Latiendo en cada naufragio
a punto de disolverse en el mar,
sin miedo, sin desilusión,
sin haber conocido la traición.
Un suspiro, un aliento invisible
existente en cada realidad.
El místico entorno de una palpitación
olvidada
todavía musita tu nombre.
No quiere que desaparezcas de su
presencia;
cogerte, estrecharte en sus brazos,
quiere llevarte en alma con ella.
Aquellos silencios entregados por tus
manos al vacío
volverán
para agradecerte el haberles enseñado la
soledad.
Y tú, secreta e íntimamente,
seguirás viviendo en cada obra.
1983
No hay comentarios:
Publicar un comentario