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Con estas palabras os doy la bienvenida y mi mayor agradecimiento a vosotros que sois los que hacéis posible que este blog se mantenga activo y vaya renovándolo cada poco tiempo. Mi deseo es que el contenido de este blog os aporte diferentes emociones y sentimientos. Un abrazo cariñoso también a todos los que estáis ahí y formáis parte de esta poesía y a todos los que quieren también formar parte de ella, a las nuevas incorporaciones: un abrazo de bienvenida a todos ellos



viernes, 30 de agosto de 2013

“La extraña señora rusa de la calle Cangallo”-Cuento

 


       Nadie recordaba cuando se habían mudado Irina Vasilievna y su hija a la antigua casa de la calle Cangallo. La casa tìpica de zaguàn y cuartos de techos altos siempre mostraba los visillos blancos corridos, y ni aùn en las tardes de verano màs aciagas se veìan sus ventanas abiertas.
Los vecinos hacìan todo tipo de conjeturas acerca de "las rusas". Algunos decìan que habìan escapado de la guerra, otros que venìan de actuar en Parìs en un circo, y en verdad eran todas invenciones de la gente del barrio que tejìa versiones sin saber nada, porque las rusas solo habrian la puerta a las personas que llegaban en autos importantes, entraban y al cabo de una hora salìan sin cruzar palabra, casi hasta huidizos. Quizàs esas situaciones hacìan que el barrio estuviera tan al pendiente de ambas damas.
La realidad era que Irina Vasilievna tenìa un don especial, ella tocaba un objeto y podìa decirle al consultante quièn lo habìa tenido anteriormente o con que intenciones lo habìa regalado, es decir, podìa dar pistas en las màs diversas cuestiones del amor y otras situaciones por el estilo.
El don era verdadero, e Irina lo agradeciò de por vida ya que siendo viuda y con una hija no habìa sido fàcil para ella sobrevivir, y aunque en Europa habìa sabido desarrollar una clientela, una amiga le comentò que en Amèrica los ricos eran màs generosos y por ello embarcò en un vapor algunas cosas que tenìan, y llegaron a Buenos Aires porque una amiga de su infancia se había instalado allì y prometiò ayudarla.
Cuando habìa sido niña Irina jugaba con las cosas antiguas de su casa dicièndole a su abuela de quièn habìa sido cada objeto y alguna historia que sentìa. Al principio no le creìan, pero cuando fue creciendo y dando especiales datos de situaciones que era imposible supiera le creyeron y respetaron aunque por lo bajo algunos la trataban de bruja, cosa que le molestaba bastante pero que con los años habìa aprendido a ignorar.
Ahora en Amèrica estaba còmoda. Su clientes eran generosos,vivìan bien con su hija Elvira y la consultaban con respeto. Asì fue que novias ansiosas le traìan cartas de amor para saber si sus enamorados eran sinceros, esposas con objetos de sus maridos para saber si tenìan queridas, algùn anticuario curioso con una pieza rara y a veces, muy raras veces el inspector Juarez.
El inspector era un hombre de edad, muy caballero que tenìa por costumbre acomodarse los bigotes cada vez que se sentaba a escuchar lo que Irina tenìa para decir. Con el sombrero apoyado en sus piernas y la espalda muy recta prestaba atenciòn a lo que la vidente le decìa de algùn objeto que llevaba para que echara luz en algùn caso sin soluciòn, y casi sin hacer comentarios y con un beso en la mano de Madame se retiraba hasta la pròxima oportunidad en que la necesitara.
Madame Irina y sus talentos nunca salìan en los diarios, pero ella sabìa muchos secretos que las cosas le contaban, y los callaba para tener esa fama de persona confiable en un mundo de intrigas de sociedad.
El caso fue que su hija Elvira, asidua concurrente a la òpera le contò que en la ùltima gala a la que asistiò habìa encontrado un costoso anillo con un rubì, y le planteò a su madre que lo tocara para ver si podìa percibir quièn habìa sido su dueño, y devolvèrselo.
