Pepe, cuando te traía, te dijo que habías
ayudado hasta a Mayte: en aquel taller lo que hacía falta era un joven con
dinamismo. Como el tuyo. Cada vez te encantará más ir allí. Sólo en la última
te acordaste de aquel modo de bailar que te enseñó la chica de Panjón. No
importa, fue la semilla. El día de Navidad, si lo ves, está cerca. Y aquella
chica mayor que te dio un beso, ya vi lo cerca que estabais. Tú apoyabas la
cabeza, ¿eh, pillín?. Hubo de todo: bailaste, pediste con todos, os juntasteis,
te dijeron que no, te metiste con ellas, no se enfadaron… disfrutaste, ¿no?.
Como te dijo Pepe, eso es lo importante… Cuando te llame Begoña, le dirás que
repita ese beso. No estabas preparado, tenías los labios secos y no te supo a
nada. Le prometiste la de S. Wonder a la chica que te dio el beso. Eras muy
alto, si, para ellas: Teresa casi no te cogía bien. Te prometió muchas, hizo lo
que pudo, sólo una porque le lastimaban los aparatos. Tenías que haberte
acordado de otra forma, supongo que les sería mejor.
Ya sólo le quedará
el pensar: “queda
para otra vez”.
Tu amor se ha hecho
esperanza y sigue brillando en ti
para sobrevivirle al
tiempo.
Ese amor tan verdadero
no tiene que ver
perdido el tiempo:
retroceder sería muy
peligroso.
Queda para otra vez,
esa esperanza
tendrá alas y un
camino por recorrer.
Acordarte de ella
donde renueves tus
ganas de vivir,
en ese camino
en el que también
estás tú impreso.
Todo aquel decirte
algo
que sentí por unos
momentos
lo sabe mi alma:
es un sentimiento.
“Has venido
a traer la alegría”,
me acuerdo
de aquellas palabras,
ese don
de la eternidad.
Estaba contigo, sólo tú bien.
No estás solo, las
azucenas
ya han florecido y
esos claveles de tu alma.
Con todo el colorido
de un campo en plena
flor,
si algún día me
recuerdas
volverá el sueño
de nuestro amor.
Piensa en el domingo que viene, estarán en
Santander. Y podrás bailar con ellas a tu manera. Puedes pasarlos a la libreta
y todavía sigues escribiendo. Si, puede aún salir alguna.
Ya ves que todo va
pasando
a medida que
encuentras
felicidad en las
palabras. Las lágrimas
son buenas, porque
ahora
quieren sentirse
detalles encantadores
contigo.
Lágrimas cristalinas
que pregonas
en tu corazón,
que sólo le quieren
dedicar a ella.
No hay lágrimas. Es
tu condición de humano
que encontró
el suspiro de su
corazón.
Si me dejas vivir
en mí solo,
estaré dispuesto a
entregar
todo cuanto quiera el
viento
de mí.
No me digas cuando
sean ellos
quienes hablen que se
extienden mucho.
Si quieres
no me hagas caso,
pero necesito
sentirme solo
para estar acompañado
de una plenitud.
Si me dejas vivir, yo
te diré
qué es lo que quiere.
Me hacen falta
conclusiones.
Me encanta cuando
recuerdo
los momentos
agradables
que tiene la vida.
Les doy una melodía,
así el aire
llevará tu recuerdo.
Me encanta ver alegre
a quien comparta mi
vida, pienso
que puede ser la
persona elegida
para su corazón
viajero.
Y hacer de la vida
un sentimiento, de
cada sonrisa…
¿qué sé yo?: me
encanta.
Volar, nunca perder
esos ojos, estas palabras,
esta ilusión.
Y a mí me encanta ser
como tú.
Después
llevaremos algunos poemas para copiarlos en Vigo: allí les gustarán. Puedes
poner en práctica todos los bailes que sabes.
Puedes sentirte feliz, por todas.
Tienes muchos nombres,
pero me gusta más el
que te doy yo cada instante.
Mi recuerdo:
en él encontrarás la
melodía que nos ha unido;
y mientras pasa el
tiempo te reencarnas en miles de personas
para ir conociendo
todo.
Digo sentimiento… y
es para toda la vida.
Nuestra unión puede
llenar
las ilusiones que
empiezan a sembrarse
y así estás tú más
cerca.
Podías hacer convivido
con lo que tanto te
gustaba.
Aunque no estuviera
el esplendor
bajo otros brazos,
aunque no supieras culminar su aliento,
sólo escucharlo
y sentirte allí;
el alma nunca podrá
cambiar.
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