¿Qué esperas?- me dijo la flor
desde su tierra adormecida,
"Le espero a ella"- le respondí
yo,
sé que ella es tan hermosa como el día.
¿Sabes que vendrá?- me preguntó después
con expresión dolorida.
"Si, lo sé. Porque ella es para mí
como una fruta prohibida".
Está bien. Me duermo en paz. Porque
entiendo
que tu fe es tu alegría.
"Hasta mañana, flor- le dije.
Hoy es un día desnudo para mí, y tú...
tú has sido la vida".
2003
Amiguita.
ResponderEliminarTodos tenemos una fruta prohibida, un amor prohibido, una rosa roja clavada de espinos, en nuestros seuños. Es lo que hace los poetas criativos.
Besitos
Victor Gil
Hoy es un día desnudo pero no hay ninguna fruta prohibida a la vista, será que mi fe no es mi alegría? Tal vez el día no estuviera en "paños menores". No se me dio por comprar manzanas en el super. Nunca e tenido la fe suficiente como para esbozar una sonrisa. Y sin embargo, estas tres cosas existen o han existido en su misma forma de plenitud.
ResponderEliminarraul
El poeta sueña antes que nadie la realidad, Víctor, quizás eso es lo que le hace ser alguien inalcanzable
ResponderEliminarSi no hay ninguna fruta prohibida, mi amigo Raúl, es que no la has pedido con la suficiente intensidad, pues todo está ahí delante. Espero que las manzanas hayan salido buenas, seguro que te han hecho más feliz
ResponderEliminarCuidado con los "felices de las manzanas", son tan felices que se comen los gusanos. De la fruta prohibida a la fruta podrida no hay demasiada distancia. Jean podemos hablar de toda clase de fruta como una forma de filosofar: no a golpe de martillo como decía Nietzsche, sino a golpe de manzana -si al final tenemos una buena sidra merece la pena-.
ResponderEliminarNos atrae más la fruta prohibida, que nos llena de imágenes y sueños, pero todo si se mide en el contexto que se ve se puede mirar de otra manera. Tal vez nos atraigan más ésas que están más a mano
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