Madame se sentò y se concentrò en el anillo y un estremecimiento recorriò su cuerpo: veìa un hombre, veìa mujeres muertas, sangre y vio una cara...la del propietario del anillo. La palidez de Irina fue evidente y le dijo a su hija que habìa visto cosas terribles, y que el dueño del anillo era el tenor famoso que ella habìa visto la cantar la noche anterior.
Ambas se enfrentaron a una disyuntiva: su anonimato y discreciòn se verìa amenazado si salìan en la prensa, pero Irina se sentìa responsable de denunciar a ese asesino serial que se escudaba detràs de su fama, 
Le enviò una nota al inspector Juarez pidièndole una reuniòn urgente, y el hombre prestamente concurriò a su casa. Madame le contò la historia y Juarez le pidiò un par de dias para hacer sus investigaciones y darle una respuesta.
Y se la dio. Le dijo que dado que el tenor era ucraniano y los crìmenes no parecìan haberse producido en el paìs nada podìa hacerse, por lo que le sugiriò que si deseaba devolver el anillo lo dejara en un sobre en la recepciòn del hotel del tenor anònimamente y se alejara del tema.
Madame le agradeciò la sugerencia y decidiò pensar que hacer. Ella habìa visto las terribles torturas que el hombre le habìa dado a las mujeres de sus visiones y no podìa dejar el tema asi sin màs.
Decidiò tener otra sesiòn con el anillo. Se concentrò y vio una mujer que agonizaba y en ruso le decia: Igor volverè por ti...y sintiò que esa frase podìa ser ùtil para ponerlo nervioso, y luego verìa hasta dònde lo llevarìa y còmo harìa para que ese ser despreciable recibiera su castigo.
Averiguo cuanto tiempo màs estarìa en el paìs, y diariamente le hizo llegar esquelas anònimas con la frase que habia percibido en la visiòn. Sintiò satisfacciòn cuando tres dias despuès leyò en el periòdico que estaban suspendidas las presentaciones del ucraniano. Las esquelas estaban surtiendo efecto e Igor estaba nervioso.
Estaba pensando en cual serìan sus pròximos pasos cuando escuchò voces fuertes y a Elvira discutiendo en ruso con un hombre en el zaguàn. Abriò las puertas que la separaban de ella y vio a un hombre corpulento, de traje y sombrero en mano dicièndole a su hija que no se irìa de allì hasta no verla, y Madame con su presencia acallò la discusiòn, invitando al tenor a pasar a su sala de recibo, y susurrando a Elvira que llamara con urgencia al Inspector Juarez y que cuando lo hiciera pasar dijera que tenìan pruebas. Y nada màs.
La luz que entraba por el percal de la ventana hacia que la atmòsfera fuera calma, hasta agradable. Madame, impecable còmo siempre, vestia de negro y tenia su cabello tomado en un rodete bajo, lo cual le otorgaba un aire señorial y de manejo de la situaciòn. El hombre, en cambio, tenia su cabello desordenado y los ojos inyectados en sangre de quièn ha bebido bastante y la miraba còmo quièn busca respuestas.
Irina sacò de un pequeños saquito de gamuza el costoso anillo y el hombre quedò inmòvil. Ella le explicò que era vidente y cual era su don, y paso a detallarle lo que habìa visto al tocar la joya, y el tenor palideciò, temeroso de aquella mujer que lo conocìa y le revelaba el lado màs oscuro de èl mismo, cuando se escucharon los golpes suaves en la puerta y el Inspector Juarez entrò al cuarto.
Se miraron con Madame Irina que lo invitò a sentarse y le comentò al tenor que cuando volviera a Paris la policia francesa lo esperarìa para detenerlo ya que tenìa un comunicado oficial de ellos de que poseìan pruebas acerca de uno de sus crìmenes.
Igor, consternado por la verdad se puso de pie para retirarse, pero Irina le entregò el anillo de la piedra roja en mano, recordàndole que era suyo. còmo tambièn las muertas que èl tenìa en su consciencia.

El diario de la mañana tuvo una noticia central: conocido tenor ucraniano salta del balcòn de su hotel. Se informò que una noticia que habìa recibido desde su paìs lo haba llevado a tomar tan dràstica decisiòn, y la foto del hombre con sus ojos abiertos a la eternidad llenaba la tapa.

