Tres filtros
comparten el mundo: el que
tú ves,
desde el que tú ves
y desde el que veo yo; tres
filtros que son inciertos
pero semejantes.
Los tres tienen razón…
enmascaran la realidad.
Me coloqué lentes
para verte de cerca, sin
pensar que tú me mirabas a mí
en la misma medida.
Me coloqué lentes para
redescubrir el mundo,
para reencontrarme con él.
Pero no me pertenecía.
Yo no juzgo,
pero soy corresponsable de
lo que tú juzgas
y de lo que me haces juzgar
con ello.
Quiero escaparte, pero no
puedo
porque con ello te juzgo.
Tenemos que ser conscientes del lugar que ocupamos, no podemos permitir que nos sojuzguen. Arredrarse de ciertos prejuicios es protegerse, y, a veces, es mejor llevar la conversación a un terreno sin letrados.
ResponderEliminarNo por ello voy a dejar de manosear tu poema, si me lo permites, empezando por las cachas...
ResponderEliminarEn la misma medida que me mirabas a mí para descubrir el mundo, nos reencontrábamos con lo que nos pertenecía. No juzgar para no ser juzgados, o simplemente rehuir de cualquier litigio.
No vas a dejar de manoseara mi poema, lo sé, pero vas a dejarte manosear por él. No eres tú quien lo juzgas, es él quien te juzga a ti porque una palabra sólo tiene sentido cuando urde tu interior y se enreda. no busco que me protejas sino que te protejas tú: no me pertenece encontrarte
ResponderEliminarEso es lo que deseamos fervientemente, dejarnos persuadir por una poesía manipuladora, acaparadora e incendiaria en la inmediatez de los cuerpos, que nos amarre y acometa desde las leproserías del alma. Dejémonos de salvaguardas, ¿no será mejor siempre la intemperie para hallarnos?
ResponderEliminarPero en la intemperie está oculto nuestro otro yo, esa energía que al verse suelta destapa lo que no somos. Y de repente me veo yo contra yo en una lucha fratricida. ¿Por qué quieres sacar al universo lo que aún no sabemos sis está bien cimentado?. Si nos vemos en la calle veremos la verdad de lo que somos y eso no sé si en nuestro cuerpo mortal sería compresible adecuadamente: O pego o me pegas
ResponderEliminarMi debilidad fue prejuzgarte, pasar por encima de mí para interpretar lo que decías, porque no te prejuzgaba a ti: me juzgaba yo... a veces viví inconsciente tu decisión
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