloroso
a la vez.
Es un estado gris,
el cuerpo se desvanece,
se duerme.
La vida y la
muerte son,
se confunden.
Nada importa más
que la verdadera
fuerza.
Entonces deja de
existir la mañana, las horas
ya no son las
horas,
son espacios. Y el
viento se hace más seco
y más grande… y
los ecos mismos
ya no son los
ecos,
ya no lo son.
Y amanece muy
despacio en la ciudad...
tras los
cristales.
¡Qué tristeza! Los colores están donde quiera que mires, hay que saber ver lo que se mira para distinguir el arcoiris del mundo...
ResponderEliminarBellamente nostálgico.
Cariños.
La horas ya no son las horas, son espacios.
ResponderEliminarQué dulzura tan triste. Qué belleza en esta melancolía gris que te descubre.
Gracias Jean.
Hay un mundo que no es mio pues quizá me voy de él. Pero cuando estoy delante de un plato de lechuga con alguien que tiene inquietudes vale la pena vivir.
ResponderEliminarUn saludo amiga.
Paco Bailac
Dulce lenta muerte, aprisionada en la monotonía que marchita las rosas que alimentan el jardín de mis sueños...
ResponderEliminarBesos dolientes
Muy buena entrada un poema abstracto. Muy bueno-.
ResponderEliminarOlá profundo poema beijos Paull
ResponderEliminar"Pero donde está el peligro, crece también lo que salva", decía el poeta Hölderlin.
ResponderEliminarMe atengo a esas palabras y sigilosamente despliego mi esperanza...
Beso!
R.P.
Creo que estoy en uno de esos momentos de vaguedad suprema, de conformismo y de rutina. No llega siquiera a la afectación melancólica, poética. Es sólo un ente abstracto de pesadumbre interior que va licuando el alma hasta convertirla en mosto, un mosto tan libado de continúo que produce una pronta afección a los intestinos -diarrea crónica de alma-. Creo que voy a echar el alma por las heces. Creo que no va ha haber dios que limpie el inodoro. Dejaré la firma de abnegación fútil a todos los que vengan a orinar fresco sobre mi avalancha vespertina. Dejemos ya de orinar -perdón- de hablar de estas cosas sin importancia. Hablemos de cosas bellas y profundas sin importancia ¿Que coño?.. Estoy aburrido!
ResponderEliminarlobezno
Tienes razón, Liliana, pero no debemos cerrar llos ojosd ante la realidad del que no mira los colores
ResponderEliminarTecla, siempre me agaradaron tus comentarios.Todos podemos sentir una parte de esa melancolía
Paco, eso es, debemos buscar esa razón que nos dé otra mirada
ResponderEliminarLa muerte es lentaaa, kaiser, pero siempre nos da un espacio de lucidez en el que descansar de todo lo sentido
Paull, Jonathán... cuando escribes y sólo quieres definir lo que sientes, todo lo que digan de lo que has escrito te parece muy interesante
ResponderEliminarDelivery, así es. Y es que junto a una sombra también está la luz que nos ilumina
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