Madame doblò el diario y se quedò mirando el sol de la mañana que se filtraba por la ventana, y pensò que al menos aquellas mujeres sufientes que había percibido descansaban en paz, al tiempo que su hija le acercaba unas flores que traían una tarjeta del inspector que decìa: Su don hizo justicia sin un disparo. Inspector Juárez.

Se arreglò la falda y escuchò el golpe en el aldabòn de la puerta y se dijo: la vida continua. Y otra dama se acomodaba en el sillòn de los clientes.






martes, 27 de agosto de 2013

No me pidas que llegue a definirme.

 Ya sabes cómo soy. Pienso que nunca me gusta buscar una definición de mí mismo, porque nunca me sentiré de acuerdo con ella. Si algunas veces digo que soy un soñador, es porque me siento libre y puedo escapar de las prisiones a las que puedo estar sometido. O tal vez son prisiones que no existen y que yo me creo. No sé, pero ellas me llevaron a tu encuentro un día. No le hago daño a nadie pensando así, pero no me dejes buscar otra definición.
  No me dejes que piense en lo que pudo ser, pues mi imaginación llegaría a contaminarse y ni tú ni yo sabríamos volver a ser como antes. Tanto que me dijo ella que no llevara los espejos a Vigo, ¡oh! lo sabía.  El inútil que hacía espejos. En el momento éste de salir afuera, me recordó unos zapatos que no son de suela y los tenía en el cajón, bueno, para la lluvia. Ya no me acordaba de ellos, la última vez me quedaban un poco grandes. No sé qué será de mí en aquel sitio de Vigo, pero me gusta aquel ambiente. Igual que espero conocer pronto a todas las chicas. Extrañé hoy mucho a Pily. Era una buena compañía. Y no es por que me quisiera, no, es por algo distinto. No me preguntes nunca qué es lo que me agrada de ese alguien que me gusta tener a mi lado. Si me lo preguntas, puede que llegara a enfadarme contra el destino, porque me conduce y no sé a dónde, porque es como si quisiera tenerme a su merced. Recuerda la melodía que tanto te gusta, ella te lo dirá mejor que yo. No es a base de nombres, ni palabras, sino de sueños. Sueños mágicos, de fantasía tal vez, pero no se acaban nunca en sólo una noche, ni acaso en muchas más. Acéptame  como soy, sabes que nunca he conseguido responderme a qué es lo que más te gusta de mí. Me gusta hablar con ella, pero también hay algo en mí que me dice que puedo perderle un día, o que le pude haber perdido. Quisiera continuar hablando con ella, quisiera seguir reteniéndole en mi mente, aguantándole hasta otra vez que vuelva a verle, pero supongo que sería eso, un retener sin rumbo, un retener sin provecho, porque me gusta tenerle conmigo, pero quiero que sea libre. Libre para que vuelva a mí otro día y me haga nuevamente pensar en ti. Libre, como yo siempre quise ser. Con aquel ánimo que yo mismo elegí, con aquel sueño que yo mismo reanimé. Libre, porque también los sueños pueden convertirse en realidad.
  No me digas que ya no existe esa compañía. No me digas que se alejó la madrugada, que estás dudando, que llegó la penumbra y ya no veré más el sol. No me digas que va a llorar y está anocheciendo, que ya las nubes han aparecido y han sembrado terror a su paso. No me digas que el sol va cayendo y ya hay un olvido que vino a cobijarse entre nosotros. No me digas que mi memoria va perdiendo el recuerdo de tantos años en su compañía, y ya no sabe recordar lo que fue para ella. No lo me digas, no, que también lo habré ido sintiendo.
  Antes ya que tú, apareció tu nombre. Y fue formando sus pequeñas partículas entre el polvo que formaba tu cuerpo. Ese corazón encierra un gran tesoro, no lo dudes. Y ahí están las semillas que son más fáciles. Tú las debes encontrar. No te agobies, él también quedó contigo cuando desapareció esa máscara de la realidad. Pero quiere que aprendas. De nada valdrá desesperarse porque él quizás se sienta un poco más derrotado. No, tal vez sea eso que tú buscas en la distancia en tu subconsciente. A veces has pensado que no existe. Ellas nunca han sido de polvo, son más gruesas, piensa en un jardín, tú vas recogiendo pequeños trozos de tu pasado. Mira bien: ¿qué ves?. Si, allí está. Pero no te apures. Ella te espera, sabe bien que eres tú. Es esa parte de ti que siempre ha permanecido callada. Tú le has dado tu libertad. Ahora encontró ya la calma que buscaba. Y ya es más fácil que la vuelvas a ver. Se quedará contigo. Tanta ilusión es a veces mi orgullo. Tanta ilusión, esa semilla que iba sembrándose en los jardines desiertos, en los lugares sin agua, miles que volaban repletas de agua, de bellas melodías, todas iban dispuestas a dejar volar mis lágrimas sin el impulso de la tierra. Lágrimas hermosas, no podían enfadarse porque sabía que cada uno de sus amigos le esperaba en la punta de las hojas, en cada suave susurro del reflejo en un charco. Llegaban a su hogar y todas amanecían alegres de volver a recibir aquel sueño, el regalo de la primavera. Hay muchas cosas que se pueden decir en un momento; espera, cariño, todo sale del corazón. ¡Libertad!. Ya has llegado. ¡Mira!, tú sabrás mejor que yo si hay algo para aprovechar, o si hay algo para sanear en nosotros. Estamos dispuestos, tú sabes cuál es la fuerza que nos hace llamarte, la intención de pronunciar tu nombre.

