Todo pasa y ahora, varios días después, me parece que todo vuelve a la normalidad. Aunque yo estoy arrepintiéndome muchas veces, porque creo que mi madre vive en medio de una completa tensión. Tensión por todo, por todo lo que ocurre, eso supongo que es lo que le obliga a pensar mal tantas veces, y por ahí supongo que es por donde empecé yo. Me sentí dañado un día que le hice discutir conmigo, no sé por qué, pero supongo que sería por no saberme callar a tiempo y mi padre me dijo que hasta un subnormal era mejor que yo, al menos ellos adoraban a sus madres. Me parece que siempre quedará mucho por decir.
Antes eran las fiestas de Santa Marta, pero
también era día festivo, así que fui a misa a Vilariño. Vi a Natalia, la verdad
es que había pensado mucho en ella. Pues la vi, llegó más tarde que yo, no así
a Vanesa, iba con la hermanita, o la prima no sé, pequeña, y con una más mayor
que ella que debía ser vecina, debía tener trece o catorce años. No fue Teresa,
eso tal vez me decepcionó un poco. Le llevaba varios poemas. Cuando terminó la
misa y conseguí hablar con Natalia, se mostró muy enfadada y así me lo dijo. No
sé qué fue lo que me dijo la rubia, pero yo sé que miré para ella con un gesto
serio y le llamé algo fuerte: mocosa o algo por el estilo. A ella le había
echado la culpa de estar así ellas. Después pasé por casa de Paz a recoger la
cinta y me vine.
Por la tarde no pensaba salir. Quico me
preguntó si iba a ir a Santa Marta. Lo que en verdad quería decir es si quería
ir con él. Eso me animó a ir al baile. Marché a las seis, porque quería
aprovechar el que mis padres se iban a casa de la tía María Ester a las seis y
media y escribir a máquina, pero el tiempo se me hacía muy largo y marché. No
fueron, como pensaba, Betty y Susana, pero tampoco las esperaba. Tal vez el que
más me animó a ir fue Manolo, el padre de Rosi. Sólo había discoteca, bailé con
la hermana de Fernando y ya había empezado a echar por el suelo dicha
posibilidad. Iba a bailar un día, era yo el que necesitaba que ese día fuera
hoy. Bailó, aunque no de la forma que suelo bailar, pero varia veces lo había
hecho de esa manera, así que en el segundo o tercer movimiento cogí la onda y
bailé como ella. Bailó Rosi, ella, Rosi (aunque para bailar tuve que hacer la
pequeña trampa de decirle al hermano que lo consiguiese y yo le invitaba). El
chantajista en broma que tanto decía Paz. Cuando bailaba le dije que para otra
vez tenía que ser ella la que dijese si. Ella sonrió.
A mí también me molesta la sonrisa que le hacen
a Lourdes, que es fingida. Y es lo contrario en el interior. Bueno, también yo
siento que me la hacen a veces, pero empiezo a no hacerle caso. Le tengo miedo,
si, pero ahora no la siento mucho. Me procuro alejar de todas ésas. Bety,
Susana, Manolo, y hay alguna más, de ellos no la espero. De Susana, la amiga de
Bety, que vino a Fátima hace mucho tiempo, de ella si, pero ya hablo poco con
ella., igual de Lina y Teresa, pero son lo de menos. De la hermana de Fernando
no y de las chicas de San Cipriano tampoco. Las hermanas de Costas siempre
estaban dudando, pero me parece que fueron estos días de fiesta, lo que me dan
ideas. Ayer la vi en Santa Marta y quise ir a verle, pero me parece que me miró
y se fue. Eso me bastó. La chica que más me animó en el baile fue Ana, quien me
enseñó a bailar. Siempre había pensado que estaba enfadada conmigo. Hacía siete
semanas que no la veía. Es cierto que un día había pensado que se podía reír,
pero el tiempo pasado, me lo hacía olvidar.
Al salir a las nueve y algo fui a hablar con
Manolo. Pude desahogar lo bien que lo había pasado. Le llevé una cerveza más
tarde, porque él me la pidió, y me encontré con Quico y Eladio. Dijeron que me
iban a llevar a casa, pero supongo que querían dar una vuelta.
Fueron a Bayona, después se metieron por Santa
Marta a Sabarís y luego a Borreiros. Ya yendo a Bayona empecé a marearme,
me quité la camisa, pero, al final, en Borreiros, tuve que decirle que parase
el coche. Quico fue a no sé dónde, y yo aún estuve un poco hablando con Eladio.
Me molestaba por haberles fastidiado, pero él se lo tomó bastante tranquilo. Ya
en casa el mover la cabeza me sentaba mal, así que tomé dos bocadillos. Cuando
el segundo, ya preparado, pitó Eladio desde afuera. Cerré las gallinas a todo
meter y le había dicho a Malena si podía cerrar lo demás, se puso a escribir,
comprendí después, así me lo dijo Quico, que tenía que haberlo hecho yo. Tenía
miedo de moverme, porque no quería llegar a la fiesta mareado y sudando. En la
fiesta lo quería pasar bien, me encontré con Paz al principio y me dijo que
bailaría. Después le perdí, pero confiaba en hallarla. Ya me sentía bien el
haber oído aquello. Me encontré con Ana, de San Cipriano y, cuando empezó
el grupo, bailó. Lo primero que le dije fue si le sentaría mal el que me
quedase allí. Estaba también Ángeles, le pedí tres veces, pero ella no hizo
mucha falta. Me distraje hablando con Fernando. Bailé con Paz y a Ana le
intenté hacer esa broma que tanto le hacía a Bety de pedirle, engañarle,
suplicarle contra su voluntad y, cuando ya podía, decirle que no porque ella no
quería. Pero no resultó. Bueno, no importa, pasé un momento feliz. Después vi a
Ester y bailé dos con ella seguidas, porque me dijo que se había descuidado al
cambiar, cierto es que yo se lo hice a propósito. El mareo, no valió para
entorpecer el día tan feliz.
