y no miré el infinito detrás de ella, ya no
miré el infinito. Estaba equivocado cuando buscaba en lo oscuro una
profundidad, porque en el fondo
me engañaba al querer ver más allá de esa profundidad. Sus alas se abrieron
para mí, sus grandes alas blancas, majestuosas… y ella me enseñó a mirar a
través de ellas la vida, a mirarme a mí detrás. No son las alas lo más profundo
de una mujer, no, sino lo que ves de ti a través de ella.
Genial. Sobre todo la contundencia de la frase final. Vernos a través de los ojos de los demás para poder apreciarnos a nosotros mismos Aquellos que se tienen en muy alta autoestima deberían procurar esto. En el amor algo de extrema importancia es ese mundo especial en el que se recrea el poeta... Ahí radica verdadera riqueza creadora.
ResponderEliminarRaúl, recuerda que tanto tú como José Ramón me enseñasteis a encerrar en la frase final la fuerza de lo que pueda decir, eso lo estábamos trabajando muy bien. Es una frase que fluye por sí sola
ResponderEliminar