  ¡Mírala!. Y dime si, acaso, algo puede estar desordenado. Creí que tardarías más, que no vendrías nunca, hay también que arreglar ese algo que siempre piensa en la depresión., porque hiere mi manera de ser. Ese algo… bueno, tú ya sabes cómo es. No entiendo por qué siempre está en tu contra. Ha aparecido de improviso, seguro que no quiere verte conmigo. Pues va listo, porque yo ya elegí que te quiero. Me lo trajo la mañana, me lo trae cada día. 

jueves, 22 de agosto de 2013

Delirio



 Delirando…

Si, es cierto…
no supe leer entre líneas,
no pude ver cegada por la ilusión
o la breve esperanza de encontrarte,
desorientada, tristemente desesperada,
me confieso desarmada para combatir una guerra perdida.

Un pecado,
amarte deseando tocar las estrellitas en el firmamento;
sin embargo, embaucada por tus profazados deseos,
acusadores mal entendidos delirios,
lograste beber mi júbilo
y dejar sin bebida mi fuente.

Engañar engañando,
liberar, pero encadenado,
sin permisos…
catedrar con un diálogo disperso
por desconocer esa alma, mi alma,
acusada sin causa,
cuándo el amor le desbordaba,
la palabra la mantenía viva
y se anunciaba amando con gritos de lágrimas contenidas.

Cuál fue la locura… lo sé, sentir…
pero opuestos e inalcanzables.

Sanaré mis heridas con mis besos,
seguiré envalentonada en mis complejos y delirios,
buscando segurizarme.
El miedo siempre me avisará de cuidarme,
prometiendo no perder la fe por amar siempre.
Y pretendiendo ser amada aún más..



domingo, 18 de agosto de 2013

Con todo mi sentimiento




 


Con todo mi sentimiento……. Para ti, mi amor……

Con todo mi corazón,
Con toda mi alma,
Con todo mi sentimiento……

 A ti……
Como a nadie jamás he querido,
así te amo yo…..
Con todo mi amor,
Por ser mi día a día,
Por la dicha de sentirte mío,
soy muy feliz.
En cuerpo y alma
vivo para ti……

Con todo mi amor,
que eres por quien yo vivo
y lo que más quiero.
Hasta el último momento
seré tuya sin condición.

Con todo mi amor,
para el resto de mi vida,
te amaré sin medidas,
mientras vibre mi corazón….