Tal vez lo único que tenía áspero de ese día
fue en el baile, cuando subía por las escaleras, una chica que iba con otra
cuando ya había llegado arriba hizo un gesto de querer llamarme la atención, no
sé para qué, me gusta pensar en algo como cualquier cosa que me despertase,
pero al verme la cara me pareció apreciar un gesto de asco. Me turbó aquello,
me hacía echar la fiesta por la ventana, pero pronto me repuse. La idea de
Manolo de fijarme en Rossi no me parece mala. Aunque antes me parecía gorda y
fea, ahora ya no sé qué pensar, pero a él le gusta la idea de ser su cuñado. Yo
prefiero que vayan pasando los días, porque la idea de encontrar a alguien
sincero que te diga “vamos a ser novios” desde el principio, me parece un sueño
fantástico.
Conchi, la hermana de Lucy, lo intentó, pero
no, ya sabes cómo terminó todo: Lucy se enfadó. El día que la vi, como si
hubiera llegado esa semana, le vi y fui a su casa. En un momento que estaba
sola se lo pedí y no quiso. Aquel relativo “asco” me volvió a la idea del
“feo”, me deprimió, pero tres minutos después ya había pasado todo. Hoy se
quedó papá en casa, tenía un poco de miedo, pero no pasó nada. Por la mañana,
aunque bajó Malena, bajé también yo a llevar un cesto, subí la leche, la herví,
cogí verdura, las manzanas, hice la cama, y él no me dijo nada. Ahora, después
de comer, estoy escribiendo mientras hace sol. Estuve también escribiendo
algunos poemas. Eso es algo que no me lo podrán prohibir y, si lo intentan, no
me podrán coger. Uno lo escribí por el camino, me sirve el baño, en el
entremedio de hacer las camas, y eso es lo de menos.
Mucho peor que el no comprender, me parece que
es el no entender, y supongo que muchas veces es eso lo que me ocurre. No va a
herirme, porque reconozco que haya veces en que necesita desahogarse, pero si
hay un desahogo un día y yo me quedo callado, más dolor es que ese mismo
desahogo se repita una y otra vez. No tengo que tomarme las cosas tan a pecho,
pero yo soy de una especie de humanos distinto al que ahora puebla la tierra.
No sé de dónde vengo, mejor dicho, vengo un poco de todos los lugares y me
parece que también a ellos quiero encontrarlos un día. Volveré a empezar cuando
ellos así lo dispongan, pero para entonces ya me sentiré un poco más unido a
ellos y, a partir de esa amistad, a todos mis hermanos. De todos los sitios un
poco iré recogiendo cuando tú lo digas. Y me duele más cuando dicen “estamos
creando señoritos de la mierda. Había tanto que decir. O Malena, si ya sé que
tengo veintitrés años, y sigo discutiendo. El simple hecho de recoger el
mantel, lo que me da más rabia es eso que me dijo de que mamá regaba su odio.
¿Qué es lo que tengo que hacer?, ¿toda la vida va a ser así?. ¿O es que nadie
sabe derribar esta muralla?. El más mayor con la más pequeña, ¿qué significa
esto?. ¿Es todo una fantasía?. Siento que me doy cuenta de muchas cosas que los
demás no entienden, como así se lo dije a Malena mientras discutía. Ya me
intenté tranquilizar.
Me he sentido como la niña de Poltergeist mirando la tele: "..estáis ahí!".
ResponderEliminarUna frase profunda y escatológica donde las halla:"...hasta un subnormal era mejor que yo, al menos ellos adoraban a sus madres.".
Entre tanta intranquilidad, un bálsamo de sosiego (yo también me siento así):"No tengo que tomarme las cosas tan a pecho, pero yo soy de una especie de humanos distinto al que ahora puebla la tierra. No sé de dónde vengo, mejor dicho, vengo un poco de todos los lugares y me parece que también a ellos quiero encontrarlos un día."
“estamos creando señoritos de la mierda..." Creo que también se refieren a mi persona, me siento retratado o quizás (retretado?).
Creo que puedes sacar petroleo de todo esto; pero, procura no mancharte.
Te llamo y quedamos (después de las fiestas, porque aquí no hay quien duerma con el ruido). Saludos a pares!!!!!!!!!!!!
Hasta de las emociones negativas podremos sacar una enseñanza que nos permita madurar y creer en lo que estamos haciendo y en lo que somos. Maduras en ese diálogo interior que tienes contigo mismo, porque en verdad es el único ser que comparte tus sentimientos y para él nada de lo que hagas conscientemente será negativo, pero durante el camino de la vida aparecerán muchas personas que son tus maestros, que quieren enseñarte la vida aunque muchas veces suceda que no sepan cómo. Pero no todo será negativo junto a ellos
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