Tú y yo estamos desnudos: 10-VI-1989
aprendimos a
desnudarnos
en el silencio,
sin que nadie se enterase.
Ahora estamos preparados:
aprendimos del tiempo
y esa paz a nuestro
lado.
Nadie nos ve.
Nuestra desnudez es
libre.
Tú y yo estamos desnudos: 10-VI-1989
aprendimos a
desnudarnos
en el silencio,
sin que nadie se enterase.
Ahora estamos preparados:
aprendimos del tiempo
y esa paz a nuestro
lado.
Nadie nos ve.
Nuestra desnudez es
libre.
Me cuesta decir esto…
pero como ser humano me siento
desprotegido, apartado.
Tanto dinero que hemos gastado en
leyes, tanto en decretos –en falsos decretos-, tanto dinero en asociaciones y
en ordenanzas… que no hemos sabido atajar el problema de raíz y eso siempre nos
ha hecho vulnerables y previsorios.
Me siento solo:
quiero que me defiendas… pero tú no tienes que defenderme sabiendo de antemano las medidas que vas a tomar porque nunca te ha interesado saber cómo es mi día a día, a qué me enfrento… tú sólo sabes juzgarme y yo no te pido que me juzgues sino que me defiendas…Por eso como ser humano me siento
desprotegido, porque yo soy un ser humano:
no te juzgo,
pero siento que tú a mí ya lo has hecho.
Algunas veces agrietas mi ilusión
para
decirme que el dolor empieza,
que estás
más allá de todo.
Perdóname
si no lo entiendo,
en
ocasiones no encuentro palabras
ni
sentimientos
que me den
una respuesta.
Me
encuentro perdido
me duele el
recuerdo.
Sueños que se debatieron 14-IV-1989
entre la vida y la muerte,
sueños
que luchaban por vivir.
Nacían en los callejones dormidos
de la ciudad callada,
incierta…
crecieron en las noches oscuras.
Sueños inertes, inmóviles,
sujetos a una población perturbada…
allí los recibieron como héroes, como
héroes eternos,
marcados por el valor de los recuerdos.
El viento huracanado que arrasó las
leyendas
los dejó desnudos,
marcados…
no pudo ser.