Con todo mi amor,
para ti mi amor.
Te amo mi niño.
Siempre tuya.
Simplemente….. Yo.



viernes, 16 de agosto de 2013

Y puedo decirte que fue por ti

 por quien conocí la inocencia del amor. Me gusta esto. Voy a ver si mañana se lo leo a Loli. Hoy debí regar ocho o nueve veces al día. Viendo una película, ésta de la noche, dos amigas que tuvieron que separarse, y luego una vio a la otra en un hospital con toda la cabeza vendada. Quería coger su mano y lo hacía muy lentamente.
  Cuando ves partir a esa amiga que tanto has querido, cuando te sientes testigo de su partida, el tiempo va a ser tu distancia, cuando todo va a clamar la más profunda y solitaria hora, sólo son recuerdos y si no confías, cuando todo vuelve a ser antiguo, sientes que se pierde la dirección de tu existencia, ese algo que no conoces, nunca lo conocerás, pero tienes que acostumbrarte a su compañía, simplemente porque no hay otra. No puedes elegir, tienes que aceptar aunque no quieras. Sientes que tu voluntad siempre ha sido esclava. Tú la ves alejarse, y vas a sentir todos esos pensamientos que nunca has considerado verdad para ti. Todos están ahora, eran verdad. Ahora cambian pero no están en tu mano. Y empiezas a preguntarte si alguna vez has sido sincero para ella, si alguna vez has sido válido para todas esas palabras que tú creías verdaderas. Sus movimientos son pausados, todos parecen escritos en el tiempo que se mueve a tu alrededor y él parece indestructible.
  Y te preguntas por qué, si un día a su lado te habías creído capaz de superar todos los obstáculos. Ella se va despacio, no sabes qué te quiere hacer pensar porque tú ya no comprendes lo que te pasa. No es algo tuyo, pero su amanecer está en la muerte y se ha vuelto más limpio entre tú y ella. Ya no vuelve, se acabó la distancia, ya no puedes esperar en esa lentitud. Y tus movimientos, tus miradas, ya jamás podrán encontrarla. ¿Qué quieres que te diga?. Y esa vuelta tomará muchas perspectivas. Sigues siendo tú.
  Son las cinco de la mañana. No puedo dormir. Por eso tengo ganas de venir a hablar un rato. Todo está tranquilo. Pero dejé la puerta abierta. Tengo miedo que se haya despertado mi madre. El otro domingo también me desperté (no, creo que fue el día que se iba a ir a Vigo) a esta hora, y por la mañana se lo dije. “Ya lo sé. Te oí”. Sólo se oyen ruidos y todos ellos sospechosos. Se oyen también por allí, y el del papel también, no es mucho, pero con atención se oye.

  Estaba pensando en cerrar la puerta, simulando que voy al baño, pero me dejo en manos de la suerte. No puede estar despierta. Sigo siendo un gandul. No quiero dejar de escribir. Viendo todo lo maravilloso que me viene encima. Fui a Vilariño, me iba a colocar atrás, como siempre, allí en una esquina, pero Teresa me dijo que fuera con ellos para adelante. Creo que me gustó mucho ese algo que le impulsó a decírmelo.
  Voy a ir siempre porque Sor Gemma me da un beso en la paz y, como era de esperar, se lo di a Teresa. Me gustó, allí también me sentí libre para sonreír cuanto quisiera y hablar también. Fue Susana, al principio me enfadé por no llevarle la cadena, pero le di el teléfono y me llamará el viernes. Mónica y (no recuerdo el nombre de la otra) no picaron en el cumpleaños. Fue Lourdes, iré a verle esta tarde.

  Fue fabuloso, ¿no?. Hablé un rato con Loli y Bibiana me dará un beso por mi cumple. Los únicos momentos cuando estoy tranquilo es cuando le oigo hacer algo en concreto: fregar, hablar por teléfono. Ahora no tengo que regar, pero me dio pena cuando vi las flores de enfrente que yo iba cuidando. Hoy cogí el autobús porque lloviznaba un poco. Sólo me quedan doscientas. Me iba a afeitar hoy pero no tengo ganas. Pensándolo bien, estoy lunes y martes, miércoles y jueves, para afeitarme esa tarde y el viernes estar listo. Había aquí tirada una cadena de la muñeca y la cogí. Me mandó ir a coger las manzanas y fui, no puedo estar con ella. Subió, yo hice que buscaba el espejo, lo buscaba: “No llevas más” plim plam y el sermón, así que, en cuento lo dijo, me fui. La cama tiene la tabla, unos libros y algo más. Pues si, desde hace más de tres meses. Ahora es cuando  menos deseo sus regalos.”Dinero, yo le regalo dinero y a él le gusta”. ¡Ah, si! (con la boca abierta) ¿para qué?. Me molesta que vaya a cerrarlas, pero antes se lo pregunté y me dijo: No, voy yo; que me lo diga, ¿no?. Pues no se lo pregunté otra vez y me molesta que otra en su situación, se lo preguntaría. No entiendo que piense esto. Ya cogió Mariora una manzana, me fui para el baño, aunque pensaba ir al sótano (decirlo al menos) cuando salí de la cocina. Bueno, puedo estar todo tranquilo. Cuando recogía manzanas, pensaba: Lo que pasa es que ya me he desencarrilado. 

