Me siento en el medio
de dos fuegos: por un lado
el de la realidad… Me golpea
con extrema fuerza
y no sé cómo salir de
ella; por otro mi realidad
que también me golpea pero
no con fuerza tal
que me desborde. Me siento
atado de pies y manos
y es una realidad
inequívoca la que me daña,
la que me quita fuerza.
Porque me siento a ella atado.
y busqué su boca,
mi alma,
pero la sentí lejos,
lejos de mí.
Arrojé el viento sobre su cara
con furia
como una forma de no dejarme avasallar
por su voluntad lasciva
pero me sentí transformado por ella:
me había cautivado.
Siento que voy hacia atrás,
mi cuerpo lo echo de menos,
tan bien que se comportó en tiempos,
hoy sólo me queda añorar
que los años han ido pasando
han sido justos para mí,
eso si, pero estoy añorando
lo que en un tiempo descubrí:
que la vida se vive deprisa
y que nadie la puede invertir:
sería difícil llegado el momento,
saber dónde debemos salir.
