Uno levanta la mano
porque quiere el poder.
Y un destello inmenso
rompe el manantial
y busca quebrar el curso de las aguas.
Uno levanta la mano y después la esconde
entre la niebla
para que no la conozca nadie
ni la turbe siquiera. Una mano
que es símbolo de una religión fanática
y torpe,
más que una realidad.
Y deja de abrir la corola
y empieza la mañana…
a sangrar.
2003
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