domingo, 11 de agosto de 2013

Cada vez que una palabra mane de sus labios,


 se encontrará con ella y pasará a ser su fruto más sabroso. Y ella sabe lo que ansió su compañía. Por eso. Me gustó esta última frase.
  Fui al fallado porque había luz y supuse que estaba mi madre, le di la camisa que voy a llevar mañana para que la planchase. Y se me ocurrió preguntarle si había alguna tina más, aparte de las del baño llenas de agua. “Sabes, no, di si tengo, no olvides que…”. Pues un rábano.
  Y ese grano lo tengo que ver yo y hablar con don Benigno. Le iba a decir que esa mañana me lo había visto don Ramón, pero se iba a armar, así que me callé: La tina, ¿para qué?, ¿para los mimbres?. “No, para el dedo del pie, para meterlo”. Y la jorobamos. Creo que voy a pensar que lo mejor sería no habérselo dicho. Pero no importa, mañana voy a salir.
  Ya ves, con el papel se puede decir más fácil. Escribo sobre el coche de mi padre. Bajé unas gaseosas. Mejor va a ser no ir a buscar la libreta. Mañana preparo el pantalón blanco y me lavo la cabeza. Nada, no es que quiera entrar en el baño, estoy aquí, simplemente porque no quiero entrar en la cocina donde está mi padre. Quien me empieza a preocupar un poco es el chaval que conocí a la vuelta de Santiago. No quedó en nada de escribir antes aunque yo estuve a punto de preguntárselo. Seguro que quería él. No quiero tener sólo dos amigas. Puedes pensar que he cambiado. No, no es así, me gustaría que fuese chica, pero no importa. No todo va a ser igual en esta vida. Ya es hora de ir cambiando. Aunque ahora ganas de escribir no es que vaya a tener muchas. El paquete éste de Dash 3 ya lo tengo todo rayado de escribir encima. Me gusta cogerlo, está a mano, junto a la lavadora y no pesa tanto.
  El caso es que cuando vaya Loli el día diez al baile y quiera encontrarme con todas. Bueno, ya me las arreglaré. Pero el día de ayer no hizo falta bailar cinco o seis seguidas, también me gustó bailar sueltas y me gustó sentarme a beber dos veces. Me hizo la broma de escaparse cuando estaba distraído y al principio que le había dejado una mesa con la bebida, el batido de fresa suyo y luego, cuando volví con la mía, no le hallé. Pasé un momento muy malo, fue que se había corrido hacia la pista pequeña. Comenzamos a bailar allí ella y yo solos, al rato ya había cuatro parejas más. Ella también les llamaba copiones. En la pista de abajo, también, bailando suelto, pero ya me supuse que se había escondido.
  Creo que el pensamiento de estar toda la tarde con una chica, toda la tarde bailando, se me había esfumado. Cuando paseábamos, yo le dije lo que me había dicho aquel señor y ella me decía que era verdad. Me gustaba meterme con ella diciéndole que ya lo sabía para cuando quisiera pedirle la mano. Pienso en Pily, la de Vigo, pero también en Begoña. Es un mano a mano entre las dos.

  Me gustó bailar con Loli, que me viesen, me sentía más suelto, más libre, bailaba suelto con los dos brazos estirados. No tengo miedo porque llueva mañana. Tendré que hacerle una visita a Lourdes, ¿no?, hace mucho tiempo. Bueno, ya salgo. Me dijo Loli que está perdiendo la memoria. Ya me gustaría a mí hablar. (Mariora va a comer una manzana). Ya está, al baño. Aunque, como yo supongo que me vio de reojo ella, mi madre, si sale, va a decir que estoy escribiendo. (Sigo)… como leí que dicen en la radio, un diálogo sincero, de todo, y no como yo, que todo esto más parece ser niño a cada paso. No, no quiero conocerme y que me conozcan todos tal y como soy. No sé, pero una vida de gloria, porque tengo muchas equivocaciones, pero si quiero llegar al final de un día y llegar satisfecho de mí mismo. Llegar diciendo que he sabido salir de estros errores. He tenido muchos menos, pero más o menos todos se han cumplido de una manera grata y estoy convencido de haberles dado un total aprovechamiento en la medida en que me era posible. Fui descubriendo cada vez más el secreto de mi libertad. A partir de haber oído hablar de ella. Fue algo que caló profundamente y me sostuvo en la lucha diaria. Me hacías falta. Ahora pienso que fue conmigo con quien hablaba cada día. Si al principio me dijera: Voy a tardar tres años en descubrir lo que es la libertad, ya no sería tanta lucha porque me quedaría esperando y te sentiría cada vez más lejos. Pero tú te fuiste deshojando lentamente delante mía, a mi presencia, para al final mostrarte tú en todas tu inmensidad. Sobraría entonces una palabra que me dijese: Yo soy tu búsqueda, habiendo ligado todos aquellos encuentros, el detalle habría crecido y se habría desarrollado en tu mirada. Dos ojos azules, como el mar. Es verdad que yo fui tanto tiempo errante, pero tú, sin darte cuenta, le ibas dando el sentido que sabías que ahora me gustaría encontrar. 


martes, 6 de agosto de 2013

A veces se detienen los caminos


 A veces se detienen los caminos          
en donde empieza la vida.
Y se ilumina la mañana
como un hilo en la esperanza.
                 A veces se detienen poco a poco
                 con gesto amargo en la mirada.

  A veces los caminos se prolongan
y su luz desviste la madrugada.
Hoy no quiero susurros que me aturdan,
sólo quiero versos… versos en mi alma.
                 A veces los caminos me detienen
                 y me hacen ser el viento y su morada.



    Cuántas veces miré yo esos paisajes
secos y a la vez floreados,
cuántas esas tierras labradías,
cuántas veces esos viejos tejados.

  Era un viaje de largo recorrido
desde Madrid hasta Santiago,
un tren que se me hacía confortable,
sólo el tiempo pasaba de largo.



Pero a veces y sin saber por qué
el tiempo nuestra vida señala
y debemos aceptar que es así
pero sólo aceptarlo… eso es lo que más nos daña.
                A veces se detienen los caminos
                como los ríos en la montaña.

No peleamos, nos duele asumir
los sueños que no se han cumplido.
Que han quedado escritos en el tiempo,
que nadie ya podrá transcribirlos.
                A veces es un sueño el que se aleja
                cuando se detienen las palabras.



  Ya cerca de Orense nuestra impaciencia por llegar
se hacía más visible en todos los pasajeros.
Cada persona tiene su destino:
a veces triste, a veces de mucho dolor.

  Nos asusta ver que de nada
somos dueños
y menos de nuestras vidas.
Nadie nos enseña para los tragos amargos…
es como si no existieran.



  A veces se detienen los caminos
como un hilo en la esperanza.
Y se ilumina la mañana.
Y se hacen versos en el alba.
                    Pero al ser humano le cuesta
                    comprender que él no es dueño de nada…

sólo de algo, si, de sus obras
y del amor que llene su alma.



Nos rebelamos ante lo que el destino nos depara
y el caminar por el que nos lleva ese destino.
Todos nos preguntamos: ¿por qué a mí?,
¿por qué a mí?.

Deben de ser seres muy fuertes,
quizás de una fuerza sobrenatural,
porque ellos fueron los elegidos
para dar un paso al que sólo los seres muy grandes
saben hacerle frente.

  Ellos, con su aceptación,
dentro de su dolor nos enseñan la mansedumbre
y la humildad.
Y nosotros debemos aprender de ellos.


Yo me inclino ante estos seres tan valiosos
y, si un día me viera yo en su situación,
ojalá responda como ellos.


                             -2013-

  Nuestra solidaridad con todas las víctimas de tan trágico accidente ferroviario y como un homenaje a ellas